En el programa de mano del concierto de Filarmed del 19 de agosto se lee una declaración poderosa: “Este concierto es probablemente el más innovador, visionario y explosivo que he dirigido”, dice David Greilsammer, el director de la orquesta. Y la frase resulta sintomática por varias razones. La primera, quizá, es porque la prensa especializada ha ponderado la audacia y la valentía de las propuestas de Greilsammer. Es decir, se trata de un artista que se empeña en darles nuevos aires a la música clásica.
El repertorio, además, ratifica el carácter revolucionario del concierto. Quienes asistan al recital, que comienza a las seis de la tarde en el Teatro Metropolitano, se encontrarán con dos piezas que parecen venir de otros mundos. O, al menos, esa es la forma en que las describe Greilsammer. Se trata de Atmósferas, de György Ligeti, y de la Quinta sinfonía, de Gustav Mahler.
Esa audacia del director se acopla muy bien con la identidad sonora de Filarmed, que se nutre de la variedad de ritmos que tejen la cotidianidad de la ciudad. “En Medellín uno escucha música en todos los sitios. En el restaurante se oye salsa y más allá se escucha rock y luego reguetón y más tarde música clásica. En Europa y en los Estados Unidos eso no sucede así. Allá los géneros están muy separados”, dice el director, en un español que ha pulido durante el años que ha tenido la batuta principal de Filarmed.
Y esa variedad de registros sonoros se traduce, también, en las prácticas de los músicos. “En la orquesta hay músicos que terminan los ensayos de una pieza clásica y se van, por ejemplo, a tocar salsa en Son Havana”.
Esa apertura general ante distintas músicas le permite al director hacer cosas que en escenarios europeos, más apegados a la tradición, no serían bien vistas. Por ejemplo, incluir en un repertorio, al lado de Mahler, a un compositor de la naturaleza vanguardista de Ligeti. Y es que en Atmósferas Ligeti llevó a la cima un método compositivo que los críticos han denominado ‘micropolifonía y que consiste, según el programa de mano del concierto, en que “cada instrumento de la orquesta toca algo distinto y esas líneas melódicas independientes se entretejen formando un racimo de notas”.
Al final, el oyente se zambulle en una ola sonora, una masa de vibraciones. “Después de que Ligeti compusiera Atmósferas, nada volvería a ser igual en la música clásica. Con esta pieza inventó nuevos sonidos, nuevos ritmos, nuevos colores: una forma totalmente innovadora de hacer música”, dice Greilsammer.
Un dato corrobora esta afirmación del director: Atmósferas fue parte de la banda sonora de 2001 Odisea al espacio, la obra maestra del cine de ciencia ficción.
El concierto de este sábado será la primera vez que la pieza musical se toque en Colombia.
Esa no es la única conexión del concierto con el séptimo arte. La Quinta sinfonía de Mahler cumple un papel importante en la trama de Tar, la película que en 2022 despertó la curiosidad de los críticos y de las audiencias. Mahler es otro de los emblemas de la composición atrevida, valiente. “Mahler, en su Quinta sinfonía, empujó los límites de la música romántica hasta donde pudo, y abrió la puerta a un nuevo mundo de modernidad y revolución”, dice Greilsammer.
La quinta sinfonía funciona como un memento mori, esas piezas de arte que les recuerdan a los públicos la presencia de la muerte. Y no es para menos: mientras la componía, Mahler sufrió una penosa enfermedad, relacionada con sus agotadores trabajos. “La obra es un enorme monumento sinfónico que inicia con un sobrecogedor solo de la trompeta que parece un llamado del más allá”, se lee en el programa de mano del concierto.
“Soy una persona muy curiosa y me gusta probar otras cosas en la vida, inventar. Lo que me gusta de los artistas de Medellín es la curiosidad. Los artistas de aquí tienen mucha curiosidad, mucho interés de descubrir otros estilos, otras maneras de trabajar”, dice Greilsammer. Esa curiosidad salta a la vista en conciertos de esta naturaleza.
También lo hace en las formas en las que la orquesta busca conectar con los públicos de la ciudad. Para lograrlo la orquesta ha tenido el arrojo de salir de los recintos convencionales de la música clásica y llevar su presencia sonora a espacios alternativos.
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David Greilsammer
“Desde 2013, se desempeña como director musical y artístico de la Camerata de Ginebra, una de las orquestas más eclécticas y aventureras del mundo. Ha actuado con la Camerata de Ginebra en la Filarmónica de Berlín, la Filarmónica del Elba de Hamburgo, el 92Y de Nueva York, el Salón Musashino de Tokio y el Centro de las Artes de Seúl, entre otros. Desde 2022 es el director titular de la Filarmónica de Medellín”, se lee en la página web de Filarmed.