Las cifras de la industria musical son impresionantes. La música, a veces, no tanto.
Cada día se lanzan 120.000 canciones aproximadamente, pero el 90% de los ingresos generados por el streaming se concentra en el 1% de los artistas. Es decir, la industria de la música parece cada vez más democrática y accesible, –cualquiera puede hacer música y subirla a plataformas–, pero el negocio se reduce a muy pocos.
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Por eso, cuando se mira el presente de la industria musical local pensando en el futuro, hay que dejar de lado el entusiasmo y poner las cifras en contexto para entender como se traducen a la realidad. De eso se trata el reporte Medellín Musical: Industria y Ecosistema de la Música, una iniciativa de Comfama y Proantioquia, que tuvo por objetivo hacer una radiografía del estado actual de la industria musical local para entender cómo funciona, hacia dónde va, cómo se relaciona con otras industrias, qué hace bien y qué tiene por mejorar.
El reporte, de más de 80 páginas, incluye entrevistas con actores relevantes de la industria local, con organismos públicos y privados, datos de diversas fuentes como Spotify, DANE, IFPI, YouTube, Chatmetric, Sayco, y una encuesta titulada Así escuchamos música en Medellín, que buscó identificar hábitos de consumo musical entre la población de la ciudad. Y aunque repasa varios géneros, como el vallenato y la música popular, el reporte hace énfasis sobre todo en el reguetón, pues su auge y el reconocimiento internacional de los artistas locales, es lo que ha hecho a la música un negocio cada vez más atractivo, no sólo para los que quieren ser artistas, sino para la ciudad.
Pero más allá de los géneros musicales y sus desarrollos, el reporte indaga en diferentes temas que incluyen: el consumo de música en la ciudad en relación con el mundo –qué se escucha, cómo se escucha y qué tanto se paga por hacerlo–, cómo impacta la música a la economía local, cómo es el asunto de los derechos de autor, cómo se monetiza la música, cómo es el proceso de hacerla, cómo ha cambiado la industria después de la pandemia, los eventos, su relación con el turismo, el recaudo, la promoción de la marca ciudad a través de la música, la educación, las empresas más destacadas del ecosistema, los artistas, los asuntos de género, la tecnología, la salud, las tendencias, el futuro. Todo.
El reporte intenta abarcarlo todo. Hacer una imagen fija de una industria que cambia todo el tiempo, porque los desarrollos tecnológicos plantean desafíos e interrogantes que no se alcanzan a responder antes de que aparezcan nuevas transformaciones. Aún así, el reporte logra fijar una imagen de la industria musical local.
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Un punto clave, por ejemplo, son los cambios en las formas de consumo.
“El modelo basado en las plataformas de streaming ha generado un cambio en los patrones de escucha: menor atención y paciencia, ante una oferta desmesurada y mayor interés en la actualización constante y las tendencias para estar dentro de la conversación pública”, dice el reporte.
Es decir, hay un afán enorme a la hora de producir. Se necesita que haya mucha música nueva todo el tiempo.
“Pero las propias dinámicas de las plataformas y la forma en que los algoritmos orientan el consumo a partir del comportamiento de las audiencias han establecido otras exigencias: capacidad para sostener ciclos de producción y lanzamiento acelerados, comunicación muy activa en redes sociales, colaboraciones continuas entre artistas bajo criterios estratégicos...”.
Y esto nos lleva de nuevo a la cifra mencionada al principio: Cada día se lanzan 120.000 canciones aproximadamente, pero el 90% de los ingresos generados por el streaming se concentra en el 1% de los artistas. Es decir, para sostenerse en la industria musical hace falta equipo, estrategias, inversión, recursos, muchos recursos.
“La principal diferencia entre el pasado y la actualidad, radica en que en el modelo anterior se habían establecido sistemas de valoración más estimulantes y diferenciados. Esto se lograba a través de la crítica especializada, una mayor valoración del prestigio y la relevancia dentro de una comunidad, así como una atención centrada en el trabajo y en las franjas curatoriales de eventos y festivales basados únicamente en la percepción de la calidad del trabajo de los artistas (...) En el ambiente actual, las escalas alcanzadas por los géneros que encabezan las listas han ido captando todo lo que hay disponible: ingresos, validación de números y la conversación publica, curadurías sustituidas por análisis de métricas de plataformas y redes sociales (...) La comunidad construida sobre la idea de géneros musicales ha tenido que ceder el paso a las músicas entendidas desde otros criterios sociales y económicos”.
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La música es cada vez más un asunto de cifras: reproducciones, seguidores, productividad. Pero ¿dónde quedan los géneros que no suman miles de millones de reproducciones ni de seguidores? El reporte no los incluye, o por lo menos, no habla de ellos detenidamente.
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Del hip hop, tal vez uno de los géneros más importantes de la ciudad se habla pero en relación al reguetón.
“Colombia recibió esta música (reguetón) que le hablaba desde la cotidianidad, la fiesta y el deseo, desmarcándose de aquellos que hacían hip hop en español, quienes en su mayoría veían al reguetón con muy malos ojos (...) El reguetón les habló (a los jóvenes) desde la cotidianidad, la fiesta y los deseos, diferenciándose de otros géneros, como el hip hop en español, que los miraba con escepticismo”.
La diferencia entre esos géneros particularmente pasa por ahí, por el deseo, la cotidianidad. La ciudad y la vida se viven y se narran distinto. Y esa diferencia tiene un impacto diferente en quién escucha, en su realidad, pero eso no lo miden las cifras. Entonces, lo que queda por preguntarnos es ¿qué dice de nosotros la música que hacemos? ¿Qué le estamos diciendo de nosotros la mundo? ¿Cómo lo estamos atrayendo?
Sobre todo, cuando entendemos, como dice el reporte, que “la narrativa más importante que ha tenido Colombia y en particular Medellín, viene de la música. Fomentar una industria musical sólida no solo beneficia a los artistas locales, sino que brinda oportunidades efectivas y económicas para atraer atención en forma de turismo, inversión, intercambio comercial y, por supuesto, generación de empleos”.
Para consultar el informe completo entre aquí.