¿Por qué terminó de lateral si era goleador?
“Cuando fui a presentarme al Deportivo Pasto, a la categoría sub-17, estaban buscando un lateral izquierdo y yo le dije a mi representante en ese momento que podía jugar en cualquier posición. Era el anhelo que tenía. Después ahí me fue bien, subí a la sub-20 y jugué de carrilero y delantero, hasta que llegó al equipo profesional el profe José Fernando Santa y él, que fue lateral izquierdo, me dijo que tenía muchas cosas positivas para explotar en esa posición y ahí me quedé”.
¿Qué fue lo más difícil de su llegada al fútbol?
“Como niño no lograba entender ni asimilar la situación, recuerdo que me presenté a la escuela Sarmiento Lora y no quedé, y después fui a la escuela de Harlen Castillo y ahí fui goleador de un torneo en Pasto. Después logré ir a hacer pruebas a Bogotá, primero a Millonarios y no quedé, luego a Equidad y tampoco. Regresé a mi casa muy triste, dudando de mis condiciones y en ese momento no quería saber nada del fútbol”.
¿Cómo lidió con la presión de su familia, que me imagino vio en el fútbol una solución económica?
“Sí, porque todos los ojos estaban puestos en mí. Mis hermanos mayores no habían podido llegar y estoy seguro que no contaron con suerte, porque eran mejores que yo”.
¿Cuándo volvió a creer en sí mismo y retomó el fútbol?
“En el 2013 estaba trabajando con mi papá reparando un techo y llegó una persona de Tumaco, que hoy es mi representante, a decirme que había otra oportunidad de ir al Pasto. En ese momento yo andaba pa arriba y pa bajo con mi papá, haciendo oficios varios. Lo que hubiera que hacer para llevar la comida a la casa. Le dije a mi papá que me dejara ir, que era la última oportunidad que me iba a dar y, si no, ya me dedicaría a otros planes. Incluso sentí que podría terminar en el Ejército”.
¿Cómo terminó en Antioquia?
“Fui la revelación jugando con Pasto como lateral izquierdo y fue cuando el dueño de Águilas, Fernando Salazar se interesó en mí y me trajo”.
¿Y dónde se estableció?
“En Águilas tenía un mejor sueldo y me fui a vivir en un apartamento. En ese tiempo estaba el técnico Néstor Otero y Choronta Restrepo también. Todos me recibieron muy bien y todas esas condiciones me permitieron seguir creciendo como jugador”.
¿Cuándo empezó a sonar para Nacional qué sentimiento tenía?
“Estaba lleno de felicidad. Antes de que yo llegara, hace dos años, ya había un interés, pero no se habían podido concretar las cosas. En ese momento sentí frustración, porque era el equipo en el que yo siempre quise jugar. Entonces hablé y manifesté esa intención para que se acercaran las partes. Cuando se dio estuve muy feliz de representar esos colores”.
¿Nacional es tal cómo lo imaginó?
“Sí, sabía que era el mejor equipo del país, el más reconocido a nivel internacional y viendo la infraestructura y las personas que hay en el club, me convencí aún más de eso”.
¿La lesión fue un momento muy difícil para usted?
“Me sentí muy triste y frustrado, estaba en mi mejor momento y además jugábamos la Libertadores, que era una gran ilusión y eso me llenó nuevamente de dudas y preguntas, no sabía cómo aceptarlo. En las piernas nunca había tenido una lesión grave. En Águilas sufrí un golpe muy fuerte en la cara, me fracturé la órbita y me tuvieron que llevar al hospital, pero de resto nada grave”.
Pero ya está de regreso y eso es lo importante...
“Sí, estoy jugando y reencontrándome con mi mejor nivel, porque puedo dar mucho más y estoy seguro que para cuando llegue la Copa Libertadores de 2023 estaré mucho mejor que la que pasó”.
¿Quién le puso el apodo de La Pantera?
“Lo decidimos con mi representante, buscamos un felino que se pudiera parecer a mí y salió ‘La Pantera’. Incluso me gusta que me digan ‘La Pantera negra’”.
¿Qué hace en su tiempo libre?
“Estoy siempre muy ocupado, tengo esposa y dos hijos, niña y niño. Adicional a eso tengo coaching y clases de inglés”.
¿Qué disfruta con ellos?
“Pasear en familia y llevar a los niños al parque”.
Usted también ayuda a la gente necesitada de Tumaco, pero lo hace callado...
“Sí, me gusta ayudar a quienes pasan necesidades y eso me llena el corazón. En lo personal no me gusta mostrar lo que hago, porque cuando uno hace algo de corazón no debe hacer alarde. Lo hablo porque usted lo menciona. Hice una campaña en diciembre para llevarles 350 regalos a niños de escasos recursos en Tumaco y quiero crear una fundación” .