En menos de tres meses la escritora barranquillera Silvana Paternostro ha reeditado dos de sus libros. Primero llegó a las librerías la nueva edición de En la tierra de Dios y del hombre, un extenso reportaje en el que la periodista sigue los preceptos del nuevo periodismo gringo para contar la historia cultural del machismo en América Latina.
Ese trabajo de Paternostro parte de una idea inquietante: muchas mujeres casadas se contagian de sida por las prácticas sexuales de sus maridos por fuera de la alcoba conyugal. Esta obra circuló en Colombia con el sello Tusquets.
El segundo libro reeditado de la periodista es Soledad y compañía, un retrato de Gabriel García Márquez, hecho a partir de múltiples testimonios de amigos, colegas y conocidos del Nobel de Literatura. Este trabajo, que también se inspira en la escuela del periodismo estadounidense, es el más conocido de la escritora.
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En estos últimos meses se reeditó En la tierra de Dios y del hombre, su reportaje sobre el machismo en América Latina. Además, en breve saldrá otra edición de Soledad y compañía, un retrato compartido de Gabriel García Márquez. Esto ha sido una afortunada coincidencia...
“Sí, fueron cuestiones circunstanciales más que planeadas. El primer libro, En la tierra de Dios y del hombre, lo escribí hace 25 años en inglés. Mi periodismo ha sido siempre escrito en inglés y es del género de periodismo narrativo, en el que uso mucho la primera persona. En ese reportaje trato de explicar el machismo de los 90 echando mano de la epidemia del sida. Ese tema lo cubrí como se cubre una guerra. Mostré cómo el machismo es tan peligroso y tan violento como la guerra. Por su parte, Soledad y compañía es una historia oral sobre Gabo. En 1995, conocí a Gabo. Durante tres días fui alumna de un taller de periodismo que él dio en Cartagena, al principio de su fundación. Y ese libro salió en el 2014. Y ha sido traducido a diez idiomas. Me interesaba que volviera a salir ahora porque quise contar lo que ha sido el mundo sin Gabo”.
Supongo que en esa ampliación del retrato de Gabo hay un elemento en que la biografía del Nobel y el machismo se juntan: la historia de Indira Cato, la hija oculta de García Márquez...
“Desafortunadamente, el machismo no tiene fecha de expiración. Aunque en ese tema vemos pasos adelante, hay otras cosas que nos recuerdan que el machismo sigue muy presente. El hecho de Indira puede ser un inicio de ver el pasado y ver lo difícil que es quitarnos ese abrigo que es el pensamiento machista”.
Su libro Soledad y compañía recoge muchos testimonios y teje la biografía de García Márquez a la manera de los trabajos de George Plimpton...
“Claro que sí. Y me encanta que menciones a George Plimpton porque él sí fue el referente de este libro de Soledad y compañía. Fui muy cercana a George Plimpton. Fue mi editor cada vez que publicaba en el Paris Review. La revista publicó un reportaje que hice sobre el taller que tomé con Gabo. Fue George Plimpton quien publicó el nacimiento de Soledad y compañía. Ese género de los relatos orales es muy norteamericano. Es más, creo que fue George Plimpton quien lo empezó con el trabajo que hizo sobre la vida de Edie Sedgwick.
Soledad y compañía empezó como un reportaje para una revista. Recibí una llamada en el 97 de una revista que en ese momento editaba Tina Brown, después de que se fue de Vanity Fair. Ella estuvo a cargo de una revista que duró muy poco tiempo y que se llamó Talk. En la revista tenían una sección de historia oral. Los editores quisieron hacer algo sobre García Márquez. Ellos me dijeron que sería interesante que hablara con los personajes famosos y de la política con los que García Márquez interactuaba. Les dije que prefería hablar con la gente que hasta entonces no había hablado o lo había hecho muy poco.
Y llegué a Barranquilla y empecé a tocar puertas. En las entrevistas prendía mi grabadora con la idea de que iba a estar una hora, pero después de seis horas seguía grabando. Y cuando terminábamos de hablar el personaje de turno me decía tienes que hablar con esta otra persona. Y fue una cadena. Te lo juro que hasta el día de hoy todavía recibo anécdotas que son muy dicientes de quién fue Gabo”.
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¿Con cuántas personas alcanzó a hablar en ese proceso?
“Cien. Y fue muy importante tener varias perspectivas del personaje. Eso fue bonito y divertido. A veces, cuando uno habla de biografías, el público se imagina un libro académico, lleno de fechas, de nombres. Este libro fue como entrar a una fiesta muy alegre, donde todo el mundo habla al mismo tiempo y donde hay todo tipo de gente. Está el chistoso, el superserio, el que habla de más y el que inventa historias. Eso a mí me parece interesante y creo que nos da una visión más redonda de quién fue esta persona tan importante en nuestro país”.
Supongo que fue complejo trabajar con la hipérbole de los costeños...
“No lo podemos evitar. Eso hacemos nosotros. Gabo es bastante hiperbólico y Soledad y compañía también lo es. Y eso es poesía y eso es literatura. Y eso es lo que somos los humanos. O sea, contando historias es como nos mantenemos conectados y vivos y progresando”.