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Ser una mujer ciclista en Colombia no es fácil: así es la dura realidad del ciclismo femenino en el país

Ellas no tienen tanto apoyo como los hombres. Les falta visibilidad y hay un abismo entre los premios.

  • El Orgullo Paisa es uno de los equipos que más le ha apostado el ciclismo femenino en los últimos años. FOTO: Sneyder Gutiérrez
    El Orgullo Paisa es uno de los equipos que más le ha apostado el ciclismo femenino en los últimos años. FOTO: Sneyder Gutiérrez
23 de septiembre de 2024
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Ser una mujer que se dedica al ciclismo de ruta profesional en Colombia es difícil. No solo por la exigencia física a la que ellas, en medio de etapas montañosas, planas y llenas de velocidad, se someten y logran superar con la holgura.

No. Hay cosas externas, ajenas al esfuerzo que hacen todos los días las corredoras del lote nacional en sus entrenamientos, que dificultan su tarea. En el mundo del pedalismo aún hay una marcada brecha de desigualdad entre las garantías que tienen los hombres y las mujeres.

Por un lado, sin importar lo buenas que sean, el grueso de las ciclistas mujeres que corren en el lote nacional no logran subsistir económicamente solo de la práctica del deporte. De acuerdo con la información que se tiene, menos del 50% de las corredoras reciben un salario.

Incluso, hay algunas que sí tienen una remuneración económica por su trabajo, pero que reciben menos del mínimo: les dan un auxilio. Es por eso que deportistas como la experimentada Natalia Franco, que ahora corre con el equipo Mujeres Antioquia- Orgullo Paisa, una de las escuadras que más le ha apostado en los últimos años al crecimiento del ciclismo femenino en el país, termina de entrenar y luego empieza su jornada laboral en otro trabajo.

Nati, como es conocida en el lote criollo, tiene 29 años y es psicóloga deportiva. Ya pasó la etapa desgastante de entrenar, estudiar y luego trabajar. Ahora se enfoca durante las mañanas en preparar las carreras, para posteriormente atender, de manera virtual, personas en sesiones psicológicas virtuales. Así, sus jornadas son extenuantes.

“Por lo general no ves en los hombres que haya una doble profesión, o que trabajen más allá del ciclismo porque los salarios que tienen son suficientes para vivir. A las mujeres nos toca ser más polifacéticas”, aseguró Franco, mujer delgada, de piernas fuertes y líder de su equipo, mientras estaba rodeada de sus compañeras en un sitio cualquiera del occidente de Medellín.

Su colega Angelina Roa, una joven de 18 años que ha sido campeona panamericana en pista en la prueba por puntos y persecución por equipos, también corre para el Orgullo Paisa y, aunque aún es juvenil ha sentido el rigor y la dificultad, de ser ciclista de élite en nuestro país.

Roa, de cabello rubio, ojos claros y una buena estatura, que hace que las personas cercanas la comparen con una europea, se graduó en 2023 del colegio. Fue campeona nacional de los intercolegiados durante varios años. Puso el nombre de la institución educativa en la que estudió en el Oriente antioqueño en alto.

Sin embargo, tuvo que afrontar dificultades. Por un lado, como en su colegio tenían la obligación de la “media técnica”, una suerte de inicio en la formación educativa superior, tenía que estudiar tres días a la semana en las tardes. Eso le dificultaba salir a entrenar.

Además, en 2023 hubo una situación familiar que hizo que la vida se pusiera un poco más complicada: su madre fue diagnosticad con cáncer y su hermana mayor quedó embarazada. Ambas eran quienes aportaban las fuentes de ingreso en su casa. En ese momento Angelina empezó a recibir un pago en el Orgullo Paisa que les ayudó a solventar la situación.

“La situación ahora no es ideal, pero es mucho mejor que antes para las mujeres que practicamos ciclismo. Nosotras seguimos aquí y hacemos esto con amor, nos esforzamos, para que en un futuro las mujeres tengan mejores condiciones en el pedalismo”, dijo Tatiana Orjuela, ciclista que en 2023 corrió en el equipo Juquilita de México y ahora, además de correr, estudia finanzas de manera virtual.

Hay otros asuntos que tienen que enfrentar las mujeres en las vías como la inseguridad. Muchas de ellas denuncian que cuando están entrenando han sido víctimas de acoso, no solo verbal, sino físico. Algunas incluso aseguran que han recibido palmadas en las nalgas por parte de hombres mientras están en las carreteras.

Además, manifiestan que tienen menos carreras que los hombres en su calendario, por lo que son menos “vistas” y por lo tanto no hay tantos patrocinios como para ellos. “Eso tiene que ver con un tema cultural. Esperamos que cambie y lleguen más patrocinadores en los próximos años”, concluyó Gabriela López. El apoyo que han dado equipos como el Avinal, Orgullo Paisa y Sistecrédito a las mujeres, ha mejorado las condiciones. Sin embargo, ser ciclista femenina en Colombia es muy difícil.

Gran diferencia en premios

La diferencia entre el premio económico que recibió la ciclista Lilibeth Chacón por ganar la Vuelta a Colombia Femenina, y el pedalista Rodrigo Contreras, por quedar campeón de la ronda nacional de varones este 2024 es abismal.

Por quedar líder de la general de las mujeres, la pedalista obtuvo un pago de 4 millones de pesos. En cambio, el corredor del equipo Nu Colombia, tuvo una remuneración de 30 millones. Esa situación se “agrava” si se tiene en cuenta que, por “norma interna” del ciclismo, los corredores que se quedan con una competencia suelen repartir el premio económico con sus compañeros de escuadra en la carrera. Por lo general oscilan entre 8 y 10 ciclistas.

No hubo transmisión por tv

La Vuelta a Colombia femenina 2024 no se transmitió por televisión, sino por YouTube. De hecho, las ciclistas manifestaron que, en algún momento, les dijeron que no la iban a transmitir por ningún lado. Hasta antes de la pandemia sí tenían espacio.

Luego de ella, ha sido complicado. Por eso ellas creen que el apoyo que tienen en la meta por parte del público es menor que la fiesta que se arma cuando compiten los hombres. Dicen que eso le resta visibilidad al pedalismo femenino, en el que hay mucha competitividad durante las carreras, y creen que hace que la brecha con los hombres crezca. Además, manifiestan que siempre las ponen a correr en ciudades secundarias.

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