Por Mario A. Duque Cardozo
Quizá le ha pasado. Tiene usted puestas las gafas y, sin embargo, entrecierra los ojos, tal vez apenas un poco, para enfocar mejor aquello que quiere leer: un letrero, una señal de tránsito... Bueno, tal vez sea hora de volver al consultorio y revisar la fórmula de sus lentes.
“A los pacientes les suelo sugerir que lo hagan cada año, pero eso es relativo. En niños, por ejemplo, puede ser más frecuente por su propio crecimiento y desarrollo”, explica el oftalmólogo Julián Correa Franco.
En los adultos el cambio suele ser anual, pero los nuevos materiales y la calidad de las fórmulas, han alargado esos tiempos, agrega el especialista.
También del problema de refracción que se presente. Los hipermétropes, explica Correa Franco, suelen ser más estables en el tiempo, mientras que la miopía, común ya entre los adolescentes, puede necesitar actualizar la fórmula con mayor frecuencia por el mismo tema de su crecimiento.
Ahora, mucho más claro: si usted ya usa lentes, pero vuelve a sentir aquellos síntomas que le hicieron consultar la primera vez, pues lo más probable es que necesite revisar la fórmula. Es decir, dolor de cabeza, cansancio, fatiga en los ojos, entre otros.
Eso sí, aclara Correa Franco, “si se revisan las gafas y los síntomas persisten, puede ser que haya otro problema que deba ser tratado, como diabetes, hipertensión o glaucoma, que son pacientes a los que hay que revisarles la fórmula con frecuencia”.
Al oftalmólogo
Un paciente con una enfermedad de base puede requerir ir al oftalmólogo dos veces al año; un paciente sano, por su parte, debe visitar a este especialista, cómo mínimo, una vez cada dos años.
Sin embargo, después de los 35 años, sugiere Correa Franco, se debe ir al oftalmólogo una vez al año, pues después de esa edad es que empiezan a aparecer complicaciones como el glaucoma, entre otras.