Carlos Garzón vive en Manizales, tiene 31 años, va al gimnasio de lunes a domingo, practica trail running, trabaja todo el día y estudia por la noche. Con semejante ritmo de vida, sentirse agotado es inevitable.
Había escuchado en la radio que un multivitamínico llamado vitacerebrina francesa ayudaba a que el cuerpo y la mente se sintieran con más energía, además de que se podía conseguir en cualquier farmacia o tienda naturista sin necesidad de fórmula médica.
Hace más de un mes, Carlos se decidió por fin a empezar con las vitaminas y compró dos cajas de 20 tabletas de la marca Vitanicole Francesa en una tienda naturista del centro de Manizales. Cada paquete le costó 5.900 pesos.
20 días después, el manizalita había acabado con una de las cajas y como no sintió ningún efecto adverso, se decidió a empezar la segunda.
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Sin embargo, el primer síntoma de una enfermedad que los médicos aún no entienden, y que podría deberse al intoxicación por un lote aparentemente vencido de Vitanicole Francesa, se manifestó el sábado anterior al Domingo de Ramos, cuando llevaba casi un mes consumiendo las vitaminas.
Mientras se afeitaba, Carlos, como muchos hombres, se hizo pequeños cortes en el rostro. Le había pasado infinidad de veces, y casi siempre la sangre estancaba segundos después de que se abriera la herida. Pero ese día, la sangre siguió saliendo en pequeñas cantidades en el transcurso de la jornada y sólo paró con la llegada de la noche. Aunque le pareció extraño, no se alarmó.
Lo mismo le pasó el lunes de Semana Santa, cuando se afeitó para ir al trabajo. La sangre no estancaba y tuvo que limpiarse el rostro todo el día con un pañuelo. Horas después, las heridas dejaron de sangrar y Carlos se olvidó del incidente.
El miércoles santo, el manizalita notó otros dos síntomas que esta vez sí lo hicieron ir al hospital. Cuando salió de trabajar, a eso de la una de la tarde, Carlos arrancó para urgencias con un cuadro de gastritis intensa y turbiedad en la orina.
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En una cita prioritaria, el médico que lo atendió le mandó inyecciones para el dolor de estómago y le dijo que lo de la orina oscura podría ser una cistitis, pero que lo más probable era que los síntomas no estuvieran relacionados con una enfermedad en común.
Con las inyecciones, el dolor de estómago desapareció y Carlos se fue tranquilo para su casa, pero el jueves santo empeoró: aunque no le dolía ni le ardía al orinar, el líquido que salía de su cuerpo era rojo como la sangre.
Volvió a urgencias y esta vez, ante semejante síntoma, lo atendieron de inmediato. El médico ordenó todo tipo de exámenes y lo tuvieron en observación durante la noche. La muestra de orina arrojó una concentración inusual de proteína y hemoglobina, y los profesionales en salud le dijeron que estaba sufriendo un choque anémico.
Después lo vio un nefrólogo, el especialista en enfermedades de los riñones. Le hicieron pruebas de sangre, de orina, tacs y ecografías, pero ninguna mostraba qué era lo que podría estar causando la hematuria.
El único examen que salía mal era el de coagulación: el Índice Internacional Normalizado, que mide el tiempo que se demora la sangre en coagular, llegaba hasta 25, cuando lo normal es entre 0.8 y 1.2 y desde 5 es indicador de hemorragia. “Los médicos estaban desconcertados”, dice Carlos.
La sangre en la orina duró cinco días: al parecer, el tratamiento con plasma congelado y vitamina k que le aplicaron había surtido algún efecto. Sin embargo, los tiempos de coagulación seguían siendo demasiado altos y a los médicos les pareció importante que Carlos estuviera bajo vigilancia médica, porque cualquier herida leve podría ser fatal.
Lo dejaron hospitalizado en la Clínica Versalles de Manizales, donde sigue hasta el día de hoy. Ya lo valoró una oncóloga y un hematólogo, que le mandó una serie de exámenes para descartar la hemofilia u otras enfermedades graves de la sangre. Sin embargo, no habían contemplado la hipótesis de que las vitaminas pudieran haber provocado el sangrado.
Desde el principio, Carlos informó a los médicos que llevaba un mes tomando Vitanicole Francesa, “pero antes me dijeron que eso era benéfico”, asegura el manizalita.
Sólo fue hasta esta semana que el manizalita asoció las pastillas con el comienzo de todos sus males, cuando una amiga le compartió el artículo publicado por EL COLOMBIANO en el que alertamos sobre cinco casos de personas con hemorragias por el consumo del multivitamínico.
Inmediatamente, Carlos reconoció la caja de Vitanicole Francesa de los cinco pacientes hospitalizados por sangrados en los hospitales de Medellín: eran las mismas tabletas que él había comprado en la tienda naturista de Manizales.
El hombre informó a los médicos de su hallazgo, quienes remitieron el caso al Invima, y se comunicó con este periódico para hacer el enlace con los toxicólogos del Hospital Universitario San Vicente de Paúl.
Al día siguiente, el Invima lanzó la alerta del producto que sí tiene los registros sanitarios, pero aparentemente estaría vencido desde noviembre de 2016. Y mientras la institución estudia por qué las vitaminas tuvieron esa reacción adversa en por lo menos ocho personas en Antioquia y el Eje Cafetero, los médicos intentan que la sangre de Carlos, un muchacho joven, sano y deportista, vuelva a la normalidad.