Nanpa Básico tiene 34 años, cuatro hijos y 10 discos. Parece que va rápido, pero no. Grabó su primer canción hace casi 20 años, pero no fue hasta que estuvo en México, hace casi 10, que entendió cómo era que tenía que hacer para que su música diera frutos, para que fuera un trabajo más que una ilusión.
Le puede interesar: De Salomón a Feid: el camino de éxito del Ferxxo
Desde entonces su carrera viene en asenso. Tiene más de 10 millones de oyentes mensuales en Spotify, publicó su último disco, Duelo con un sello de Sony en Miami, y emprendió una gira que lo ha llevado por Ecuador, Guatemala, Costa Rica, México, El Salvador, España, Estados Unidos y Colombia. Como en un videojuego, Nanpa dice que este año desbloqueó un nivel.
A su paso por Medellín, para abrir la tercera fecha del concierto de Ferxxo en el Atanasio Girardot, El Colombiano habló con él de su más reciente disco, pero sobre todo, del camino que ha recorrido para llegar a donde está.
¿Cómo es su proceso creativo?
“A mí lo que más me gusta es escribir canciones. No solo porque es mi oficio, sino que tengo un deleite absoluto por eso. La música es mi forma de sacar lo que tengo por dentro, nunca voy a ni a un terapeuta, ni a un psicólogo, la música es mi herramienta, es lo que me ha ayudado”.
Tener una familia tan grande, tan joven fue un impulso en su carrera...
“Por supuesto. Para todo en mi vida el impulso es mi familia La música era mi amor platónico, pero nunca me imaginé que pudiera vivir y alimentar a mis hijos con esto. Yo le dije una vez a mi madre que probablemente si hubiera estudiado para abogado no hubiera podido cambiarle la vida a la familia. Hubiera alcanzado un poder adquisitivo decente y de pronto, no sé, el sueño de todos, pagar un carrito y una casita toda la vida y casarme, tener dos hijos y trabajar diario... la rutina del normal, pero muy probablemente no hubiera influido directamente en transformar la realidad de mi familia”.
Claro, porque la música no se trata sólo de lo económico, el triunfo es ser aquello que se desea...
“Totalmente. No es lo mismo tú llegar a un lugar con alguien diciéndote que hacer, a tú elegir la forma de hacerlo. Yo soy rapero pero para los raperos hago una música muy rara, entonces al final es pararte en tu esquina y decir, voy a sacarla adelante como a mí me parece, con mis condiciones”.
Hablemos de Duelo, su más reciente disco...
“Tengo una ruptura, intento como rehacer mi familia por segunda vez y evidentemente no sale bien y me da casi más duro que la primera vez, y como siempre, mi forma de sacarlo siempre es escribiéndolo”.
Cada canción es un momento diferente de ese duelo...
“Las canciones tienen una cronología. Empiezo diciendo hasta aquí llegué, luego, hay días que odias, días que extrañas, días que quieres explicarle un par de cosas que se te quedaron sin explicar y así, hasta la última canción que escribo Normal, donde, si bien no puedo decir que ya estoy totalmente curado, si siento que se merma el impacto que el duelo tiene en tu día a día. Ya no tienes la herida abierta, duele todavía y a veces sangra, pero ya sabes que esa herida no va a ir más allá de ahí”.
Es un disco con muchas colaboraciones, hay varios artistas y varios productores ¿cómo fue la experiencia?
“Totalmente enriquecedora. Yo trabajé 14 años con el mismo productor, seguimos siendo grandes amigos, pero dejamos de trabajar hace dos años más o menos y pues he aprendido un montón de cosas y he enfrentado otras que nunca en mi vida ¿sabes? Como pensar en la estructura, la mezcla, en qué momento hay que pausar la canción, en qué momento hay que hacerle esto o aquello... Cosas a las que no me había metido tan de lleno porque no me era necesario y ahora que lo he hecho siento que cada vez la canción es más mía, pero no por el egoísmo de que yo hago todo sino que me involucro en todo”.
Hay quienes han llamado su música como rap rosa, porque se sale de la idea que la gente tiene del rap ¿cree que es una buena definición para su música o cree que ya no hace falta poner la música en estas categorías?
