Antes del clásico 300 entre Nacional y Medellín el pesimismo estaba del lado de los hinchas verdes por la actitud mostrada frente a Rionegro y las ausencias de Daniel Bocanegra, Brayan Rovira, y Hernán Barcos.
Medellín, en cambio, llegaba en ascenso tras dos triunfos consecutivos, ante Bucaramanga y Jaguares, con toda su nómina a disposición, y con el goleador del torneo de su lado, el argentino Germán Cano. El hincha rojo pensaba que esta era la oportunidad para vencer al rival de patio, y acercarse a los ocho.
Sin embargo, la adversidad fortaleció al club verde que, de entrada, sorprendió al no alinear a un número 9 y jugársela por volantes como Vladimir Hernández y Pablo Ceppelini. También se pensaba que Aldo Leao Ramírez sería titular, pero el técnico Paulo Autuori se decidió por el juvenil Andres Perea, quien respondió.
Después, el cambio de actitud fue notorio, y la estrategia de marcar la salida del Medellín funcionó. En el encuentro se notaba que los dos equipos jugaban con velocidades distintas, Nacional fue punzante y frontal, mientras que el DIM era paciente, pero esa paciencia se transformó en lentitud.
A los 19 minutos, Pablo Ceppelini abrió el marcador después de un gran desborde de Helibelton Palacios que encontró al uruguayo muy bien ubicado en el área para vencer al portero David González. Este fue el quinto gol del foráneo con el verde, convirtiéndolo en el goleador actual del elenco verdolaga.
Pero esa anotación sólo fue el principio de los problemas para el Poderoso, porque si Nacional se preocupó por las ausencias antes del partido, Medellín se vió afectado por este tema durante los 90 minutos. Primero salió lesionado Elvis Perlaza y al técnico Ricardo Calle le tocó enviar al juvenil Guillermo Tegue al campo e improvisar con Jesús Murillo como lateral derecho. Y más adelante, Héctor Urrego tendría también que abandonar la cancha para darle paso a Diego Arias.
En el primer tiempo Nacional fue dominador, pese a que Medellín tuvo un postazo de Germán Cano antes de que el verde abriera el marcador.
En el segundo tiempo, medellín tenía la obligación de buscar el empate y a Nacional le pasó factura el gasto que hizo por la presión en los 45 iniciales, por eso eligió agazaparse y contragolpear.
El rojo intentó buscar los caminos, pero la defensa del local estuvo bien parada y tenía en Sebastián Gómez a un bastión que se potenció con la cintilla de capitán, la que portó por primera vez.
Al final, DIM encerró a Nacional, más por ganas que fútbol, pero hay que resaltar también el trabajo de Cristian Moya, el juvenil que venía de pobres presentaciones cuando le dieron la oportunidad, esta vez estuvo sobrio y cumplió. Al igual que el portero José Cuadrado que se reivindicó con un trabajo muy serio.
Así, Nacional ganó el clásico 300 y se metió en los ocho. El desafío será sostenerse en las últimas 3 fechas de esta fase, mientras que Medellín quedó en estado agonizante
