Así es esto, en el juego más atractivo en mucho tiempo de Nacional en términos de vocación ofensiva, dinámica y carácter colectivo, al cuadro verde se le fueron los tres puntos ante un Tolima calculador que supo esperar los momentos indicados para herir al cuadro paisa.
Al margen del arbitraje colombiano que pasa por su peor momento en mucho tiempo, y ha incidido en varios resultados, en contra de diferentes equipos, a Nacional le faltó nuevamente ese toque adicional para superar rivales de exigencia mayor.
El resultado fue la confirmación de las dudas que tenía un sector de la afición verde previo al partido que manifestaban incredulidad de que el equipo de Paulo Autuori lograra esa chispa necesaria para sobreponerse a escenarios complejos y completar el “centavo pa´l peso” que le ha faltado en compromisos similares últimamente.
El segundo gol del Tolima fue concluyente, no solo porque el visitante se acentó en con una defensa férrea para mantener la ventaja, sino porque el banquillo verde, como todo el semestre, no ofreció solución ni variante alguna.
En Liga el panorama se pone bastante complejo. Pero el domingo vuelve a salir al ruedo en el Atanasio, ante Cali, un equipo que juega con muy buen ritmo y ante el cual el verde paisa debe afrontar con la misma disposición de ayer pero con mejor capacidad resolutiva.
Las luces, que fallaron ayer en el Atanasio Girardot, no pueden faltarle al plantel y al estratega brasileño en este tramo. Nacional visitará el próximo jueves al Fluminense en Río de Janeiro y esa ilusión internacional que tiene el cuadro antioqueño, tan importante para este proyecto deportivo y para la institución en general, tiene que lucharse con total empeño.
Nacional tiene que construir sobre lo poco que ha podido edificar. Los pocos conceptos, las pequeñas certezas. Nada salvo la persistencia va a ubicar en un futuro al club donde acostumbró a estar, disputando títulos, haciendo posible cualquier objetivo.
