El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, manifestó que su país no descarta que José Adolfo Macías Villamar (“Fito”), jefe de la banda criminal “Los Choneros”, esté en Colombia, por lo que le pidió a su par, Gustavo Petro, que intensifique su búsqueda.
“Sí es posible, es posible, le he solicitado al presidente Petro que aplique una búsqueda intensa en el país y que tengamos cooperación entre los dos países”, precisó el mandatario ecuatoriano, en diálogo con W Radio.
José Adolfo Macías Villamar (“Fito”) huyó hace dos semanas de una cárcel en Guayaquil y su paradero es incierto, lo que ha despertado el temor de que esté refugiado en países vecinos como Colombia, Perú, Bolivia, incluso en Argentina, donde está parte de su familia.
A la huida de Macías Villamar le sobrevino a Ecuador una escalada de violencia desatada por una serie de grupos al margen de la ley que llevaron sus acciones al interior de cárceles, con secuestros de funcionarios y hasta la toma en directo de un canal de televisión.
El acto más reciente de esas acciones fue el asesinato del fiscal César Byron Suárez Pilay, ocurrido en Guayaquil el pasado 17 de enero.
El presidente ecuatoriano dijo que su país ubicó y está realizando el traslado desde Córdoba (Argentina) de la familia del jefe de “Los Choneros”.
Lo que sí descartó Noboa es considerar a Macías Villamar el “Pablo Escobar” ecuatoriano, al sostener que son 22 los grupos criminales y mafiosos los que hay en su país, de manera que “acá estamos en un conflicto armado interno” y no en la pelea contra un solo criminal.
Añadió que parte de la violencia desatada por esas organizaciones tiene que ver con la decisión de su gobierno de acabarlas, para lo cual no solo se ha recurrido al trabajo con la fuerza pública, sino que ha llevado a los tribunales de su país la discusión frente a asuntos como establecer la extradición e iniciar causas judiciales de extinción de dominio, entre otras.
Frente a los 3.200 presos extranjeros en cárceles de su país, el Jefe de Estado sostuvo que la normalidad interior abre la posibilidad de enviarlos a sus países de origen, una vez cumplida parte de la condena, de manera que repatriarlos a sus naciones contribuiría a reducir el hacinamiento carcelario interno.
Noboa sostuvo que esa cantidad de presos extranjeros le cuesta tantos recursos al erario de su país, que “estamos gastando más dinero en los presos extranjeros que en el desayuno escolar de los niños”.
En ese orden, Quito le ha pedido a Bogotá recibir a los 1.500 presos colombianos recluidos en sus penales, un requerimiento frente al que se ha manifestado receptivo el Gobierno de Petro, que, sin embargo, ha advertido que espera estudiar caso por caso y respetar los procedimientos jurídicos internos.