Por cuenta de los tejemanejes de la política los 800.000 votos que sacó Francia Márquez como precandidata presidencial hoy se convirtieron en 15 funciones asignadas a su cargo como vicepresidenta. Pero la falta de recursos para desempeñar estas nuevas tareas y los quites para darle más poder dentro del Ejecutivo podrían limitar su margen de maniobra en el Gobierno de Gustavo Petro.
Si bien la vicepresidenta salió a decir que no es una mujer que se deje “aislar”, hay voces que advierten que ese es el efecto que están generando las recientes decisiones que en torno a su cargo tomó el Jefe de Estado.
Las nuevas funciones de Márquez están consignadas en un decreto que firmó el director del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), Mauricio Lizcano. Y fue Lizcano el primero en dar la noticia: tras un mes y dos días por fin le asignaban una hoja de ruta a la vicepresidenta para los próximos cuatro años.
Varias de sus tareas tienen que ver con la protección de los derechos de minorías y poblaciones históricamente excluidas. No obstante, algunas muestran encargos gaseosos que no entregan mayores detalles de cómo podrían implementarse.
Por ejemplo, le “confían” la “misión interinstitucional” de coordinar distintas acciones para que prevalezca el derecho a la igualdad en Colombia. A su vez, le piden hacer esfuerzos para garantizar los derechos de las comunidades del Pacífico colombiano. Básicamente, tendrá que estar verificando que el Estado le cumpla a la población lo que se acordó en el pasado, por ejemplo, tras el paro cívico de Buenaventura, Valle del Cauca.
Entre otras cosas, también se espera que esté al frente del diseño y la implementación de políticas públicas para los discapacitados, la población LGBTIQ+, y las mujeres que se dedican a las labores cuidado –actividades domésticas que históricamente no han sido remuneradas–.
Aunque la normativa le confiere más encargos que a su antecesora, la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez, sigue sin darle los dientes suficientes -y el presupuesto extra- para llevar adelante su trabajo.
(Siga leyendo: Polo Polo se disculpó, pero volvió a arremeter contra Francia Márquez).
Sin Ministerio de la Igualdad
La falta de peso de la Vicepresidencia quedó en evidencia con el Gobierno pasado, cuando el expresidente Iván Duque le confió la Cancillería a su entonces vicepresidenta Marta Lucía Ramírez.
Pese a que Petro y Márquez han sido férreos opositores del Gobierno pasado, esta idea les quedó sonando. Por eso acordaron que sería Márquez quien ocuparía el Ministerio de la Igualdad, una nueva cartera dentro del Ejecutivo que fue propuesta de campaña.
La intención era que este Ministerio se convirtiera en el máximo articulador de todas las políticas públicas sociales del país. Es decir, que no solo se limitara al rol de crear políticas con enfoque de género, que también serán su fuerte.
El Gobierno del presidente Petro, sin embargo, ha ido desinflando el proyecto de esta cartera ministerial. Tanto así que no está entre las prioridades del Ejecutivo en el Congreso, pues el proyecto de ley que lo creará sigue sin ser radicado.
En todo caso, fuentes de la Vicepresidencia le dijeron a este diario que el borrador del articulado ya está siendo revisado en las oficinas de la Presidencia y que estuvo listo desde julio pasado. Su propósito, señalaron, es que ya esté rodando en el Congreso este mismo año.
El primer mandatario, sin embargo, le ha puesto límite al alcance que tendrá este ministerio en declaraciones recientes. Por ejemplo, ya descartó la posibilidad de que el Ministerio de la Igualdad tome las funciones del Departamento de Prosperidad Social, que maneja un jugoso presupuesto de más de $6,6 billones anuales.
“No quise que el DPS fuera el Ministerio de la Igualdad porque eso es como decir que el neoliberalismo tenía razón y que entonces a punta de limosnas para pobres se construye la igualdad. Las fuerzas progresistas nunca hemos querido eso”, aseguró el presidente Petro.
La paciencia de Francia
Petro ha tomado otras decisiones que han sido interpretadas como desplantes a la vicepresidenta.
Esta misma semana, por ejemplo, Márquez fue la gran ausente en la reunión que sostuvo el primer mandatario con la bancada del Pacto Histórico en la cual delineó cuáles serán sus grandes apuestas legislativas y cómo pretende distribuir el nuevo Presupuesto General de la Nación.
Pero tal vez el episodio más polémico de todos fue el de la abogada Cielo Rusinque, quien quedó en cabeza del Departamento de Prosperidad Social (DPS).
Aunque inicialmente se esperaba que fuera Márquez quien ocupara ese cargo -debido al jugoso presupuesto y el poder de decisión que tiene dentro de las políticas públicas sociales-, Petro se decanto por Rusinque, una curtida figura de la entraña petrista.
A Rusinque, incluso, le criticaron la cercanía con varias figuras de esa orilla política señaladas de presunta violencia sexual, como el sociólogo Fabián Sanabria, a quien defendió tanto en redes como en los estrados judiciales.
Esta designación en el DPS, además, se consideró como un desplante debido a que se esperaba que ese departamento fuera fusionado con el futuro Ministerio de la Igualdad, que, de nuevo, es la gran promesa de Petro para Márquez.
Pese a todo, en entrevista con Noticias Caracol, la vicepresidenta descartó que esté de pelea con el primer mandatario. “No es cierto. Yo creo que se escuchan muchos rumores”, dijo Márquez. Y señaló que han construido una relación de “empatía” con el presidente