La última tendencia en tatuajes no tiene tanto que ver con el estilo, tiene que ver el proceso: tatuarse bajo el efecto de la sedación clínica para evitar el dolor.
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Todo empezó con el reguetonero Arcángel, que no fue el primero ni ha sido el único, pero su popularidad hizo que el tatuaje se viralizara y se volviera noticia. Entonces se supo que el tatuaje lo había hecho el equipo de Ganga Tattoo, una tienda de Los Angeles, bastante reconocida por trabajar con famosos –LeBron James, Carlos Alcaraz, Canelo Álvarez, Ozuna y muchos más–, y que ofrece entre sus servicios, tatuajes sin dolor, es decir, con sedación y anestesia.
Con ese método han tatuado, además de Arcángel, a Peso Pluma, Post Malone, el futbolista Mariano Díaz y otro montón de clientes.
En Colombia también se hacen estos procedimientos, así se han tatuado el influenciador Yeferson Cosio y los reguetoneros Blessd, Westcol y Ryan Castro —este último ha promocionado su tatuaje tanto como su primer disco, estrenado hace poco.
El Tatuaje
Ryan Castro se tatuó toda la espalda con un diseño que evoca la figura del gangster estadounidense Al Capone. Para el trabajo se necesitaron cinco tatuadores y más de 10 horas de sedación.
El proyecto empezó con Daniel Bernal, que ya había tatuado varias veces a Ryan; en una de esas sesiones, Ryan le pidió que trabajara en su espalda, pero una pieza tan grande es imposible para un solo tatuador en una sola sesión. Entonces Daniel llamó a su colega Miguel Castaño, con quien disenó y armaron una nómina de lujo que incluyó a Martín Mesa, Sebastián Carvajal, y Santattoo.
—¿Qué cambia con la sedación a la hora de tatuar? –le pregunto a Daniel.
—Es más fácil porque no hay dolor.
—¿Ese tatuaje de Ryan Castro sin usar sedación cuánto se podía demorar?
—Si lo hace uno solo, ese tatuaje se llevaría unas 12 o 13 sesiones. Un diseño tan extenso es mejor hacerlo con sedación. En una sesión normal no es necesario, el dolor es más aguantable, pero tatuar una espalda entre cinco personas puede traer un dolor que nadie aguanta.
La anestesia
“Ni la anestesia ni la sedación son servicios de salud específicos o independientes. Estos siempre están regulados bajo el marco de otros procedimientos, pero estos, aunque sean realizados incluso fuera del quirófano, siempre deben ser en entornos sanitarios o asistenciales (...) la normatividad en Colombia es clara al requerir que estos procesos que impliquen sedación deben contar con la participación conjunta de dos personas, una es el profesional en salud que desarrolla el procedimiento y el otro es el encargado de hacer la sedación del paciente, el anestesiólogo, y eso es una premisa de nuestra sociedad: anestesia por anestesiólogos. Así pues, el procedimiento principal, según estas normas que están vigentes, lo debe realizar un profesional de salud. En este caso, el tatuador estaría excluido de esa figura por no ser un profesional titulado de salud y por no estar autorizado para realizar actuaciones médicas o en general, asistenciales, como dice la norma”, explica Olga Herrera, presidenta de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (Scare).
Lo primero a tener en cuenta es que los procesos de sedación y anestesia deben estar en manos de los anestesiólogos, no de los tatuadores; y los expertos señalan, además, que un anestesiólogo debe siempre acompañar a un profesional médico quien está al frente del procedimiento que se realice.
El problema, entonces, es que este tipo de procesos no están regulados todavía, perviven en una zona gris. En Colombia, la normativa vigente, en particular la resolución 3100 de 2019, permite la sedación ambulatoria en procedimientos estéticos y odontológicos, pero siempre dentro de un entorno de atención en salud. Los tatuajes no entran ahí.
“Actualmente, no existe una regulación explícita que permita o prohíba la sedación en prácticas de tatuaje, tenemos un vacío allí. No hay una normatividad que se ajuste, entonces en este caso resulta muy relevante que las autoridades competentes regulen el tema de forma expresa”, agrega Olga Herrera.
—¿Qué tiene que pasar? —le pregunto a Olga.
