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Medellín se prepara para el estreno de la ópera Las bodas de Fígaro

Serán dos funciones, el 21 y 23 de julio, a las 8:00 p.m. el viernes y a las 4:00 p.m el domingo, en el Teatro Metropolitano.

  • Imagen del ensayo de la ópera Las bodas de Fígaro, el pasado viernes 14 de julio en el Teatro Metropolitano. Las funciones son la otra semana. Foto: Esneyder Gutiérrez
    Imagen del ensayo de la ópera Las bodas de Fígaro, el pasado viernes 14 de julio en el Teatro Metropolitano. Las funciones son la otra semana. Foto: Esneyder Gutiérrez
  • Imagend el ensayo de Las Bodas de Fígaro. Las funciones son el 21 y 23 de julio en el Teatro Metropolitano. Foto: Esneyder Gutiérrez
    Imagend el ensayo de Las Bodas de Fígaro. Las funciones son el 21 y 23 de julio en el Teatro Metropolitano. Foto: Esneyder Gutiérrez
15 de julio de 2023
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Casi ninguna obra de arte sobrevive al paso del tiempo. Piense en esto: ¿cuántas de las películas que vio en su infancia podrían gustarle hoy? ¿Cuántas de las canciones que le hicieron amar o bailar conservan en usted ese impacto? Pocas, la verdad sea dicha. Y si eso ocurre en el suspiro que es la vida de una persona, ¿qué no pasara en el tiempo de la especie, que se mide por siglos? Sin embargo, por la extraña mezcla del talento y el azar, algunas obras sí superan la prueba de fuego de los almanaques.

Se trata de obras en las que cada generación encuentra vértigo, belleza, luz y tiniebla. Y una de ellas es Las bodas de Figaro, una historia que los medellinenses podrán ver este 21 y 23 de julio, a las 8 p.m. y 4 p.m., respectivamente, en el Teatro Metropolitano.

En el montaje de esta pieza de Mozart interviene lo más selecto del talento clásico del país. Músicos y cantantes serán dirigidos por la batuta de Andrés Orozco-Estrada y las instrucciones escénicas de Pedro Salazar. EL COLOMBIANO habló con el segundo sobre la apuesta que significa montar en Colombia un espectáculo de estas dimensiones.

¿Cómo se vence la prevención general que hace ver a la opera como algo aburrido?

La ópera para muchos es aburrida y para otros tiene que ser súper tradicional. Creo que uno va al teatro a sorprenderse. Esa es la razón para ir al teatro, para sentir algo que uno no siente en la cotidianidad. Y esa sorpresa es algo que ofrece la ópera. Por ejemplo, Las bodas de Fígaro fue la primera ópera bufa, eso quiere decir la primera ópera cómica. Hasta el momento de su estreno el mundo hacía óperas que hablaban de los reyes, de antaño, incluso lo que se llamaban las óperas serias. Luego aparece este género, que es una ópera popular que va a hablar de la gente del común.

En este montaje revisitamos la obra, la redescubrimos desde una fresca mirada colombiana, pero muy respetuosa de Mozart. En Bogotá, cuando presentamos el año pasado esta producción, tuvimos cuatro fechas completamente llenas, con mucho público joven que iba a la ópera por primera vez. Y cuando la ópera te llega al corazón, cuando la podemos despertar de esa tradición que a veces la hace sentirse pesada, anticuada, poco asequible al público de hoy en día, descubrimos algo maravilloso, porque la ópera es el gran sueño de la humanidad. Es el arte interdisciplinar por naturaleza, en el que conviven la palabra, la música, el teatro, la parte visual.

Acá vamos a tener el deleite de una escenografía hermosa de Julián Hoyos, muy contemporánea, pero también respetuosa del género barroco. La obra cuenta con un vestuario colorido de una diseñadora ucraniana-americana, que se llama Olga Maslova, y con el mejor elenco nacional. Y, más importante que todo, tenemos la dirección musical del maestro Andrés Orozco, un artista que hace despertar esta música de una manera especial.

Yo invito a los tradicionalistas a que vengan a sorprenderse, a descubrir Mozart desde la frescura de hoy en día, desde el respeto profundo por el compositor. Y también a quienes les parece que la ópera puede ser pesada, precisamente por lo tradicional y lo anquilosada, los invito a descubrir la ópera desde una nueva óptica, desde una óptica más ligera y más amena”.

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Usted ahora empleaba dos palabras para hablar del montaje: respeto e innovación. ¿Cómo se revisita un clásico? ¿Cómo se reconstruye?

“Yo creo que uno tiene que escuchar cuál fue la necesidad del autor al producir esa obra. ¿Por qué Shakespeare escribió Macbeth? ¿Cuál fue la respuesta de Shakespeare al momento político de su momento? En el caso de Las bodas de Fígaro ocurre algo muy interesante. La ópera se inspira en la obra de teatro Las bodas de Fígaro, de Pierre-Augustin de Beaumarchais, un escritor francés que hace una trilogía de esta familia de Fígaro antes de la Revolución Francesa.

Para muchos, esta obra de teatro antecede a la Revolución Francesa. En ella se habla de la necesidad de una transformación social, de la transformación del modelo feudal, para que pueda surgir una nueva clase, un mundo nuevo en el que va a haber más igualdad y más derechos para todos. Para Napoleón la obra de Beaumarchais es la revolución antes de la Revolución Francesa. La necesidad de escribir esta obra es un acto de irreverencia en ese momento, por eso fue censurada por la monarquía austriaca. La ópera se estrenó en Viena e inmediatamente fue censurada, luego se presentó en Praga y allá fue un éxito.

