El monopolio de la marihuana de variedad cripa, acceso a varios enclaves estratégicos del narcotráfico, la influencia sobre el puerto de Buenaventura y el abandono del Estado a las áreas rurales, son algunas de las razones por las que las disidencias de las Farc son tan problemáticas en la frontera de los departamentos de Cauca y Valle.
La escalada terrorista que padecen estas regiones (la tercera desde principios de abril), tiene como protagonista a los frentes Jaime Martínez, Carlos Patiño y Dagoberto Ramos, del Estado Mayor Central (EMC), que están atacando a la Fuerza Pública y a las comunidades con bombas, tatucos, asonadas y ráfagas de fusil.
Aunque las Fuerzas Militares han tratado de frenar su ofensiva, se han topado con un enemigo que ofrece resistencia con un nutrido arsenal y logra escapar impunemente, mezclándose con la población civil y camuflándose en la topografía. ¿A qué se debe el poder criminal de los frentes de Cauca y Valle?
El Cauca y Valle son dos de los departamentos más activos en la cadena del narcotráfico, tanto de la cocaína como de la marihuana, lo que les deja lucrativos ingresos a estas organizaciones.
En el norte del Cauca se concentran las mayores extensiones de marihuana de tipo cripa, protegidas por las leyes de autonomía indígena que autorizan a cada familia étnica poseer por lo menos dos hectáreas con cultivos ancestrales. Los sembradíos están en Corinto, Toribío, Miranda, Caloto y Santander de Quilichao.
La yerba que se produce allí alimenta las plazas de vicio de las principales capitales colombianas, y también se exporta a Brasil, Panamá y las islas antillanas.
Además, hay cinco enclaves estratégicos de cocaína, es decir, territorios en los que, según la ONU, se concentra toda la cadena del narcotráfico: siembra, producción, transporte interno y exportación.
Dichos enclaves son: Argelia - El Tambo (10.099 hectáreas de coca), Timba - Jamundí - Buenos Aires (1.436 hta), El Naya (1.390 hta), Policarpa - Patía (975 hta) y Timbiquí - Saija (179 hta).
Muchas rutas de droga, con destino en los cinco continentes, nacen en el puerto de Buenaventura (Valle), y para acceder a este servicio ilegal los exportadores de cocaína deben pagarles “impuestos” a esos frentes guerrilleros, tanto por el transporte a través de sus territorios como por la posibilidad de embarcarlos.
En la mañana de este miércoles, el alcalde de Cali, Alejandro Eder, dijo que el EMC y en especial el frente Jaime Martínez, “tiene alrededor de 3.000 o 3.400 hectáreas de cultivos de coca que estarían produciendo 80 millones de dólares al año”.
Para la Comisión de la Verdad, en la presentación de un corto documental titulado “¿Por qué persiste la guerra en Cauca?”, el problema radica en que “se concentran tres factores que hacen que la violencia y el conflicto persista en este territorio: el despojo de la tierra, las economías ilegales (narcotráfico) y las alianzas entre las distintas fuerzas políticas y armadas”.
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