Se acercan las elecciones presidenciales y a Congreso de este 2022. Para conocer los resultados de ambos comicios hay un formato de preconteo y escrutinio de los votos que aplican las autoridades para conocer prontamente el balance de la jornada y realizar, luego, un proceso de revisión exhaustivo de los datos.
Una vez se cierran las urnas, los jurados de mesa proceden a contar los sufragios que están depositados en estas. A esa diligencia se le conoce como preconteo y consiste en el proceso para consolidar la información y luego divulgarla al público, de forma rápida.
El momento del preconteo es considerado por la Registraduría como una diligencia netamente informativa para que la ciudadanía se entere con prontitud del desenlace de las elecciones. No obstante, carece de valor jurídico.
Es ahí donde se habla de la otra palabra clave para entender el conteo de los tarjetones: el escrutinio, en el que se efectúa el conteo oficial de los votos y que sí tiene validez ante la ley. Para este se utilizan unos formularios conocidos como E-14 que son diligenciados por los jurados de votación.
El preconteo y el escrutinio son momentos diferentes. El domingo de las elecciones, la Registraduría publica boletines con información preliminar del desarrollo de la contienda, datos que son consolidados mediante llamadas telefónicas, información enviada a través de medios electrónicos o, incluso, desde teléfonos satelitales ubicados en las zonas más apartadas del país.
“La finalidad de los boletines es dar información a la opinión pública en general de cómo se va adelantando la jornada electoral, más no de declarar elecciones ni mucho menos servir de mecanismo jurídico para ser demandados por las diferencias que entre éstos y las actas de escrutinios existan, dado que por ley no tienen valor jurídico alguno”, detalla la Registraduría.
Con el escrutinio se tiene un resultado con valor jurídico vinculante, que tiene validez en el Código Electoral. Este está a cargo de las comisiones escrutadoras y el Consejo Nacional Electoral.