En 1972, un grupo de estudiantes universitarios fundó en un garaje de Laureles el colectivo teatral Títeres Renacuajo. La efervescencia de la época –la revolución de las costumbres provocada por el rock, la contracultura, las vanguardias y los movimientos de izquierda– llevó a Jorge Luis Pérez Valencia, Álvaro Posada, Luis Roberto Correa y Darío Rojas a emprender el camino del arte.
La primera obra teatral –de contenido político– se estrenó el 8 de septiembre de 1972 y llevó por título La vereda del espanto Chumbimbo. Con los calendarios y la salida de varios miembros, el grupo asumió el nombre de La Fanfarria. Por estos días, celebra cincuenta años –las famosas bodas de oro– de trabajo con niños, adultos, títeres y arte.
Los festejos comienzan hoy y se extenderán hasta el 15 de diciembre, afirma Ana María Ochoa, productora y actriz de títeres. La programación incluye un viaje por las obras montadas a lo largo del tiempo por el grupo, empezando hoy por la más antigua hasta llegar el 12 de junio a la más reciente.
“Vamos a iniciar con Los buenos vecinos; seguiremos con El gran comilón don Pantagruel; más adelante, El negrito aquel, Cuartico azul, Guliver, el hombre montaña, Huevo de picaflor, La niña de mis ojos y Simbad el marino”, cuenta Ochoa. Las obras se presentarán cada fin de semana: los sábados a las cinco de la tarde y los domingos a las seis y media.
Un trabajo sin parar
En su historia, La Fanfarria ha tenido cuatro sedes: en el garaje de la casa de la familia Pérez Valencia estuvo hasta 1976. De allí se fue para “La Mansión” y permaneció hasta 1985. En esos años el grupo viajó por primavera vez a Europa: una estadía pensada para quince días se prolongó quince meses. Desde 1986 ha estado en la sede del sector de La América.
En este tiempo ha realizado treinta y una ediciones del Festival Internacional Títeres La Fanfarria, ocho de El Danzón, trece de Mamimuti y veintiocho del Festival Niños y Jóvenes en escena. Estos eventos también tienen lugar en la agenda del grupo en 2022. En otras palabras, La Fanfarria conserva plena vigencia en la vida cultural de la ciudad.