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En la capital del reguetón, este lugar es el epicentro del jazz

Ubicado en el centro de Medellín, El Club del Jazz es único en su tipo en la ciudad y en el país. Esta es la historia del lugar de culto para los fanáticos de este género musical.

  • En el centro, en la esquina de Caracas con El Palo, abre sus puertas El Club de Jazz, un sitio dedicado al género de la improvisación. En la foto, Christian Salgado. FOTO cortesía.
    En el centro, en la esquina de Caracas con El Palo, abre sus puertas El Club de Jazz, un sitio dedicado al género de la improvisación. En la foto, Christian Salgado. FOTO cortesía.
11 de noviembre de 2024
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Hay lugares cuyo valor tiene sentido gracias al recorrido que se realizó para llegar hasta ellos. Esa es en parte la historia de El Club del Jazz, un proyecto cultural que tardó más de diez años para tener un espacio propio, pero con poco logró convertirse en un sitio de culto para los amantes de este género en Medellín.

A pesar de que es el único espacio en Colombia dedicado al jazz y se encuentra en la capital paisa, su historia inicia en Bogotá, donde nació una pasión con pocas ambiciones. Christian Salgado, bogotano de nacimiento, descubrió el jazz en una emisión de Javeriana Estéreo cuando era joven. Tras preguntarle a conocidos y por fin llamar a la emisora para averiguar el nombre de la canción que había escuchado, Christian supo que aquel ritmo que lo había flechado era Naima, de John Coltrane.

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Contrario a lo que uno pueda imaginar, Christian no se convirtió en músico, a pesar de que su sueño era ser pianista. El jazz, no como música, sino como proyecto, llegó muchos años después y en otra parte. A Medellín vino en la década de los noventa atraído por la riqueza musical de la ciudad. No se sintió defraudado: estando aquí descubrió que, además de escuchar, también la música se estudiaba a profundidad en clubes donde la gente se reunía a hablar de su género favorito. “Conocí a Omaira Rivero (quien fue coleccionista y fundadora de la taberna Diógenes) y ella fue quien me llevó a conocer estos lugares. Las personas hablaban de tango, de la Sonora Matancera, pero como todos unos expertos y eso me impactó porque nunca había visto algo así”, relata Christian.

Años después de haberse encantado con la diversidad musical de la ciudad, lo que en años se convertiría en El Club del Jazz comenzó a tomar forma. En 2010 el Centro Colombo Americano realizó su primera versión del Festival Universitario de Jazz y Christian fue uno de los conferencistas invitados para hablar sobre jazz. Se sorprendió al ver el interés de los asistentes por el género y, a raíz de esto, comenzó a pensar que sería buena idea tener un espacio en la ciudad similar a esos que conoció cuando llegó a Medellín, pero exclusivamente de jazz.

Con esa idea en mente, Christian comenzó a buscar un lugar para las reuniones del club. Primero encontró una casona vieja de Prado, que tuvo que abandonar al tiempo por los frecuentes eventos sociales que organizaban en el lugar y que interrumpían la programación de su grupo. De ahí, se trasladaron al Edificio Lugo, ubicado en El Poblado, donde el club tuvo por primera vez música en vivo. “Para eso contratamos a una agrupación de jóvenes de la Universidad Eafit. Lo más increíble es que el mismo grupo pidió volver después, por voluntad propia. Luego, nos dijeron que iban a traer a sus profesores y así fuimos creciendo”, cuenta el fundador de El Club.

Pero cinco años después tuvieron que abandonar nuevamente su sede y de ahí saltaron al Café Rojo, al Teatro Porfirio Barba Jacob y también pasaron por Casa Tragaluz. Luego llegó la pandemia del covid-19 y El Club no abandonó su programación: como muchos en ese momento, hizo de la virtualidad la sede de su proyecto. Pero cuando terminó el confinamiento, el drama de no tener un espacio propio continuó.

Cansado de ir de sitio en sitio, Christian decidió que era momento de darle un hogar a El Club. Después de mucho buscar, encontró la que es hoy la sede del único club de jazz del país: una casa en un segundo piso de fachada roja y azul ubicada en la esquina de Caracas con El Palo. El 15 de enero de 2022 fue la apertura oficial y desde entonces este género musical, originario de Nueva Orleans, tiene casa en Medellín.

De jueves a sábado en El Club del Jazz, además de conversatorios y tertulias, ofrece una variada programación musical. Los jueves son de Jam Session, un encuentro musical donde artistas se unen para improvisar. Cada mes hay noche de vinilos, han realizado cine foros y cada semana hay conciertos de artistas nacionales e internacionales.

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Por el escenario de El Club, en el que los instrumentos son propios y están a la disposición de aquel que los necesite, han pasado artistas como Manrico Seghi, uno de los mejores organistas de jazz italiano; el ensamble vocal Red Hot & Blue, de la Universidad de Yale, de Estados Unidos, y Aaron Parks, considerado actualmente como uno de los mejores pianistas del género.

En estos 13 años la escena del jazz en Medellín se ha expandido. Cada vez hay más músicos y público interesado en el género, y eso es en parte gracias al trabajo que se ha promovido desde esta organización sin ánimo de lucro. Además de estudiar y dar a conocer un género musical, otra de las intenciones de El Club es difundir las lecciones del jazz. Esta música, producto de la cultura afroamericana, tiene como principios la libertad, la creatividad y la igualdad.

“Medellín tiene mucha cultura, pero poca gente conoce que el jazz existe y nosotros tenemos un espacio para que las personas lo disfruten, lo aprendan, lo celebren. Para nosotros el jazz no es una música, ni una forma de entretenimiento: es un estilo de vida”, afirma Christian.

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