El Festival de Poesía de Medellín es uno de los emblemas de la lírica latinoamericana. Con más de treinta años de gestiones culturales, se ha convertido en el principal evento literario de Antioquia y en uno de los más importantes de Colombia.
Una de las funciones de los festivales literarios es la de ampliar los horizontes de los lectores con obras y autores que están por fuera de los circuitos mediáticos, de las plantillas de las grandes editoriales.
Eso ocurre con el Festival Internacional de Poesía de Medellín: trae a la ciudad poetas y escritores de países y regiones del mundo distantes de los centros de poder. Es el caso, por ejemplo, de Mónica Laneri, una poeta del Paraguay con siete libros publicados.
En Colombia conocemos muy poco, salvo algunos referentes muy concretos, de la cultura y la literatura del Paraguay. ¿Qué está pasando en la cultura paraguaya?
“Hay muchísimo movimiento en el ámbito de la poesía. Van surgiendo nuevas voces, están los referentes, los maestros, pero también están viniendo nuevas generaciones que nos aseguran que existe todavía mucha poesía en Paraguay. También crece la posibilidad de tener contacto con el mundo, esa oportunidad no la da internet. Para los paraguayos la salida al mundo es muy difícil. Para nosotros no es complicado recibir al mundo, pero que el mundo nos reciba es difícil”.
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¿Y por qué?
“Por muchas cosas. Tuvimos una dictadura de 34 años, que descabezó a quienes tenían que ser los líderes culturales. Eso dificultó mucho. Durante esos años vivimos una tremenda persecución a los libros y a los autores. Los autores que fueron reconocidos fueron los que salieron al exilio. Esos fueron los casos de Augusto Roa Bastos, de Elvio Romero. Somos un país muy pequeño y, de alguna manera, seguimos siendo, como Roa Bastos dijo, la isla rodeada de tierra. Por más que no tenemos mar, somos como una isla”.