Los Diálogos de Paz del Gobierno de Colombia con el ELN ya son un hecho. En la tarde de este lunes en Caracas, Venezuela, fueron instaladas las conversaciones que buscan cerrar con la guerra de casi seis décadas con ese grupo armado.
El alto comisionado para la paz, Danilo Rueda, aseguró que el Gobierno percibe que hay una disposición de parte del ELN, el grupo armado que se sienta en el mismo recinto que los emisarios del presidente Gustavo Petro y con el respaldo de los veedores internacionales Cuba, Noruega y Venezuela.
“Esta delegación de paz que se ha constituido en su interior ha desarrollado un ejercicio de respeto de las diferencias, de reconocimiento de las historias de las cuales venimos y de las que hemos participado porque creemos que el respeto a las diferencias nos suman en un propósito común”, afirmó Rueda.
En la mesa principal estuvieron Rueda, los senadores Iván Cepeda y María José Pizarro, el jefe negociador del Gobierno, Otty Patiño; el comandante de esa guerrilla Pablo Beltán y otros elenos que encabezarán la búsqueda de la paz con la Casa de Nariño.
Los negociadores aseguraron que este proceso tendrá transformaciones territoriales, retos sociales y ambientales que llegarán en el transcurso de las conversaciones.
Desde el ELN Pablo Beltrán apuntó hay varios problemas a tratar en este proceso, entre los que le preocupan tres, principalmente: la OTAN, el manejo de las drogas y la influencia de Estados Unidos.
“A Colombia no le sirve ser de la OTAN, la fracasada guerra contra las drogas lleva 50 años y está cada vez peor y para desgracia de todos nuestros pueblos Estados Unidos ha sido muy protagónico en liderar una doctrina de seguridad que ya tiene 70 años que considera que todo el que lucha por cambios en estos países es considerado como enemigo interno”, apuntó García.
En esa mesa también está José Félix Lafaurie, integrante de la mesa directiva del Centro Democrático y esposo de la líder de la oposición, María Fernanda Cabal. Sobre su escaño en la mesa, el ELN afirmó que respeta la soberanía de la Presidencia para definir ese asiento.
Este, sin embargo, no es un diálogo nuevo. El mismo Rueda resaltó que se está reiniciando la mesa de conversaciones que se había cerrado anteriormente, por lo que los negociadores retomarán puntos de la agenda que se tenían con la administración del presidente Juan Manuel Santos, aunque no descartan cambios en el calendario.
A pesar de que el cronograma será similar al que se había conocido desde 2017, cuando el exmandatario intentó sellar la segunda paz de su Gobierno, la coyuntura de la Colombia que se sienta a hablar con los combatientes es diferente. El mismo Pablo Beltrán opinó que el ángulo de inflexión de este 2022 es que el país tiene un Ejecutivo de izquierda.
“La diferencia de este intento con los anteriores es que hay un gobierno de izquierda. Nosotros estamos lidiando con gobiernos desde los 90 y no ha habido una política de Estado porque lo que logramos avanzar con el uno el siguiente lo niega”, sentenció Pablo Beltrán.
En esa agenda que se tenía con el expresidente Santos –y que se retoma con el Gobierno Petro– los tres primeros puntos son sobre la participación política, hay un cuarto sobre los derechos de las víctimas, el quinto tiene que ver con el fin de la guerra y el sexto busca delimitar la minucia de la implementación del posible acuerdo.
La primera fase de estos acercamientos durará tres semanas y se llevará a cabo en Caracas, desde donde quieren estructurar la planimetría que se tendrá en una siguiente ronda de conversaciones que se llevaría a cabo en 2023.
Ese formato consiste en ciclos de diálogo. Es decir, a mediados de diciembre se terminaría el primer ciclo de las conversaciones y a partir de allí se prepararían los demás.
Los negociadores omitieron detallar qué pasará con temas convulsos de la agenda como el cese al fuego, pero si dejaron en el papel que hay confianza en el proceso y entre las partes.