Al ritmo de un bajo y una batería, pedaleaba por las calles del centro de Bogotá cuando en su cabello aún no se asomaba la primera cana. En el videoclip de su primer éxito comercial, en 2007, un joven músico llamado Juan Galeano miraba a la cámara mientras le cantaba a la melancolía de un amor perdido y se dejaba llevar por el groove del tema De la Sexta a la Veintidós, un homenaje a la ciudad que lo vio crecer y enamorarse de la música, aunque sus primeros pasos en ese mundo los dio a millas de kilómetros.
Fue en Europa, cuando estudiaba en el conservatorio de Róterdam, donde escuchó por primera vez los acordes de Jeff Buckley, una amalgama de folk, rock, jazz y soul que cambió su vida para siempre, como él mismo escribió en su blog personal en 2009; sonidos que aún inspiran su trabajo como líder de la banda Diamante Eléctrico, con la que ha lanzado ocho discos en 12 años.
Igual que en sus inicios como solista, Galeano, junto a su mejor amigo, el guitarrista Daniel Álvarez, hoy escribe canciones sobre desamor, la melancolía de estar lejos de casa, la vida nocturna y el baile, siempre “detrás de esa gran canción que rompa paradigmas, que rompa límites en las cabezas de quienes escuchan”, dice a EL COLOMBIANO.
A propósito del estreno de Malhablado, el nuevo LP de Diamante Eléctrico, Juan Galeano reflexiona sobre el proceso creativo detrás de este nuevo álbum, la colaboración con los argentinos Silvestre y La Naranja y la evolución de su sonido, que va más allá del rock tradicional, explorando géneros como el hip hop, funk y cumbia.
"Trabajamos todos los días para hacer mejores canciones, para escribir mejor, seguir conectando con la gente, no repetirnos y no seguir los parámetros de la industria musical”, comenta en esta entrevista.
Hábleme sobre el proceso creativo detrás de este álbum. El año pasado también lanzaron un disco y desde enero han estrenado varios singles, anticipando este lanzamiento...
“Este disco llega relativamente muy pronto, después del Leche de tigre (2023). Fue un disco que se empezó a gestar el año pasado. A principios de año, en el 2023, en Francia, yo estaba grabando un disco con un artista inglés que se llama Morrissey y tenía tiempo en las noches, entonces empecé a hacer unos demos y se los empecé a mandar a Daniel, los empezamos a rebotar. Ya después llegué a mi estudio en México y empezamos a trabajarlo.
En septiembre yo me devolví ese año de México, después de vivir seis años allá, y el último proyecto que se hizo en ese estudio fue este disco. Es la primera vez que yo mezclo un disco de Diamante también. Yo he sido siempre el productor, pero es la primera vez que me aventuro a mezclar todo un disco completo y me siento muy orgulloso del resultado.
El Malhablado es un disco melancólico, es un disco callejero, es un disco nocturno, es un disco para bailar, es un disco que tiene básicamente como varias características que ya han tenido algunos de los otros discos de Diamante, pero con un sonido un poco diferente. Entonces, estoy contento del resultado final”.
En varias de las canciones hay un tono melancólico, sobre todo en Porcelana, una de mis favoritas. ¿Qué nos puede contar sobre las historias detrás de estos temas?
"Si, Porcelana también es mi canción favorita del disco y fue de las primeras canciones que se empezaron a gestar del álbum.
Esta canción dice que nada es lo que parece, es sobre ver a alguien y empezar a conocer a alguien, guiarse por su aspecto físico, alguien que parece frágil y rompible, pero cuando te das cuenta es absolutamente todo lo contrario. También habla de que a veces uno quiere cambiar a las personas y no puede, creo que todos hemos pasado por esa pequeña dicotomía de querer, en vez de cambiarnos, cambiar a alguien más.
Es una canción que también está muy cercana a mi corazón y mi sentimiento. Creo que encierra muy bien el sentimiento del disco en general”.
Tienen una colaboración con la banda argentina Silvestre y La Naranja, en el tema El Big Bang, ¿cómo surgió esto?
“Fue chévere porque el disco, como te contaba, ya lo habíamos cerrado. Teníamos listo el maestro de esta disco desde octubre del año pasado y conocer a estos chicuelos fue una chimba.
Los conocimos aquí en Bogotá hace como un año, la primera vez que vinieron a tocar. A ellos les gustaba mucho Diamante y empezamos a pegar buena onda. Cuando fuimos a Buenos Aires a hacer nuestro primer sold out en Buenos Aires, en marzo de este año, nos vimos con ellos, nos quedamos un día más para escribir una canción juntos y nos gustó mucho, luego vinieron a tocar de nuevo a Colombia y aquí en mi estudio en Bogotá terminamos la canción, entonces fue como un proceso muy natural con ellos.