—Es imperativo un pronunciamiento del Ministerio de Salud sobre el alcance de la resolución 3100 de 2019 y además debe desarrollarse una regulación específica que contemple la sedación en procedimientos no médicos, como los tatuajes. Esa regulación debe asegurar que la sedación sea administrada únicamente por anestesiólogos, quienes tienen la capacitación y la experiencia necesaria para garantizar la seguridad del paciente y, además, que los procedimientos se realicen en entornos controlados —dice Herrera.
—¿Ustedes como Sociedad están de acuerdo con este tipo de procedimiento siempre y cuando se hagan de forma regulada?
—La premisa de nuestra sociedad es anestesia por anestesiólogos en todos los ámbitos. Sedaciones, anestesia fuera de quirófano, por supuesto anestesia dentro de instituciones habilitadas en pos de buscar y garantizar la seguridad de nuestros pacientes y el entorno.
—Es decir, lo de los tatuajes no esta mal que pase, pero que pase dentro de la ley...
—Así es, porque esta práctica se puede estar realizando con especialistas que proporcionan la sedación de muy altos estándares, pero no hay una regulación determinada para ese ámbito, que son procedimientos no médicos, entonces sí es expedito que se pueda regular.
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Un anestesiólogo que ha realizado sedaciones en sesiones de tatuaje en el país dice que la demanda de este tipo de servicios viene en aumento desde el caso de Arcángel. Dice también que este tipo de procedimiento, aunque está en una zona gris, es legal y es ético, pues tiene como fin evitar el dolor, aunque aclara que es necesario que siempre lo haga personal entrenado y especializado, que cuente con todos los medicamentos y dispositivos necesarios.
Aclara también que no se trata de anestesia general, si no de sedaciones superficiales o moderadas, y que, contrario a otros procedimientos donde se usa sedación ambulatoria como los estéticos y odontológicos, en el caso de los tatuajes es menos riesgoso.
Eso sí, la sedación siempre implica riesgos, y en procedimientos como tatuajes, lo más riesgoso de todo sería la sedación, pero eso ya es decisión de cada uno.
Y no depende solo del riesgo, sino del dinero. Una sesión de tatuaje con sedación es muchísimo más costosa. Además, el uso de sedación no es solo por evitar el dolor, sino por el afán, para hacer un tatuaje muy grande muy rápido.
El tatuador
Daniel Bernal tiene 24 años. Empezó a tatuar hace apenas cuatro años, pero desde entonces ha ganado bastante reconocimiento en la ciudad, y fuera de ella.
Dibuja desde pequeño, pero dejó de dibujar un tiempo largo, porque empezó a consumir sustancias y la vida se le volvió otra.
—Yo iba para habitante de calle, pensé que no iba a poder salir de ahí, entonces le pedí ayuda a mi mamá, y me internaron dos años —dice.
En el centro donde estuvo internado, retomó el dibujo y pensó en tatuar, pero cuando salió empezó diseño gráfico. Luego llegó la pandemia, y empezó a ayudar a su papá, que también es artista, con sus pinturas. Con la plata que se ganaba se compró la máquina y dejó la universidad.
Su primer cliente fue su padre, luego vinieron sus amigos, y ahora tatúa cada día desde influenciadores hasta extranjeros que vienen al la ciudad solo por tinta para la piel.
Artistas como Bernal, y quienes lo acompañaron en el tatuaje de Ryan Castro (Miguel Castaño, Martín Mesa, Sebastián Carvajal y Santattoo) dan cuenta del buen momento y del gran nivel del tatuaje en Medellín. Y ese buen momento se está convirtiendo en un gran foco de turismo para el país.
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Para saber más
¿Cuáles son los riesgos de la anestesia general?
Aunque en los procedimientos de tatuaje no se suele usar anestesia general, tenga en cuenta cuales pueden ser los riesgos.
Según MedlinePlus, la anestesia general normalmente es segura para personas sanas, pero puede tener un riesgo en personas que fuman, toman grandes cantidades de alcohol u otros medicamentos como sedantes, opioides o drogas ilegales, tiene alergias o un historial familiar de alergia a los medicamentos, tiene problemas cardíacos, pulmonares o renales.
Algunos efectos secundarios pueden ser las reacciones alérgicas a los medicamentos, problemas en el corazón o los pulmones, agitación severa que requiere medicamentos adicionales, inhalar alimentos o líquidos en el estómago a los pulmones, lesión en los nervios y dientes, ataque cerebral y el menos frecuente: estar consciente durante la cirugía y ser incapaz de moverse.
