Cuando se cumplen 6 días del magnicidio del presidente de Haití, Jovenel Moise, la Policía de Colombia confirmó el nombre de una empresa que, según las investigaciones, puede ser clave para develar el entramado que hay en torno a este caso y en cuyo desarrollo está involucrado hasta el FBI.
El director de la institución, general Jorge Luis Vargas, confirmó que se trata de CTU Security, empresa que podría estar detrás del reclutamiento y financiación de los supuestos mercenarios que acabaron con la vida del presidente Moise en la madrugada del pasado 7 de julio. Esa firma dice en su portal de internet que “ofrece productos y equipos de seguridad de alta calidad”; y añade que está conformada por “un equipo de consultores profesionales y bilingües”.
Esta empresa, con domicilio principal en el sur de la Florida, en Estados Unidos, tiene entre sus servicios el de seguridad, línea de negocio por la cual –de acuerdo con Vargas– fueron contactados los militares colombianos (r) que hoy se encuentran detenidos por las autoridades de Puerto Príncipe, acusados de ser los responsables materiales del crimen.
Según la misma CTU, sus servicios de seguridad van desde protección a la personalidad hasta la investigación privada. El representante legal es Anthony Emanuel Intriago, señalado por la Policía colombiana de comprar 19 tiquetes aéreos con una tarjeta de crédito registrada en Miami y cuyo uso podría estar relacionado con el caso, aunque ni la firma ni sus voceros se han pronunciado oficialmente sobre estas hipótesis.
Anoche, ante las fotos que han circulado en redes del presidente Iván Duque junto a Intriago, Presidencia dijo que son de la campaña de 2018 y corresponden a un evento en Miami del 10 de febrero de ese año al que asistieron 1.200 personas.
Desde la Policía también señalaron que investigan la triangulación de mensajes entre Germán Rivera, capturado, y el abatido Duberney Capador, con la empresa CTU, así como su vínculo con James Solajes, ciudadano haitiano-estadounidense que se había entregado a las autoridades de Haití y quien los habría señalado a ellos dos de ser eje clave en la trama.
El general Vargas confirmó que Capador tenía contacto con CTU y que, a través de un grupo de WhatsApp, se hicieron las primeras convocatorias de esta supuesta oferta de trabajo en el exterior, a la que acudieron inicialmente 23 personas. Y agregó que los tiquetes tenían como punto de salida el Aeropuerto Eldorado, de Bogotá, con destino a Santo Domingo, en República Dominicana y país vecino de Haití.
La Policía también confirmó que el jefe de seguridad del Palacio Nacional de Haití, el comisario Dimitri Hérard, que también es investigado por su posible participación en este magnicidio, estuvo en Colombia siete veces este año.
Los viajes de Dimitri, cuyos propósitos se desconocen, se realizaron a Bogotá, Ecuador y República Dominicana. Iniciaron el 19 de enero y finalizaron en mayo, mes en el que más trayectos se reportan con un total de cuatro entre los días 22 y 29 de ese mes. Dimitri siempre tuvo como escala a Bogotá, pero viajó principalmente hacia Ecuador y República Dominicana, por lo que el general Vargas manifestó que ya se les preguntó a esos países qué hacía ese sujeto allí.
Hasta ahora, la Policía de Colombia ha intercambiado 322 mensajes con la Interpol de Haití, Panamá, Ecuador, República Dominicana y Estados Unidos relacionados con registros migratorios, nombres de otras cinco empresas y de 34 personas más. Sin embargo, Vargas no reveló identidades, aunque explicó que figuran por lo menos 21 colombianos: tres de ellos muertos y 18 capturados.
Henry Destin, juez de paz encargado del informe forense del presidente de 53 años, indicó que este presentaba 12 impactos de bala correspondientes a armas de gran calibre y de 9 milímetros. “Lo encontramos acostado boca arriba, pantalón azul, camisa blanca manchada de sangre, boca abierta, ojo izquierdo perforado. Vimos un agujero de bala en la frente, uno en cada pezón, tres en la cadera, uno en el abdomen”, relató al periódico Le Nouvelliste.
La versión oficial sobre este magnicidio indica que los autores de este hecho fueron asesinos a sueldo, en su mayoría militares (r) colombianos.
Por estos hechos, el domingo pasado fue capturado el que sería el autor intelectual del asesinato de Moise. Se trata de Emmanuel Sanon, un médico haitiano con aspiraciones políticas. Sobre él recaen las sospechas porque fue llamado después del tiroteo por dos de los implicados.
Aunque ya hay resultados, los gobiernos de Colombia, Haití y EE. UU. continúan con las investigaciones para llegar hasta el fondo de este crimen, con colaboraciones que van desde el envío de personal de investigación hasta despliegue de tecnología