Siento que esa es la manera en que hay que colaborar hoy en día, siendo parceros y realmente colaborando full. Esta canción se escribió completamente entre las dos bandas, con todos los integrantes, fue un bonito proceso de trabajo con ellos y siento que así debería ser siempre. Aunque no siempre es así, claramente, por agendas, etcétera, pero en este caso se pudo lograr. Ahora, a ellos les está yendo muy bien, la están rompiendo, les está yendo una chimba, así que estamos muy felices de tenerlos en el disco”.
¿Y cómo es el proceso de creación al interior de Diamante? Usted escribe la mayoría de las letras, ¿pero qué aporta cada uno?
“Sí, yo escribo la mayoría de las letras, hay algunas canciones que reboto con Daniel y siento que es un proceso muy personal, a veces es muy autobiográfico. En los últimos años ha sido más autobiográfico que tal vez en los años pasados y me parece que eso ha sido también un diferencial para conectar mejor con la gente.
Con Daniel hacemos una gran dupla de escribir música y de escribir letras, de escribir canciones, porque nos entendemos muy bien, sabemos cuáles son los puntos fuertes y débiles de cada uno, los usamos a nuestro favor y simplemente dejamos fluir la vaina.
Siempre estamos detrás de esa gran canción, yo sigo detrás de esa gran canción que nos haga llegar a nuevos públicos, que nos haga romper un poco de paradigmas, romper un poco de límites en la cabeza de las personas también, que eso para mí es algo importante. Ya lo hemos logrado con un par de canciones, pero sería una chimba poder lograrlo a un nivel mucho más masivo. Eso es algo que, como compositor, como escritor de canciones, me trasnocha a veces”.
A sus fans les atrae esa búsqueda de nuevos sonidos que define la identidad de Diamante Eléctrico en la escena del rock colombiano. ¿Qué intereses artísticos influyeron en Leche de Tigre y en este nuevo disco, que parecen ir en la misma dirección?
“Pues es chévere porque nosotros nos hemos querido alejar un poco de ser la banda de rock de Colombia, como que todo bien, yo obviamente no me siento ofendido porque digan que somos una banda de rock, pero siento que somos mucho más que eso. Siento que somos una banda que va mucho más allá de un género.
A mí me encanta el hip hop, me encanta el funk, me encanta el soul, me encanta la cumbia, me gustan los corridos tumbados, viví muchos años en México, entonces siento mucha música muy cercana, como el bolero, en mi casa siempre se escuchó mucha música tropical, mucho tango... claramente, venimos del rock y el pop, pero a mí no me gusta que encasillen la banda solamente como una banda de rock porque siento que somos mucho más. Para bandas de rock están Foo Fighters y otros gigantes.
Yo siento que Diamante va mucho más allá y eso me parece bacano. Es una exploración que seguimos haciendo, que es constante y en este momento con la banda seguimos empujando un poco más el género para no estar encasillados con la guitarra, la batería y la distorsión, etcétera. Queremos llevarlo un poco más allá de esos paradigmas y cajas donde le gusta a la gente meter a las bandas. Yo siento que Diamante es mucho más que eso y me gusta cuando la gente se da cuenta de que somos mucho más que eso porque realmente sí lo somos y estamos buscando siempre hacerlo”.
Cuénteme sobre su trabajo como productor de este disco, ¿cuáles fueron sus intereses estéticos?
“Como productor, también trabajo con otros artistas. He trabajado desde Fonseca y Piso 21 hasta Enrique Bunbury, Draco y artistas de muchos géneros. Me la paso metido en el estudio todos los días de mi vida, siempre buscando esos samples, soniditos, siempre experimentando con sintetizadores, con la batería aquí, con cómo poner micrófonos, siempre he sido muy curioso con todo esto.
En 2020 murió uno de mis mejores amigos que fue la persona con la que empecé Diamante hace casi 13 años y fue el ingeniero de sonido Daniel Bustos, con el que yo aprendí casi todo lo que sé de grabar porque yo no estudié ingeniería. Soy músico, pero nunca estudié ingeniería.
La canción Daniboy de Leche de Tigre fue dedicada a él. Fue una persona muy importante en el proceso de la banda y hoy en día vivo bajo el yugo de sus enseñanzas, pero es algo chévere porque ya sé que soy músico, pero ahora quiero meterme mucho más en la parte sónica y ver cómo empujar la música desde otro lado, buscar sonoridades diferentes. Eso me parece fascinante”.
La banda tiene un componente visual muy importante y lo vemos en los videoclips de Malhablado que cuentan una misma historia...