Después de muchos años, Mozart y Da Ponte lograron levantar la censura, y ¿cómo lograron levantarla? Precisamente quitando el monólogo de Fígaro en el que se revela ante su patrón, eso no existe en esta ópera. En la Colombia actual estamos hablando de transformación social, de la necesidad de un cambio, de la necesidad de un nuevo modelo social en el que todos seamos más incluyentes. Esta jerarquía social que aparece en Bodas de Fígaro todavía existe en nuestro país. Entonces a mí me parece interesante ver cómo la necesidad de Mozart y Da Ponte en ese momento de representar esta ópera puede todavía ser una necesidad nuestra, y cómo esta ópera puede hablarnos a través de la comedia y la diversión.

Esta ópera nace de un impulso irreverente, de un impulso de diversión, de un impulso de popularizar este género y llevarlo a un gran público. Fíjate en algo: hay países europeos donde estas jerarquías sociales son más difíciles de discernir. En Colombia las divisiones de clase se sienten. Lo importante no es destruir las jerarquías o las estructuras sociales, sino pensar en ellas y en cómo operan”.

Imagend el ensayo de Las Bodas de Fígaro. Las funciones son el 21 y 23 de julio en el Teatro Metropolitano. Foto: Esneyder Gutiérrez
Imagend el ensayo de Las Bodas de Fígaro. Las funciones son el 21 y 23 de julio en el Teatro Metropolitano. Foto: Esneyder Gutiérrez

La mayor parte del elenco, tanto los músicos como los cantantes, como la gente que está atrás, es colombiana, ¿Qué revela esto del circuito de la ópera en el país?

“Estamos en un muy buen momento en Colombia para hacer ópera. Hay un talento increíble de cantantes nacionales que están triunfando en el exterior. Y eso se demuestra en el elenco de esta obra. Tenemos, por ejemplo, a Juliet Lozano en el papel de Susana. Juliet es una cantante bogotana que hace muchos años vive en Londres, y acaba de ganarse el concurso de Cardiff en el Reino Unido, es uno de los concursos de canto más importantes del mundo. Tenemos solo un cantante extranjero, Marcelo Guzzo, que viene a hacer el papel del conde, pero además tenemos unos 4 o 5 cantantes de acá de Medellín, que tienen voces increíbles, como Eliana Piedrahíta, que ya la vimos en Traviata en marzo, en otra colaboración que hicimos con el maestro Andrés Orozco. Tenemos a Jacobo Ochoa, que está en el papel de Fígaro, a Hans Mogollón, que en realidad es caleño, pero también es de Medellín, de alguna manera, y está Nelson Sierra, en el papel de Antonio, también otro gran cantante de aquí.

Entonces ahí tenemos un ejemplo de lo que está pasando en la lírica colombiana y el impacto que está teniendo en el exterior. Además El maestro Andrés Orozco es un guía, es alguien que nos sube el nivel como artistas colombianos.

Estamos uniendo fuerzas entre Bogotá, Medellín, haciendo que las producciones que se hagan en Bogotá también circulen, estamos buscando formas de colaborar también entre las regiones, y yo creo que es interesante sacar la ópera de Bogotá, hacerla cercana a todo el mundo, que también escribamos nuevas óperas. La ópera es un género de teatro musical, hay gente que no le gusta la ópera, pero sí le gusta el teatro musical. Yo creo que Las Bodas de Fígaro es una gran obra de teatro musical, quizás la mejor. Las bodas de Fígaro es de esas maravillas, que usted oye esa música y dice “¿Quién escribió esto? ¿Cómo es posible que un ser humano haya creado esta música?” Eso nos hace pensar en por qué estamos acá, por qué estamos vivos, y para eso sirve el teatro”.

¿Cómo dialoga esta ópera con el resto de la trayectoria de Mozart?

“Mozart hizo tres óperas. Trabajó en ellas con Lorenzo da Ponte, que también era un personaje muy interesante, un italiano judío que después se convirtió al catolicismo.

Ahora pensamos en Mozart como un grande, pero en su vida también le tocó guerreársela. Fue a Viena buscando un poco de fortuna, y lo que hizo fue componer Las bodas de Fígaro. Allá entró en contacto con da Ponte. No tuvo gran éxito en Viena. Esta gran obra maestra fue censurada, precisamente porque la temática les pareció a las autoridades demasiado transgresora.

Después Mozart se fue por otros rumbos e hizo La flauta mágica, más involucrado en todo el pensamiento masónico. Pero yo creo que el momento de Las bodas de Figaro es un momento de experimentación, de hacer algo increíble, algo que sale del corazón”.

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¿Cuáles son los elementos políticos de la obra?

Lo que está en juego en ella es lo que se llamó el derecho de pernada, que es un derecho feudal en el que el patrón podía acostarse con todas las mujeres del feudo, porque eran casi que propiedad suya. Y es muy interesante la historia porque hay una amistad entre el conde y Fígaro. Fígaro está viviendo en el castillo del conde y son amigos, a pesar de que entre ellos hay una relación de sirviente y patrón. Tan amigos son que el conde le dio a Figaro el mejor cuarto del palacio. Y empieza la acción de la ópera, Fígaro se va a casar ese día con Susana, está muy contento, es un día de felicidad, pero luego va a descubrir que el mejor cuarto del palacio le fue asignado para que el patrón quede cerca de Susana para poder acostarse con ella.

Hay un tema de lo que se llamaría hoy el patriarcado, que intenta imponer su poder de acción. Y toda la rebelión que va a verse en escena es contra eso. Son las rebeliones del sirviente contra el patrón, pero también de las mujeres contra ese patriarcado. Son Susana y la condesa, la sirvienta y la patrona, las que van a hacer el plan final para poner en evidencia al conde. Y luego de eso viene el perdón. Me parece que es algo muy lindo de esta ópera”.

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