“Yo siento que no es necesario. Los géneros al final son un paradigma y dentro de eso ya está dado todo, y cuando tú intentas, digamos, deconstruir un paradigma vas a tener una cantidad de gente impresionante que está en desacuerdo. Eso es lo que yo he hecho, deconstruir ese paradigma en todos los sentidos, en lo visual, en lo literario, en la narrativa, como que rompí esa narrativa de que el rap solo habla de ciertas cosas y lo incluí al mundo en general, rap para todo el mundo. Yo no sé si sea muy ambicioso decir que estoy globalizando otra narrativa, pero un poco es como mi intención”.
Usted tuvo un paso por México hace varios años que fue fundamental para lo que está pasando hoy con su carrera ¿qué entendió allá?
“Los raperos en México son millonarios, no todos, pero muchos si, viven de la música y viven muy bien, acá en Colombia no. Entonces empecé a hacer la escuela, a girar con los músicos de allá, a hacer canciones con ellos, para entender la diferencia, para ver que no estábamos haciendo. Y no solo en México, he ido a la mayoría de países de Latinoamérica, me cargo las canciones en una mochila y voy a mostrarlas. Así he ido poniendo semillitas. El tomate da en cuatro meses, pero las naranjas en dos años entonces en algunos territorios me daba fruto mucho más rápido, en otros se me demoró mucho más, pero la recolecta se ha vuelto cada vez más interesante”.
Cada vez es más fácil hacer música ¿qué es lo más difícil de ser artista?
“Nosotros nacemos con la música, cualquier persona puede hacer música, desde que hablas ya estás haciendo un fonema, estás haciendo una nota ¿sabes? hacer música siempre ha sido fácil, porque escuchas la música y la cantas y ya la estás haciendo. Lo difícil es crear algo tuyo y que ese algo que tú creas con tu identidad y que suena muy a ti conecte con la gente”.
Pero eso no tiene que ver solo con la música, sino con el personaje del artista...
“Yo no tengo un personaje. Hay muchos colegas que si tienen como esa dicotomía en su vida, pero yo no podría saber
en qué momento es el interruptor de David y en qué momento el de Nanpa, sería muy desgastante. Mi gran luz es ser coherente, que lo que digo siempre esté avalado por mis actos.
Yo hago música porque me gusta, pero también por necesidad, porque tengo que levantar a mi familia, es así. Pero no sacrifico nunca cosas que muchos músicos están dispuestos a sacrificar solo por la fama. Porque además el éxito y la fama son dos cosas diferentes. Yo me siento un hombre exitoso, más no famoso.
Cada vez más los músicos tienen que ser más influencers, la filosofía y la forma de ver el mundo del músico y lo que proyecta a sus fans tiene mucho que ver con el enganche de la música. Le muestran a la gente cómo viven y cómo piensan y la gente también se vuelve fan de su filosofía de vida y de su cosmovisión. Yo tengo gente que me sigue por mi forma de ver la vida, aunque no le gusta mucho mi música”.
Usted ha desdibujado los límites del rap en su música, ¿dónde está el rap en su vida?
“Son tres cosas. Uno, siempre que escribo, escribo rap, sin importar el ritmo en el que escriba. Dos, la libertad. El rap te permite decir las cosas como se te dé la gana. El pop no, en el pop no puedes decir ciertas cosas. Tres, es mi escuela. Yo me crié en los festivales de rap, escribiendo con raperos, entendiendo su idiosincrasia. Me crié en barrios donde la mayoría de lo que se escuchaba era rap, porque el reguetón no tenía la fuerza que tiene ahora. Se escuchaba rap, se vivía rap, no solo rap, hip hop en general, el graffiti, el baile. Es como ser colombiano, por más de que yo me vaya a la USA, es imposible dejar de ser colombiano”.
¿Cómo fue este año para usted?
“Como en los videojuegos, siento que desbloqueé un nivel. Firmé mi primer disco con un sello de Sony en Miami, y eso me da la posibilidad de ver qué puertas pueden tocar ellos que yo no puedo”.
Cuando viene a presentar el álbum en Medellín...
“Todavía no tenemos fechas, pero el domingo le abro al Ferxxo acá en Medellín”.