A Manuel hay que mirarlo como si uno estuviera observando las estrellas, así lo exigen esos 191 centímetros de altura para verle la confianza con la que entra a cualquier lugar, con una naturalidad que hace pensar que no se diera cuenta que es uno de los cantantes más aclamados del momento y fuera uno más del montón, al que la vida dotó con una voz profunda y la habilidad de sacarle diferentes ritmos a una guitarra.
“Yo solo soy un hombre que expresa su forma de vivir a través de la música. No es lo que yo he visto o me dicen que es, es lo que me ha tocado experimentar y con lo que la gente se ha identificado, cosa que nunca pensé que llegara a pasar”, comenta el bogotano-cartagenero después de haberse tomado selfies con cuanta chica llegó corriendo a sus brazos... y hasta pico les dio.
El inicio
“Todo empezó con una guitarra que me regaló mi mamá cuando estaba en el colegio. Siempre escribía canciones y empecé a tocarlas para mis amigos como un hobby, por diversión, pero llegó un momento en que se convirtió en un todo y ahí decidí hacer mi proyecto como solista”.
Sus influencias son tan variadas como su “pop fundido”. Silvio Rodríguez, Héctor Lavoe, Gustavo Cerati, Robi Draco Rosa y muchos más fueron un punto de partida para el concepto de solista y cantautor que hoy demuestra Medrano, porque nunca le sedujo hacer parte de una banda.
Es por eso que este disco homónimo, contiene doce canciones escritas e interpretadas por él, con las que en conjunto Manuel siempre fue ambicioso e hizo todo lo posible para metérsela toda y sacarla del estadio -o del planeta-, pero para su sorpresa, su primer sencillo, Fuera del planeta, lo hizo solito.
“Estar fuera del planeta es ir a un refugio donde se desatan sentimientos como la felicidad y la tristeza. Esta canción es de desamor, pero hecha con mucho amor y el público se conectó con ella porque los lleva fuera del planeta, donde pueden vivir su propia tristeza al terminar una relación o su propia felicidad al enamorar a través de ella. Eso la hizo exitosa”.
Nostalgia
Una de las frases insignes de Manuel es “volver a empezar”, evocando el comienzo de una historia después del fin de otra que genera nostalgia.
“En cada historia hay varias etapas que finalizan una a una y de ahí una era, donde siempre hay un aprendizaje que ayuda a forjar un nuevo comienzo y por ende otra historia, o siemplemente la evolución de la anterior. Todo esto me ha pasado en lo laboral y en lo personal”.
Las etapas de Manuel, como él mismo describe, han sido de aprendizaje con la música, luego de práctica tocando en bares y ahora la de realización con su primer disco (actual). En lo personal, y más específicamente en el amor, para Manuel la vida sigue después de una ruptura y ahí es donde surge un renacer en forma de inspiración para hacer más y más canciones (aunque valga la aclaración, está soltero y abierto a recibir a esa persona que está destinada a llegar).
Hoy espera llenar el teatro de la Universidad de Medellín, que la gente coree sus canciones y sobre todo que el público le haga sentir la felicidad que vivió en Bogotá cuando llenó el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo en octubre.