La brillante cabeza está adornada por un fino tocado, una nariguera tubular y estilizadas orejeras. Todo indica que se trata de la representación de una mujer cacica sobre un asiento ceremonial. Tiene una vertedera en forma de orificio en la cabeza y dos anillas para ser suspendida. Es una urna cineraria elaborada en oro que data del periodo entre el año 250 (ac) y el 450 de nuestros días. Hace parte del grupo de 122 invaluables piezas del Tesoro Quimbaya, el mismo sobre el que esta semana el Gobierno de España “reafirmó su titularidad” y negó cualquier posibilidad de devolver, como respuesta a recientes discusiones en el país ibérico y a reclamos del Gobierno de Colombia.
La discusión de la potestad sobre el tesoro Quimbaya se volvió a poner sobre la mesa después de que un grupo de miembros del Partido Popular registró una pregunta en el Congreso de los Diputados de España para conocer la posición del actual gobierno de Pedro Sánchez sobre la titularidad y legalidad de la colección del tesoro que se encuentra exhibido en el Museo de América en Madrid y que el Gobierno de Colombia quiere traer de vuelta.
“No hay dudas sobre la titularidad española ni sobre la legalidad de la obtención”, respondió el gobierno español ante el crítico cuestionamiento en el Congreso.
El principal argumento de España para defenderlas es que la colección fue una donación hecha dentro de las costumbres internacionales “aceptadas en el siglo XIX, cuando por razones diplomáticas los Jefes de Estado regalaban objetos arqueológicos y artísticos a otros dirigentes, e incluso a simples particulares, como símbolo de agradecimiento por algún tipo de servicio”.
La historia señala que la entrega fue hecha por el entonces presidente Carlos Holguín Mallarino (1888 - 1892) a la reina María Cristina de Habsburgo para agradecer la ayuda de España en el arbitraje de 1891, que zanjó la disputa fronteriza entre Colombia y Venezuela.
Un nuevo intento
El ministro de Cultura de Colombia, Juan David Correra, le dijo a EL COLOMBIANO que se había reunido con su similar de España, Ernest Urtasun, en noviembre pasado, con la idea de promover unas conversaciones que, desde su punto de vista, tienen que superar las tensiones políticas y darse en el territorio de lo cultural.
Colombia lleva años intentando abrir las conversaciones con España sobre las 122 piezas que están en el museo en Madrid. “Por lo tanto propuse para el próximo 22 y 23 de febrero una diálogo sobre el Galeón San José, para explicar técnicamente que es lo que estamos haciendo; y anunciar en ese momento una conversación sobre las piezas arqueológicas quimbayas”, explicó Correa.
Para el ministro colombiano la polarización política hace que las conversaciones de este tipo “se llenen de rabias históricas que no conducen a nada”, entonces cree que lo que se debe hacer es “pensar con franqueza qué significan estas piezas para las culturas del mundo”, y en la forma de ver “cómo avanzar hacia una armonización y no hacía una idea individual de propiedad”.
El alboroto mediático se armó en España después de que el ministro Ernest Urtasun anunció la creación de espacios de diálogo e intercambio para “superar un marco colonial anclado en inercias de género o etnocéntricas” en los museos del país, que en su juicio han marcado la forma de ver el patrimonio, la historia y el legado histórico. En resumen, los españoles empezaron a hablar de una posible “descolonización de los museos”, lo que creo otra nueva polarización entre la ciudadanía.
Otros reclamos
En el 2018, los dos países tuvieron un cruce de comunicaciones diplomáticas sobre el tema. El 15 de marzo de ese año, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia envió a la Embajada de España en Bogotá una nota verbal sobre las piezas de la colección. En el texto el Gobierno señaló que como obra maestra de la orfebrería prehispánica la colección representa el legado de la cultura Quimbaya y es parte de la identidad nacional.
“El Ministerio expresa a España su interés en el retiro de dichas piezas y en tal sentido lo invita a entablar un diálogo sobre este importante asunto”, se puede leer en la nota.
Un mes y medio después, España respondió en una carta de dos páginas. Volvió a argumentar que se trató de un regalo, que por más de un siglo lo han tenido de manera legal y que con su cuidado se ha evitado que corriera la suerte de otras piezas, que fueron fundidas o quedaron en manos de particulares. “Ha permitido su conservación en perfecto estado para el disfrute de las generaciones pasadas, presentes y venideras”, señaló.
España, además, dijo que la colección Quimbaya es de “titularidad estatal y de categoría nacional” y como bienes de interés cultural la piezas son “inembargables, inalienables e imprescriptibles”.
Como un gesto de fraternidad, sin embargo, España sí dejó claro que están abiertos a un “diálogo técnico” que sirva para la organización de actividades como seminarios que permitan a Colombia disfrutar de la colección Quimbaya. Es decir en calidad de préstamos para exhibiciones temporales, “cómo lo hace como otros países con los que mantiene intercambios culturales relacionados con el Patrimonio Histórico Español”.
Asimismo, el país ibérico ofreció la posibilidad de fabricar una réplica exacta de alta calidad de las piezas. Y en caso de aceptar la organización de eventos en Colombia, España aclaró que ellos se encargarían del transporte y cuidado.
Las del Tesoro Quimbaya no son las únicas piezas arqueológicas y de gran valor cultural de la historia colombiana que están regadas por diferentes museos estatales y galerías privadas del mundo. Algunas han sido recuperadas por cosas del azar, pero la mayoría ha sido imposible traerlas de vuelta. Ese parece ser el caso de las 122 que están en Madrid, que parece, como dice el dicho popular, “ya perdimos”.
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objetos tenía la colección hallada originalmente en 1890, en Finlandia, en el Quindío.