Jenni Kivistö y Jussi Rastas son dos realizadores finlandeses que han encontrado en los cortometrajes y en los documentales una manera de narrar la realidad política en distintas partes del mundo.
Son los responsables de Colombia fue nuestra (2020) un audiovisual sobre la implementación del Acuerdo de Paz. “Parece que existen grupos o burbujas diferentes que piensan que Colombia es, fue o debería ser de ellos”, dice el correalizador Jussi Rastas, sobre los intereses que despierta este territorio en partidos políticos, grupos armados, campesinos o indígenas.
Colombia fue nuestra fue estrenado el 5 noviembre en el Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos de Bogotá y narra desde distintas miradas cómo se llegó al acuerdo.
“Lamentablemente parece que siempre se divide entre ‘nosotros’, ‘ellos’, ‘los demás’, y viendo la realidad del país es difícil decir: Colombia es de todos los colombianos”, comenta el documentalista (la otra directora es Jenni Kivistö).
El largometraje fue producido por Filmimaa, Les Films d’un Jour, Hansen & Pedersen Film y Medieoperatørene (Finlandia, Francia, Dinamarca y Noruega) y en Colombia tuvo el apoyo de productores de campo. El rodaje lo hizo la pareja, entre 2017 y 2018, en Tumaco y Bogotá.
En su paso por festivales ha ganado 11 premios, entre ellos como Mejor Documental Nórdico en el Festival de Gotemburgo. Está disponible en Amazon.com (no necesita suscripción) y en Direc TV.
¿Por qué cambiaron el título español?
“El título internacional Colombia in My Arms contiene un doble sentido de los brazos y de las armas. Enfatiza la responsabilidad personal de cada uno delante del país y al tiempo contiene cariño y la posibilidad hacia la violencia. Este fue un título que no se pudo traducir al español con este doble sentido”.
¿Cuál fue la mayor dificultad en hacer el trabajo?
“Queríamos llegar a una reflexión profunda sobre la moral humana a nivel universal y evitar caer en la discusión de posturas polarizadas. Quisimos ser fieles a nuestra experiencia y a lo que los personajes nos presentaron, sin caer en hacer propaganda para ningún grupo o partido político. El proceso de edición fue difícil y largo. Nos tomó un año para presentar todo tal y como lo habíamos vivido. Fuecomplicado porque estuvimos conscientes de que estamos haciendo el documental tanto para Colombia como para el mundo”.