Todos esperaban a una mujer. No conocían su rostro, no sabían de qué color eran sus ojos o si tendría cabello liso o crespos pronunciados. Solo conocían su voz escrita, a través de las palabras, de sus varias y populares novelas. Solo sabían su nombre, Carmen Mola, su profesión, profesora y su nacimiento, 1973 en Madrid.
La creían una mujer organizada y con mucha experiencia que escribía cada año un libro, a gran ritmo. Muy reconocida por su trilogía La novia gitana, que hasta ahora ha vendido más de 400.000 ejemplares y ha sido traducida a ocho idiomas, y por su reciente thriller La bestia. Eso era todo. Nadie sabía nada más y no había esperanza de descubrirla, pues la misma Mola había dicho hace menos de un año que “de buena gana” no tenía motivo para desvelar su identidad.
Todo cambió esta semana en la 70ª edición del Premio Planeta, evento que se celebró en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Montjuïc, donde la novela La bestia fue la ganadora de un millón de euros, más de 4.000 millones de pesos colombianos, y Mola tuvo que salir a recibirlo.
Para la sorpresa de todos, no salió ninguna mujer: aparecieron tres hombres.
Carmen no existe
Carmen Mola fue el seudónimo detrás del cual se ocultaron por muchos años, desde 2018, tres escritores y guionistas: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero quienes, en entrevista con EFE, dijeron que esperan que “haber salido del armario del anonimato” no signifique el final de Mola, pues seguirán compaginando “los libros de Carmen con nuestros proyectos personales como escritores. La única diferencia es que ahora podemos dejar de mentir a nuestros amigos”, dijo Díaz.
Carmen, entonces, en lugar de dos manos tuvo seis y esto, más que una dificultad, “fue un aliciente”, dicen los tres, porque “siempre aprendes de tus compañeros y el talento se multiplica”. Y no fueron seis manos femeninas, aunque nadie lo sospechó.
¿Querían enviar un mensaje? ¿Hay detrás machismo o feminismo?
En entrevista con El Mundo dijeron que no pensaron sino en un nombre sencillo y fácil de pronunciar, como Carmen, que cuando lo pronunciaron dijeron casi que en chiste que “Carmen ¡mola!”, (molar se usa en España para decir algo que gusta o es agradable). Explicaron que no quisieron mandar un mensaje y que elegir nombre de mujer fue casi que arbitrario, “bien podríamos habernos puesto R2-D2”, añadieron.
Todo fue causalidad. Fueron creando el personaje a medida en que este casi que se creaba solo. Le añadieron detalles, una personalidad, una profesión y un estilo, y lo hacían día a día, siempre más como una diversión que como una estrategia.
La cara de la bestia
La novela ganadora, La bestia, está protagonizada por la inspectora Elena Blanco en un híbrido entre el género negro y la novela histórica, y conserva elementos de trabajos anteriores, ambiente negro, thriller...
“Habíamos hecho novelas policíacas, pero nos apetecía probar con el género histórico y un tipo de novela distinta, en el que se reflejaran los tiempos que nos han tocado vivir recientemente con la pandemia, pero, como no estábamos seguros de cómo sería el futuro, pero sí del pasado, volvimos los ojos al siglo XIX”.
Los premios literarios
Lo ocurrido en esta edición de Premios Planeta volvió a revivir una discusión ya antigua sobre los premios de literatura. No solo la sorpresa detrás de Mola, sino que también la cantidad monetaria y la pelea entre editoriales vuelven al debate.
La escritora María Cristina Restrepo considera que precisamente se debe recordar que estos premios son elegidos entre un grupo limitado de personas, un jurado que con suerte consta de 10 personas, y que, por lo tanto, no garantiza al 100 % la calidad de una obra.
Y menos cuando las editoriales premian a sus propios autores, “porque eso implicaría una estrategia comercial. Ellos saben que hay libros que no solo por calidad sino también por el tema, el manejo, si son thriller y demás características tienen más posibilidades de venderse mejor que una obra clásica, más seria”.
El crítico literario y escritor Darío Ruiz Gómez concuerda. Dice que el Premio Planeta es uno comercial. “Siempre se ha criticado el hecho de que inviten a los Reyes de España, a las autoridades y hagan todo el espectáculo cuando ya saben desde antes quiénes son los ganadores porque inmediatamente sale la edición de los libros”.
Añade que en estos premios y demás literarios las novelas ganadoras no suelen tener calidad, sino que suelen obedecer a una necesidad de marketing, “lo que se acaba de comprobar, porque si uno piensa en que se presentaron más de 650 novelas y de esas pudo haber 20 muy buenas, pero no fueron siquiera consideradas”. Lo que ellos buscan, dice, es un éxito de ventas, un negocio.
Esta edición de los premios estuvo llena de sorpresas. Aquí un repaso por cuatro de ellas.