Las afugias financieras y las conveniencias políticas inclinarán la balanza sobre uno de los proyectos de seguridad nacional más espinosos de la última década: la renovación de la flota de defensa aérea de Colombia.
Varios expertos han manifestado en múltiples oportunidades que las aeronaves de combate Kfir, compradas a Israel en 1987 y 2009, y repotenciadas hasta más no poder, cumplirán su ciclo de vida útil en 2023, convirtiéndose en un riesgo para los pilotos y las comunidades que sobrevuelen.
Desde 2019 el Ministerio de Defensa tiene cuatro ofertas de empresas de diferentes países para reemplazar progresivamente, con entre 12 y 36 aeronaves, su “Escuadrón de Superioridad Aérea”: los aviones F-16 (EE.UU.), SAAB Gripen (Suecia), Eurofighter Typhoon (España, R. Unido y Alemania) y Rafale (Francia).
En el gobierno de Iván Duque, según fuentes cercanas al tema, había conversaciones adelantadas para adquirir 24 unidades de F-16, fabricados por la firma Lockheed Martin, por un valor que rondaba los US4.500 millones. Pero llegó la pandemia de covid-19 con su crisis financiera, y la Casa de Nariño no tuvo cómo justificar esa compra ante un país con necesidades sociales y económicas más apremiantes.
También se frenó la compra de aeronaves para la Policía y para el transporte de tropas e insumos de la FAC. El tema incluso se politizó, cuando el entonces presidente electo Gustavo Petro trinó el 22 de junio pasado: “Todo avión que se compre para instituciones públicas en estas semanas, se vuelve a vender. Le solicito al presidente Duque suspender esas compras”.
Ahora la responsabilidad de no dejar indefensa la soberanía aérea de la Nación le corresponde a Petro, con un panorama financiero igualmente complejo.
Con una expectativa de inflación para 2023 del 7,5%, según el Banco de la República; fantasmas de recesión económica mundial; y una reforma tributaria que castigará aún más el bolsillo de los colombianos, no será fácil destinar una cifra multimillonaria para las aeronaves.
Sin embargo, no hay nada descartado y los franceses al parecer tomaron la delantera en los acercamientos.
Erich Saumeth, analista de defensa y seguridad, y corresponsal del portal Infodefensa.com, indicó que hubo una reunión clave el mes pasado, cuando Petro visitó a su homólogo Emmanuel Macron en París. A la cita acudió Éric Trappier, presidente de Dassault Aviation, la empresa que fabrica los Rafale.
Allí se le dio un empujón importante a la propuesta francesa. Más allá del hecho de que se trata de una estupenda - y costosa - aeronave, los franceses tienen a su favor la simpatía de Petro, por encima de los estadounidenses.
El Jefe de Estado se graduó en Bélgica de la Universidad de Lovaina, que es francófona, y sus hijos estudiaron en el Liceo Francés. “Es un francófilo”, en palabras de Saumeth”, y con Macron hay proyectos políticos en común, como el respaldo a las conversaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición venezolana.
De momento no se conocen los precios de la oferta ni la cantidades y modelo de los aviones. EL COLOMBIANO consultó al MinDefensa y a la Fuerza Aérea, institución que señaló “no estar autorizada a hablar” del asunto.
Aún así, fuentes del Comando General de las FF.MM. indicaron que se trata de un tema urgente, que ya no se puede aplazar más.