Luego de que el diccionario de Oxford eligiera posverdad como la palabra de 2016, la Fundación del Español Urgente, Fundéu BBVA, publicó este viernes sus doce candidatas a convertirse en palabra del año.
En la nueva lista, posverdad también está nominada. La acompañan: sorpaso, populismo, bizarro, youtubero, LGTBfobia, abstenciocracia, cuñadismo, ningufoneo, vendehúmos, papilomavirus y videoarbitraje.
El criterio para elegir las candidatas a la palabra del año, según Fundéu, es que estás “hayan estado presentes en la actualidad informativa y manifiesten algún interés o curiosidad desde el punto de vista lingüístico”, se informa en su página.
El periodista y profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana, Juan José García, explicó que estas postulaciones “contribuyen a legitimar el uso de neologismos” (creaciones de palabras nuevas) y que su uso constante, más si han sido mencionadas en los medios de comunicación, hace que la palabra empiece a usarse y que el diccionario de la Real Academia Española, RAE, la tenga presente al momento de actualizar sus contenidos.
La palabra posverdad se popularizó este año para darle nombre a hechos como los ocurridos con el Brexit y en las pasadas elecciones a la presidencia de los Estados Unidos donde resultó electo Donald Trump. Su significado hace alusión a hechos que aunque pasaron, y son reales, están rodeados de mentiras.
García opina que “posverdad es una palabra contradictoria porque el prefijo pos habla de algo superior. Posgrados, posdoctorado, posmodernidad, hablan de cosas superiores y posverdad no es superior, todo lo contrario, se refiere a una verdad que luego de los hechos se convierte en mentira”.
En 2015 la Fundéu eligió Refugiado como palabra del año y la RAE la incluyó en el diccionario definiéndola como una “persona que, a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas, se ve obligada a buscar refugio fuera de su país”.
Juan José García concluyó que lo que muestran estas postulaciones de nuevas palabras, es que el diccionario ha ido democratizándose, y que la Academia ha dejado lo real para convertirse panhispánica (incluye todo el habla hispana). “No tiene que ser que lo diga España, o la Real Academia, ya muy buena parte de los americanismos, los neologismos, los tecnicismos incluso los barbarismos, mandan la parada y ningún idioma se puede encerrar”.