“Había una vez un antioqueño, un pastuso y un bogotano...”, así comenzaban hace más de 30 años casi todos los chistes en los que los paisas se jactaban de su ingenio y se aprovechaban de la supuesta inocencia de los demás para su beneficio.
Esa dosis de viveza y de engaño que iba ligada a la imagen de buen negociante, en muchos casos de “tumbador” y “aprovechado” de los paisas, tiene origen en una figura bien particular nacida en la última década del siglo XIX bajo el apodo de Cosiaca.
Este vividor, del que aún no hay claridad histórica sobre su lugar de nacimiento, si en Heliconia, Envigado o El Retiro, señala el libretista y trovador César Augusto Betancur (más conocido como Pucheros), fue el primer comediante del que se tiene referencia en el país. Y lo fue sin proponérselo.
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Chistoso, dicharachero y grosero son algunos de los adjetivos que Pucheros usa para definir a Cosiaca, que realmente se llamaba José García. “Lo que a él le gustaba era comer y beber gratis por cuenta de los demás”.
Origen
A partir del nombre de Cosiaca, sus historias, basadas en temas escatológicos y de engaños para comer gratis, se convirtieron en leyenda, al punto de que al final le atribuyeron muchos hechos y anécdotas de las que no fue protagonista o simplemente no existieron, aparecieron personajes antioqueños que comenzaron a vivir del “cuento”.
Agustín Jaramillo Londoño, el fallecido historiador y folclorista, autor del libro El testamento del paisa, decía que los pilares del humor en Antioquia eran la exageración, la bastedad y la celebración de la viveza, elementos que todavía hoy son muy bien explotados por los comediantes de la región.
Montecristo, la Nena Jiménez, Vargasvil, Carlos Mario Aguirre, Tola y Maruja, Los Marinillos, Jeringa, Suso, Lokillo y Frank, el Flaco son tan solo algunos nombres que han logrado el reconocimiento nacional e internacional por su talento para hacer reír a los demás.
Contrario a lo que se podría decir por la cantidad y calidad de comediantes con sello paisa que han aparecido en los últimos 120 años, Pucheros explica que no existe como tal un movimiento de humor paisa.
“Lo que sí hay es muchos antioqueños haciendo comedia”, explica el libretista de producciones de televisión como Las hermanitas Calle y La Selección, al señalar que no hay género o un estilo paisa como tal de hacer comedia, pero sí muchos humoristas que nacieron en esta región.
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Dany Hoyos, creador e intérprete de Suso, reconoce que el paisa es muy dado a la exageración, al doble sentido y a la picaresca. “Es una región en la que hemos sufrido mucho y en vez de echarnos a llorar recurrimos al humor para salir adelante, mamándole gallo a la desgracia”.
Los medios de comunicación
El comediante, músico y libretista Germán Carvajal coincide con Pucheros en que más que un movimiento lo que ha habido en Antioquia es una coincidencia histórica y territorial.
Acerca de este boom de humoristas paisas (dada su masiva presencia en los medios de comunicación) con reconocimiento nacional y en el exterior, Carvajal, que hizo parte de grupos como Los Marinillos y Griots, y recordado por su personaje de Campo Elías, tal vez la primera “Nea” que apareció en los medios usando el lenguaje de la calle, dice que los medios han sido fundamentales en esa visualización.
Cita los casos de los programas radiales que desde Medellín catapultaron las carreras de Montecristo, Vargasvil, Los Marinillos, John Jairo Pérez (Don Ebrio) y Risaloca.
En la televisión surgieron con Jeringa, Suso y Monólogos sin propina. En el teatro nació el boom de El Águila descalza con la obra País Paisa, la propuesta de humor político de Tola y Maruja.
Los movimientos de comedia
- Cosiaca, Marañas y Pedro Rimales (Finales del siglo XIX y principio de XX).
“Ahora sí te fregaste luna, a alumbrar a los pueblos”, puede ser el primer chiste documentado en la historia del humor en Antioquia. El libro El Testamento del paisa se lo atribuye a “Marañas” y ocurrió el día en que Medellín encendió el alumbrado público.
Pedro Rimales fue un personaje del que se duda su real existencia, ya que sus historias son comunes en diferentes regiones del país, pero con distintos nombres. Sus aventuras tenían de común denominador, al igual que Cosiaca, la “viveza” para conseguir alimentos y techo.
Germán Carvajal dice que Marañas era “un bobo inteligente, tremendo personaje”, que recorría las calles de Medellín.
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Sobre Cosiaca, del que se dice murió en 1920, Pucheros reitera que su humor era netamente escatólogico. Él era grosero, vago, andaba descalzo y dormía en la calle, pero la gente le hacía corrillo y él se aprovechaba de eso para conseguir comida y trago.
Dice que de Cosiaca no hay un solo texto dedicado exclusivamente a él, “solo regueros de información en los libros de folclor antioqueño”, apunta Betancur.
- Montecristo, el chiste y los defectos físicos (mitad del siglo XX)
Guillermo Zuluaga, “Montecristo”, que era conocido como el Primer humorista de América, llegó al humor queriendo ser cantante, luego de un paso discreto como arquero de fútbol en el Deportivo Cali.
Cuenta su hijo Felix David, también humorista, que tras una frustrada presentación como cantante en un programa radial, terminó contando chistes.
Germán Carvajal apunta que con Montecristo se terminó el humor escatológico y se abrió paso al de los defectos físicos, así aparecen los chistes de ñatos, mochos, cojos y calvos.
