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El día que se robaron a Ramón Hoyos

La historia de cómo fue la amistad entre Ramón Hoyos Vallejo y el maestro Fernando Botero.

  • El pedalista le pidió al maestro su obra para colgarla en un museo en su tierra natal. FOTOS ARCHIVO EL COLOMBIANO
    El pedalista le pidió al maestro su obra para colgarla en un museo en su tierra natal. FOTOS ARCHIVO EL COLOMBIANO
  • Ramón Hoyos. FOTO EL COLOMBIANO
    Ramón Hoyos. FOTO EL COLOMBIANO
19 de abril de 2022
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Nota de la Redacción: El maestro Fernando Botero también tuvo su aproximación al deporte y esta fue por medio del pentacampeón de la Vuelta a Colombia, Ramón Hoyos Vallejo, al que pintó en la cima de su carrera como ciclista, obra que llamó La Apoteosis de Ramón Hoyos. El Colombiano contó detalles sobre la pintura y de cómo se conocieron estos grandes personajes de la raza antioqueña, en una nota aparecida el 3 de marzo de 2002. El Marinillo le pidió de forma repetida al maestro que le donara el cuadro para exhibirlo en su tierra natal, donde en el mes de marzo se abrió el museo en honor al Escarabajo de la Montaña, quien murió en noviembre de 2014. Esta es la historia.

Sin proponérselo, el ciclista fallecido Ramón Hoyos Vallejo, le sigue dando vueltas al mundo.

No en carne y hueso, sino en una de las pinturas del maestro Fernando Botero que va de galería en galería, de museo en museo, para hablar y mostrar de la grandeza de unos de los héroes del ciclismo nacional.

La Apoteosis de Ramón Hoyos, así se llama la obra de 1.72 metros de alto por 3.14 de ancho que actualmente está colgada en Copenhague como parte de la retrospectiva del pintor, ya que marca los trazos expresionistas de la década de los cincuentas de esta galería itinerante.

“La Apoteosis de Ramón Hoyos era un tema revolucionario para la época, antes del arte pop. Era novedoso y fuera de lo común. También era grande la obra por su tamaño”, cuenta como reminiscencia el maestro, desde su estudio en Montecarlo.

“Este cuadro lo hice por el momento deportivo que vivía Ramón Hoyos. Un tema totalmente salido de lo común, ya que el arte se ocupaba de otras cosas. Es una obra que ha tenido su historia rara, porque estando exhibido en el Museo Nacional de Bogotá se lo robaron. Algún día una persona anónima me llamó y me dijo: ‘Maestro Botero, o me compra el cuadro o no lo vuelve a ver’. Le tuve que dar en ese tiempo como 2 o 3 mil dólares y después debí restaurarlo, porque estaba en mal estado”, recuerda Fernando Botero.

El cuadro monumental volvió a las manos que eran para dar testimonio en diversas partes del mundo de esos gorditos pintados, que quedaron grabados desde 1959, cuando el artista le rindió homenaje a las hazañas del cinco veces ganador de la Vuelta a Colombia.

Existencias paralelas, como todo en la vida, las cosas tienen su razón de ser. Nada es gratuito.

Ramón Hoyos Vallejo y Fernando Botero, fieles representantes del verdadero empuje paisa, que con su categoría fueron capaces de romper los linderos que imponen las montañas antioqueñas. El ciclista de múltiples conquistas deportivas y el artista que también embrujó al mundo con el poder de su plástica.

El cuento viene de antes, cuando los muchachos, nacidos en 1932, pero en distinto mes, supieron el uno del otro, pero sin saber qué sucedería después y mucho menos que se volverían a ver.

“Al maestro Fernando Botero lo conozco desde que estaba muchacho. Yo trabajaba como mensajero en la carnicería La Bandera Blanca, en Berrío entre Ayacucho y Colombia. De la casa del maestro pedían la carne todos los días y yo iba muy seguido en bicicleta. Me pagaban de contado. Él vivía en Bolivia con Mon y Velarde. Ahí lo conocí”, contaba Ramón Hoyos Vallejo, quien años después, en 1953, se convirtió en el primer antioqueño en ganar la Vuelta a Colombia en Bicicleta.

Hoyos fue el eje central de las figuras de Antioquia. En la bienvenida como campeón de su primera ronda, más de 200.000 personas se volcaron a las calles de Medellín para tributarle el homenaje de admiración.

En esas calendas, el maestro Botero ya era un pintor reconocido en el medio. Existencias exitosas, los logros de ambos en el campo nacional e internacional. Ramón como quíntuple campeón de la Vuelta, ese que despertaba toda clase de reacciones, ya que en la quinta competencia, en 1955, ganó 12 de las 18 etapas, seis de ellas consecutivas, una gesta incomparable.

“Yo quiero que el maestro Botero done la obra, para poder exhibirla al lado de mis trofeos en Marinilla; que se convierta en un lugar turístico. Nadie tiene lo que yo tengo”, pedía Hoyos, quien murió y se conformó con ver el cuadro, por única vez, cuando estuvo colgado en el Museo Nacional de Bogotá.

Botero opina que ya hizo una donación importante de su obra para Medellín, que su afán no es el de monopolizar y que lo mejor es que el cuadro pueda ser apreciado en el mundo entero para orgullo de Colombia como parte de esa retrospectiva que hoy está en Dinamarca y que mañana puede ser mostrado en cualquier lugar del mundo, el Ramón Hoyos de Botero.

El Marinillo ya tiene museo

Ramón Hoyos. FOTO EL COLOMBIANO
Ramón Hoyos. FOTO EL COLOMBIANO

El 25 de marzo de este año, fue inaugurado el museo de Ramón Hoyos Vallejo, situado en el municipio de Marinilla, tierra natal de quien fuera la cabeza de la gesta inolvidable de los Paisas en Caravana y dominador del ciclismo nacional en buena parte de los años 50.

Los trofeos, medallas, camisetas, cascos de tiras, zapatillas, bicicletas, premios, recuerdos, condecoraciones, recortes de prensa de la época y álbumes de fotos están exhibidos en la Casa de los Museos de Marinilla, la que hace parte de la Casa de la Cultura de este municipio del oriente antioqueño. La entrada al museo es gratuita.

Ramón Hoyos Vallejo nació el 26 de mayo de 1932, en Marinilla y murió el 19 de noviembre de 2014, en Medellín.

Fue el ganador de cinco Vueltas a Colombia, 1953, 54, 55, 56 y 58.

En la quinta edición de la ronda nacional triunfó en 12 de las 18 etapas de la competencia, seis de ellas consecutivas. Fue campeón de la Vuelta por primera vez en 1953, la III, con 8 victorias en fracciones parciales.

Se convirtió en el líder del equipo Coltejer-Sedeco y tuvo como coequiperos a Honorio Rúa, Norberto Tamayo y Ernesto Luján Zapata.

Ganó 38 etapas en la Vuelta a Colombia, colosal cifra sólo superada por Martín Cochise Rodríguez con 39 triunfos.

Esta fue la Apoteosis de Ramón Hoyos que plasmó en su obra el maestro Fernando Botero, y que tuvo expresiones populares pintadas en letreros, como ésta del recordado recibimiento tributado en Medellín, en junio de 1955, que se hizo como parodia a las postreras palabras del Libertador Simón Bolívar antes de morir en San Pedro Alejandrino.

“Si mi retiro del ciclismo contribuye para que Forero gane una etapa, yo me bajaré tranquilo de la cicla”, rezaba una pancarta exhibida por los aficionados de aquella época.

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