La crisis institucional que tiene en vilo a Perú se convirtió en un nuevo frente de disputa política en Colombia. La causa fue el contenido de un largo hilo de Twitter en el que el presidente Gustavo Petro señaló de “antidemocrática” la intención de Pedro Castillo de atornillarse en el poder, pero al mismo tiempo lo defendió por una supuesta persecución de la derecha de ese país desde que llegó al poder hace poco más de un año.
La oposición le cayó encima, cuyos voceros advirtieron que estaba prácticamente respaldado un golpe de Estado, mientas que sus filas políticas lo defendieron e, incluso, salieron a acusar a los críticos de Petro de fomentar un escenario similar al de Perú en Colombia. ¿Quién tiene la razón?
Esta pugna política, en todo caso, se da en momentos de máxima tensión en Perú, donde Castillo –un profesor de izquierda– permanece detenido después de intentar disolver el Congreso y buscar gobernar por decreto. Mientras el exjefe de Estado es acusado por cargos de rebelión y conspiración, en las calles de Perú centenares de sus seguidores se manifiestan y reclaman su liberación.
Además, los ánimos subieron este viernes luego de que la nueva presidenta, Dina Boluarte, anunció que conformará un nuevo gobierno y dejó entrever que podría convocar a elecciones anticipadas. Sus declaraciones desataron enfrentamientos entre autoridades y protestantes en Lima, lo que llevó a Boluarte a hacer un llamado para “pedirles que nos calmemos”.
En las calles la consigna es que la nueva mandataria, a quien acusan de traición y que viene de la Vicepresidencia, renuncie al cargo. Según un reporte de la AFP, las manifestaciones no solo se concentran en Lima, sino en otros puntos del interior como Chota (Cajamarca, cuna de Castillo), Trujillo, Puno, Ayacucho, Huancavelica y Moquegua. A ello se suman bloqueos en la carretera Panamericana Sur, donde han quemado llantas y se ha obstruido el paso con troncos.
El coletazo local
Lo ocurrido en Perú repercutió en la política criolla y desató pujas entre petristas y opositores. La génesis fue la posición que sentó el presidente el pasado jueves, menos de 24 horas después de que Castillo fraguara la intentona golpista. Según Petro, el mandatario peruano “fue arrinconado desde el primer día” y dejó entrever que –desde tiempo atrás– se planeaba un “golpe parlamentario en su contra”.
Si bien el jefe de Estado reconoció que Castillo “se equivocó” al intentar disolver un “Congreso que ya había decidido destituirlo sin respetar la voluntad popular”, pidió que la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) le concediera medidas cautelares. Sin embargo, el revés vino con la respuesta de la Comisión, que condenó la actuación de Castillo y advirtió que sus decisiones eran “contrarias al orden constitucional de Perú”.
Las declaraciones del primer mandatario –como era de esperarse–, le sirvieron de caballito de batalla a la oposición, que reclamó que el presidente de Colombia defendía a “dictadores y corruptos”. La senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático, advirtió que Castillo “caminó por la senda de la corrupción” y que el deber de Petro, “si es demócrata”, era rechazar el golpe de Estado.
Sin embargo, lo que terminó caldeando los ánimos fue un controvertido tuit del senador Miguel Uribe Turbay, también del Centro Democrático, quien sostuvo que lo hecho por el congreso peruano es un “ejemplo cuando están en peligro la democracia y la libertad”, por lo que instó a que el colombiano “haga lo propio”.
El mensaje del congresista generó indignación y molestia en la plana mayor del petrismo. De acuerdo con el senador Gustavo Bolívar, del Pacto Histórico, Uribe Turbay está “incitando un golpe de Estado”. Lo propio hizo la senadora María José Pizarro, quien respondió que lo que pasó en Perú no es un ejemplo: “Somos demócratas y respetuosos de la Constitución y la independencia de poderes”.
Ante ello, Uribe arreció e indicó que lo ocurrido en Perú “desenmascaró a Petro y a sus aliados”, y la emprendió contra el presidente, señalando que también ha defendido a Daniel Ortega, al que catalogó como dictador de Nicaragua.
Inclusive, hubo quienes recordaron que no es la primera que Petro interviene deliberadamente en asuntos de otros países. Por ello, le enrostraron un tuit de septiembre pasado, cuando se refirió al fracaso del plebiscito constitucional en Chile que promovía su aliado, el presidente Gabriel Boric. “Revivió (Augusto) Pinochet”, declaró en ese entonces el mandatario colombiano, generando críticas al no respetar la voluntad del pueblo chileno.
A ello se suma una carta que firmó en agosto en respaldo a la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. En la misiva, que también apoyó el presidente de México Andrés Manuel López (aliado hoy de Castillo), rechazan el proceso judicial que enfrenta la vicepresidenta por presunta corrupción.
Para Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario,si bien se podría decir que Castillo sí fue arrinconado y muestra de ello fueron los tres juicios políticos que enfrentó en año y medio, no es acertado hablar de un golpe parlamentario, menos en nombre de la diplomacia colombiana. “El estilo de Petro en Twitter nos debería llevar a la conclusión de que hay que separar lo que dice como líder progresista regional y lo que dice como presidente”.
Por otro lado, el docente sostuvo que es exagerado que la oposición denuncie un intento de golpe de Estado derivado de las declaraciones de Miguel Uribe. No obstante, sí calificó como una imprudencia que él haya hecho “una muy mala lectura de la situación peruana, pues su Congreso no es un ejemplo, ya que ha dado muestras de fragmentación”.
En Perú la situación sigue siendo de tensión e incertidumbre, por lo que el ruido colombiano –aunque menor– no contribuye a apaciguar los ánimos y, al contrario, favorece nuevos frentes de conflicto. En lugar de dividirlos, la defensa de la democracia debería unir tanto a petristas como opositores. De allí la importancia de mensajes más claros y no solo a través de Twitter del mandatario colombiano.