“Nosotros siempre hemos sido una banda muy visual, tenemos ya casi 50 videoclips y al final ya uno queda como ‘¿qué me voy a inventar para este videoclip?’ Siento que ahorita, con la inmediatez de las redes, se está perdiendo un poco la calidad porque ahora la gente solo quiere ver videos haciendo lip sync y chao. Eso es un poco desesperanzador porque para nosotros sigue siendo muy importante toda esa parte visual.
En el caso de Malhablado, que empieza con Porcelana y termina con El amor es un juego de perdedores, son 36 horas en Bogotá desde que te montas en una van a las 9:00 de la noche hasta que terminas en la misma van entrando a las 4:00 de la mañana de los dos días siguientes. Si lo ven en su orden cronológico, se van a dar cuenta que es una gran historia de qué pasa en Bogotá con su caos, su locura, sus noches impredecibles y eso me parece también fascinante”.
En agosto arrancan una gira por varias ciudades, antes de salir del país, y en Medellín tienen una base de fans importante, ¿qué podemos esperar de sus conciertos?
“Estamos muy contentos porque en Medellín el concierto está casi vendido, estamos cerca de venderlo todo y eso nos pone muy contentos, en otras ciudades es un poco más difícil, pero Medellín siempre ha sido muy chimba y en este caso estamos felices de llevar un show con estas nuevas canciones, claramente tocaremos los clásicos también, pero hay siete canciones del Malhablado en este nuevo setlist y eso es un montón.
Creo que nunca habíamos puesto tantas canciones nuevas de un disco en una gira y me emociona mucho salir a tocar estos temas en frente de nuevos públicos. En Bogotá tendremos un show muchísimo más grande, es nuestro show más grande históricamente porque es para 5.000 personas y es todo un reto también crear estos shows y llevarlo a otras ciudades porque sigue siendo difícil a veces llegar a algunos lugares de Colombia, pero estamos muy contentos de esta gira, de esto que vamos a hacer, de lo que está pasando.
Luego, tenemos unos sold out por ejemplo en Caracas, Venezuela, que también es algo que no esperábamos, vamos a volver a Buenos Aires, donde nos está yendo muy bien también, vamos para México, que es nuestro segundo hogar, entonces hay muchas cosas pasando con Diamante y de aquí a final de año habrá nuevos shows. Estamos muy emocionados por eso también”.
También le puede interesar: ¿Tendrá la voz de Cerati? Soda Stereo anuncia su regreso con lanzamiento de canción inédita
¿Qué significado tienen reconocimientos como los Latin Grammys y la reciente nominación a los Grammy anglo? ¿Influyen en su trabajo?
“Yo siempre he dicho que nosotros no trabajamos por premios, pero claramente que es un honor absoluto, primero que nada, ser nominado a un Grammy latino, en un Grammy gringo todavía más porque es mucho más reducido el espectro. Yo tengo dos Grammys como compositor que también es un logro muy bonito, ser productor de los discos también me ha llevado a eso, he tenido más de 14 nominaciones en otros momentos.
Es lindo ese reconocimiento, pero nosotros seguimos trabajando todos los días para seguir haciendo mejores canciones, para seguir escribiendo mejor, para seguir conectando más con la gente, para no repetirnos, para no seguir parámetros de la industria, sino ser muy auténticos, y es lindo ver que siendo auténticos se pueda reconocer el trabajo de nosotros, eso es una chimba la verdad”.
Luego de más de 12 años con este proyecto, ¿qué les queda por hacer? ¿Cuáles son esas metas pendientes para Diamante Eléctrico?
“Faltan muchísimas cosas por hacer, yo estoy ya grande, pero todavía me queda mucho tiempo en esto.
En lo personal, quiero hacer un (concierto de) estadio aquí en Colombia, quiero seguir tocando en festivales en todos lados del mundo, quiero ir a Europa a tocar por un rato, ir a República Dominicana que nunca hemos ido, quiero ir a Ecuador también. Quiero colaborar con artistas que admire, seguir haciendo discos increíbles, seguir tocando con mis amigos.
Siento que todavía hay mucha tela por cortar con Diamante, estamos en nuestro mejor momento artístico, creativo, personal, entonces creo que hay mucho por hacer y hay Diamante para rato, eso sí, segurísimo”.
Su pasión por la música es evidente. ¿Qué consejo daría a músicos emergentes para mantener esa autenticidad y pasión después de tantos años de recorrido?
“Yo siempre le digo a la gente que esto se trata un poco de resiliencia, mucha paciencia, esto es aguante, es disciplina como un hijueputa porque siento que el talento es muy importante, eso es la base de todo, pero sin disciplina no hay absolutamente nada.
Hay que escribir muchas canciones, hay que cagarla, hay que caerse, hay que levantarse y hay que estar todo el tiempo en función de la música, no en función del business de la música, ni de las redes sociales, ni de absolutamente nada diferente a la música. Cuando es así, siento que puede que se tarde, pero la retribución va a llegar”.
