El expresidente César Gaviria está a punto de perpetuarse en el Partido Liberal, amparado por el músculo parlamentario que confeccionó en 2018 con las listas legislativas. Aunque dentro del partido cuenta con escuderos que lo apoyan, sus actuaciones también han generado críticas, al punto de que en 2018 hubo un cisma en la colectividad.
El martes, 41 de los 49 congresistas liberales enviaron una carta al expresidente en el que le pidieron que se quede dos años más al frente del partido, cargo en el que está desde septiembre de 2017, cuando, entre ovaciones, fue elegido en la VII Convención Liberal.
Llegó a la dirección en el momento en el que el partido se preparaba para las elecciones legislativas en marzo de 2018, cuando fue la segunda colectividad más votada. Pero con el éxito en esos resultados también llegaron las críticas. Desde distintos sectores al interior del partido lo señalaban de armar las listas a Cámara y Senado a su antojo. Las críticas siguieron por la falta de apoyo a Humberto de la Calle en la primera vuelta, y luego llevaron a una fractura cuando el liberalismo apoyó a Duque en segunda vuelta.
El exministro Juan Fernando Cristo fue uno de los que salió de la colectividad en esa ocasión. En diálogo con EL COLOMBIANO, califica a Gaviria como “el enterrador del liberalismo, nos llevó a una pérdida de protagonismo. El partido hoy es un simple cascarón que reparte avales”.
Pero, como en un ajedrez, siguió moviendo fichas. Un representante cuenta que episodios como el fracaso de la reforma de justicia de Duque en 2018, cuando Alejandro Chacón –ficha del expresidente– era presidente de la Cámara, muestran sus estrategias y que “es capaz de parársele al mandatario”.
Por eso, dentro del partido tiene seguidores irrestrictos. “Uno busca alguien que dé garantías. En él encontramos una persona con una trayectoria y que genera confianza”, dice el representante Julián Peinado, autor de la carta.
Para Carlos Andrés Arias, docente de la Universidad Externado y consultor político, lo que ha hecho Gaviria es mantener el status quo de la maquinaria política dentro de las huestes liberales. “Su presencia condena al partido a ser estigmatizado por lo mismo”, concluye.
Desde ya, y bajo el control del expresidente, hoy el partido empieza a prepararse para las elecciones de 2022. Sin embargo, el éxito de 2018 puede dificultarse con sectores como el de Juan Fernando Cristo, que aún creen “por culpa de Gaviria el liberalismo hoy no existe” .