De ahí el nombre de personajes como Montoño (el bobo), Montecrisñato (que además era gago) o Montecrispucho (el marihuanero) en el que Zuluaga caricaturizaba personalidades.
“Papá en la casa era serio, exigente, de temperamento fuerte, muy estricto, no decía palabras ni vulgaridades”, relata Félix, el único de los 20 hijos de Montecristo que siguió sus pasos en el humor.
Félix recalca que su papá siempre fue muy elegante y en los shows salía de esmoquin. “Él decía que no se iba a poner ropa tan cara para salir a decir palabrotas. Eso sí, jugaba mucho con el doble sentido”.
Montecristo, que tuvo programas radiales al mediodía (grabados en vivo en diferentes teatros), fue el rey del humor en Colombia hasta inicios de los 80. Sus competidores en la radio eran Hebert Castro y Los Tolimenses.
En Antioquia la única que logró hacer contrapeso fue la Nena Jiménez, que tuvo su boom en la década de los 80, con los llamados “chistes verdes”.
- Mentirosos, cuentachistes y trovadores. Los dorados 80
Detrás del boom de humoristas en los ochenta, explican Betancur y Carvajal, está el festival de mentirosos que se realizaba en el famoso estadero La Posada de Contento, de la mano del trovador Mario Tierra.
Allí apareció el nombre más sonoro de esa época: Crisanto Vargas, “Vargasvil”, que se dio a conocer tras ganar dos veces seguidas el concurso. Vargasvil dio el salto a la radio con el programa nacional El Manicomio de Vargasvil, donde comenzó a hacer imitaciones de personajes y humor político.
Sus grandes aliados en sus inicios fueron Diego Duque, conocido como el “Ciego”, y John Jairo Pérez, que años más tarde se dio a conocer como Don Ebrio.
Otro programa emblema de la época fue La Quinta Porra, con el Ratón de la Floresta y Pacho Montoya, más John Jairo Pérez y Mario Tierra. Además de imitaciones y humor político, aparecieron las parodias de populares canciones.
En 1984 se realizó el Festival Metropolitano de cuenta chistes en el que apareció el nombre de David García, “Jeringa”, como la gran revelación, para posteriormente llegar a la televisión nacional con Sábados Felices, y a la pantalla regional con Aquí está lo bueno, de Teleantioquia.
Trovadores como Jorge Carrasquilla y Miguel Ángel Zuluaga eran frecuentemente invitados a programas de televisión que presentaban los fallecido Fernando González Pacheco y Carlos, el “Gordo” Benjumea, y en la radio de la mano de Yamid Amat.
- Vulgaridades en la radio, la hora Gaviria y más cuenta chistes en los 90
Los trovadores Germán Carvajal (Minisigüí) y Saulo García (Gelatina) conforman Los Marinillos y le dan un vuelco a la trova, comienzan a hacer canciones propias, primero en El Manicomio de Vargasvil y posteriormente en La Luciérnaga, programa radial que nació en 1992 tras el apagón que obligó a cambiar la hora en el país.
Fue la década en la que aparecieron Tola y Maruja, primero con Carlos Mario Gallego y Sergio Valencia (que años más tarde dejó el grupo). Llevaron el humor a los teatros y tuvieron su propia revista. “En esos 90 el humor pasaba por la sátira política y social y las parodias”, recuerda Carvajal.
A la par de estos fenómenos, en la radio del FM aparecieron humoristas haciendo comedia más urbana, más de hacer bromas. Se escuchan los primeros madrazos de la mano de Zapepelele.
Antes de ellos, en Veracruz Estéreo, aparecieron nombres como los de Diego Briceño, Juan Machado y el mismo Félix David Zuluaga, que posteriormente llegaron a Teleantioquia con los formatos La Escalera y La Grúa.
Luz Amparo Álvarez, el Parcero del Popular # 8 y los integrantes de Acción Impro fueron otros nombres de humoristas destacados del momento.
Por fuera no pueden quedar los tradicionales cuentachistes, frecuentes ganadores en el programa Sábados Felices: Fosforito (John Jairo Londoño), Puntilla, Mario Betancur (el Preso), Fortaleza, El Grillo y Risaloca (Óscar Monsalve).
- El siglo XXI de la mano de Suso, Lokillo y el Stan Up Comedy
El Siglo XXI. Una de las primeras personas que hizo Stand Up Comedy fue Alejo Mejía, que ante la poca recepción que tuvo se fue para Bogotá donde trabajó muy de cerca con Andrés López, el de La pelota de letras.
De esos pioneros están Max Milford y Diego Peña. “Más tarde, en 2010, aparece Suso, que es una evolución del Stand, en este caso un personaje que habla de sus dramas.
Suso comenzó como un personaje en Tutucán de Comfama de Rionegro, de ahí pasó a Telemedellín al programa Bueno es mejor y posteriormente a The Susos Show.
Para Pucheros, Lokillo (Yédinson Ned Flórez Duarte) es el comediante más completo de la actualidad, porque combina todos los géneros, hace imitaciones, canta, trova, hace chistes “Es multitarget”. Resalta lo que el humorista nacido en Frontino está en el Freestyle compitiendo con los grandes de las rimas del rap y el hip hop de América Latina.
De las nuevas generaciones del Stand Up, tanto Pucheros como el Marinillo destacan el trabajo del colectivo Monólogos sin propina, a la cabeza de Frank Martínez, Adrián Parada y Chicho Arias.
Ellos, al igual que Cosiaca, Montecristo, Vargasvil y Suso, y todos los que ya nombramos, viven del cuento.