El presidente Gustavo Petro, secundado por sus principales escuderos y atizando a sus barras bravas, participará este miércoles –así como lo hizo hace un año–, de las tradicionales movilizaciones del 1 de mayo. Sin embargo, el contexto político y social que marca este Día del Trabajo dista de la situación de hace un año: la confrontación está en su punto máximo –persiste en la constituyente–, el descontento contra su Gobierno fue expresado con creces hace 10 días en multitudinarias marchas y sus reformas –algunas ya hundidas–, siguen pasando aceite en el Congreso.
La fotografía más reciente la mostró el Opinómetro de la firma encuestadora Datexco, que reveló que el 59 % de los colombianos –casi tres de cada cinco– desaprueban la gestión del primer mandatario. De hecho, el sondeo evidenció que, si bien el 40 % le cree a su teoría del ‘golpe blando’, el 39 % no y un significativo 19 % no sabe, mientras que un 2 % se abstuvo de responder. (Ver gráfico al final)
De allí que el interés del Jefe de Estado por participar de las protestas –acaparando la tradicional jornada e imprimiéndole una carga política distinta a las habituales consignas de sectores sindicales–, abarque varios frentes. En primer lugar, consciente del impacto que significaron las movilizaciones del 21 de abril –en las que no solo marchó la oposición, sino grupos descontentos y si se quiere, desilusionados con su Gobierno–, Petro busca ratificar su músculo de masas y responder a la calle con calle.
“Este es un gobierno popular y de la gente, que se hizo elegir a partir de los movimientos sociales, de trabajadores, mujeres, estudiantes, campesinos e indígenas, y la marcha del 1 de mayo históricamente convoca a estos sectores. Es apenas lógico que el Gobierno encuentre en la base popular que lo respaldó y votó por él un escenario para seguir legitimando y dándole fuerza al trámite de las reformas, que está tan complejo en el Congreso”, reconoció a EL COLOMBIANO el senador Alex Flórez, del Pacto Histórico.
Justamente, el segundo derrotero de estas marchas, además de poner a prueba el músculo de masas del Gobierno, es darle otro impulso a sus reformas sociales: si bien ya se hundió salud, el Ejecutivo tiene en cola la pensional, educación y laboral. Lo que ocurra en el trámite de estas iniciativas podrá además darle gasolina o no al Jefe de Estado con su idea de una constituyente.
“La marcha es totalmente legítima, como la de la oposición. El que quiera salir a marchar que salga. No es la primera vez que un gobierno sale a marchar un 1 de mayo. La primera vez fue con Alfonso López Pumarejo en 1935”, declaró el senador Ariel Ávila, de la Alianza Verde.
Sin embargo, para el profesor Jorge Iván Cuervo, analista político e investigador de la Universidad Externado, que el Jefe de Estado haya elegido justo esta significativa jornada para salir a marchar y darle un impulso a sus reformas no deja de ser una distorsión del 1 de mayo.
“El Gobierno siente que representa a los sindicatos, que la clase trabajadora está con él y por lo tanto, al sumarse a la marcha no siente que esté invadiendo su espacio. Considero que el espacio de la movilización ciudadana tiene que estar diferenciado de la movilización política”, explicó Cuervo a este diario.
Que el ‘Gobierno del cambio’ acoja y represente a la mayoría de los sindicatos es una hipótesis que controvierte con cifras en mano Jorge Iván Díez, secretario general de la CGT (Confederación General del Trabajo) en Antioquia, un sector sindical que, aunque otrora acompañó a Petro, hoy toma distancia e incluso, se apartó de la movilización advirtiendo que el 1 de mayo “es de los trabajadores y si un Jefe de Estado lo convoca deja de serlo para ser el día del Gobierno”.
De acuerdo con Díez, a través de más de 224 sindicatos, los sectores que mantienen independencia del Gobierno abarcan el 80 % de la CGT y solo un 20 % “ está en las todas de Petro y hace parte de su comité de aplausos”. Según el líder sindical, la CGT Antioquia (con 67 sindicatos), la CGT de Bogotá y Cundinamarca (70), Fegtravalle CGT (43 sindicatos), la Federación Estatal Nacional (29), la CGT Amazonas (10) y la CGT Cesar (15 sindicatos) son sectores que toman distancia del Gobierno.
“Obviamente son promedios, pero lo pudimos constatar en los congresos. Pero por eso le estamos exigiendo al Ministerio del Trabajo un censo sindical, sin su injerencia, para que nos contemos y determinar dónde están las mayorías”, declaró Díez a EL COLOMBIANO.
Por todo ello, otro factor que salta a la vista para que Petro haya decidido marchar será el discurso del golpe blando en el que insistepara explicar las dificultades de sus reformas, en lugar de reconocer sus propias fallas. “Hoy veremos a un presidente que pasó de ser el estadista del 7 de agosto –cuando dijo respetar a la oposición y construir en la diferencia–, a uno 100 % activista, que está permanentemente en el balcón y en la pugna política. Ojalá se dedicara más a ejecutar”, aseguró desde la oposición el senador David Luna (Cambio Radical).
“Se equivoca porque, en vez de hacer una marcha aparte, se monta a la de los trabajadores. Busca apoyo popular a su idea constituyente”, dijo a su turno desde la independencia el senador Alfredo Deluque (Partido de la U).
El pulso ya está servido y los objetivos también están sobre la mesa. La última palabra la tendrá el Jefe de Estado este miércoles que, seguramente, arreciará en sus consignas y diatribas, en lugar de apostar por la unidad y el consenso. Su intervención –al margen de cualquier cálculo político–, será clave para lo que viene en la arena política y social.
