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Petro se raja en la política de “paz total” según The Economist

La prestigiosa revista inglesa volvió a publicar un reportaje que expone los errores y problemas del Gobierno, esta vez en materia de paz. ¿Es justo el análisis? Experto opina.

  • El ELN se define como una guerrilla marxista-leninista. Sin embargo, ha acudido al terrorismo para conservar su poder. Tienen una estructura de mando más horizontal que vertical. FOTO: EL COLOMBIANO
    El ELN se define como una guerrilla marxista-leninista. Sin embargo, ha acudido al terrorismo para conservar su poder. Tienen una estructura de mando más horizontal que vertical. FOTO: EL COLOMBIANO
02 de diciembre de 2024
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Cada vez que un medio internacional de prestigio pone los reflectores sobre Colombia es un síntoma de que algo o muy bueno o muy malo está sucediendo. En el caso de la revista inglesa The Economist, desde que Gustavo Petro llegó al poder en agosto de 2022, ya son varios los análisis y reportajes que ese medio ha publicado exponiendo los problemas del mandatario y sus políticas. El domingo pasado, la revista publicó un artículo titulado “El presidente de Colombia tenía un plan de paz audaz. No está funcionando”, que explica por qué el jefe de Estado colombiano no ha podido consolidar su política de “paz total”, como se denomina la promesa del Gobierno, que arrancó desde campaña, para abarcar negociaciones con varios de los grupos armados, políticos o no, que hacen presencia en el país y que en varias regiones, según los índices, tienen disparadas las cifras de extorsiones y secuestros.

Las cifras que presenta ese medio son del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional (SIEDCO). Según esa medición, la tasa de asesinatos cayó ligeramente el año pasado, probablemente en parte gracias a los ceses del fuego temporales. Pero los secuestros han aumentado y las amenazas y extorsiones se han disparado desde que Petro asumió el cargo. “Peor aún, los grupos armados parecen haber usado los ceses del fuego para expandirse”, señala el reportaje. Entre las declaraciones que cita la revista está la del Iván Velásquez, ministro de Defensa, que admite que el Gobierno ha perdido el control de algunos territorios.

Esto se ve reflejado en que unos 8,4 millones de colombianos viven en zonas en las que operan grupos armados, un 70% más que en 2021. “Los enfrentamientos entre grupos rivales han aumentado un 40% bajo la dirección de Petro. El número de combatientes en los principales grupos se disparó el año pasado y el cultivo de hoja de coca, la materia prima de la cocaína, alcanzó un máximo de dos décadas. Todo eso es un mal augurio”, agrega The Economist.

En contexto: “Requiere menos populismo y más pragmatismo”: The Economist advierte que Petro “está tambaleando”

ELN y disidencias

Una de las causas del problema de la “paz total” radica en que el Gobierno ha olvidado el acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las Farc. Según el propio Ejecutivo, casi el 70% de lo estipulado en ese acuerdo no se ha implementado. El medio internacional identifica que el problema es una herencia de la administración de Iván Duque en donde crecieron y se fortalecieron las disidencias de las Farc, pero que en este periodo ha empeorado. Precisamente, en la actualidad hay disidencias de las disidencias. Tanto del ECM (Estado Mayor Central) como de la Segunda Marquetalia de alias Iván Márquez. El Gobierno conserva mesas de diálogos con facciones de esos grupos, pero no hay avances significativos ni un plan a corto o mediano plazo.

EL COLOMBIANO conversó con Jorge Mantilla, experto en asuntos de paz y Doctor en criminología, ley y justicia de la Universidad de Illinois (Chicago), quien analizando el artículo de The Economist, explica: “La paz total quedó en una paz chiquita (sic), con mesas de paz por todo el país en las que se negocia con quien se pueda donde se pueda y tenga la caridad de ayudar al Gobierno a mostrar algún resultado, no importa cuál”.

Algo parecido sucede con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Uno de los pocos grupos armados que, por lo menos en el papel, tiene estatus político para negociar con el Gobierno. Suma alrededor de l6.000 miembros, aunque hay mediciones que indican que pueden ser un poco más. The Economist le recuerda a Petro que cuando estuvo en campaña en 2022 dijo que “a los tres meses de mi Presidencia, el ELN estará acabado”.

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Esa promesa no solo no se cumplió sino que las mesas de negociación han naufragado con la amenaza de romperse. Entre las molestias de esa guerrilla está que el Ejecutivo negocia con una “disidencia”, el Frente de Guerra Sur Occidental del ELN. Como respuesta y ante varios tropiezos, alias Pablo Beltrán aseguró hace pocos días que en este Gobierno, con quien se pensaba iban a avanzar las negociaciones más que en gobiernos anteriores, no van a alcanzar a desmovilizarse, pensando en el mejor escenario.

¿Qué dijo The Economist sobre las Bacrim de Colombia y sus estrategias para combatirlas?

Además de lo anterior, otro capítulo de la “paz total” tiene que ver con las bandas emergentes o bandas criminales conocidas como Bracrim. Estas no tienen carácter político, sino enteramente criminal y terrorista, como El Clan del Golfo. Según la revista inglesa, eso representa otro problema porque el Gobierno carece de una base legal para lidiar con ellos. “El año pasado Petro intentó aprobar una ley que permitiera a los líderes de las pandillas recibir sentencias reducidas y quedarse con algunos bienes si se entregaban. La ley fracasó en el Congreso. Al público no le gusta hacer tratos con hombres violentos, especialmente cuando su única agenda es la avaricia”, dice The Economist.

Esos grupos se disputan el territorio con otros criminales y en medio la población civil es quien paga las consecuencias. Hace pocos días, el Clan del Golfo obligó a cerrar varios puntos de la empresa Supergiros en el Caribe en una muestra de poderío ante las autoridades locales que algunas regiones argumentan no tener buena interlocución con el Gobierno Nacional.

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De otro lado, en la política de “paz total”, también se critica la decisión de nombrar como “gestores de paz” a exparamilitares o disidentes con órdenes de captura vigentes. Eso también ha salido mal, entre otras cosas porque en el territorio reina la improvisación del Gobierno al materializar el propósito de esa figura, contemplada en la ley, pero sin resultados palpables.

El medio internacional recuerda que el tiempo corre porque las elecciones presidenciales serán en 18 meses y que la “paz total” es impopular: alrededor de dos tercios de los colombianos dicen que va mal. “El sucesor de Petro bien podría abandonarla. Para evitarlo, necesita grandes victorias, rápido”, dice la revista. Pero ese escenario parece improbable.

¿Qué dijo Pablo Beltrán sobre la desmovilización del ELN?

Pablo Beltrán, jefe negociador del ELN, le dijo hace pocos días a El País que el tiempo para lograr la desmovilización de esa guerrilla se agota porque al Gobierno Petro le quedan pocos meses. Además, el guerrillero puso en duda la continuidad de los diálogos si llega un presidente de derecha en el 2026: “No da. Porque en últimas lo que se hace en ese campo del conflicto armado es hacer un cese progresivo con el ELN mientras se desarrolla la mesa de negociaciones, esa es la lógica”, señaló.

Le puede interesar, en video, “Petro tambalea” dice The Economist:

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