La Casa de Nariño ha estado vacía en los últimos días. El presidente Gustavo Petro ha dedicado prácticamente todo marzo a viajar por las regiones y dar discursos de hora y media y dos horas en los que se ha enfrentado con varios sectores: los empresarios, los expresidentes, los medios y los políticos. Desde el viernes pasado cuando asombró al país proponiendo por primera vez una Asamblea Nacional Constituyente, no ha parado de hacer campaña por ella sin que se entienda bien qué ocurrirá con el procedimiento que está reglamentado en la Constitución.
Si bien, fuentes de Palacio aseguraron que el presidente se dedicará a reunir unos puntos en los cabildos abiertos que está citando y que “no hay tiempos estimados”; las alarmas se han prendido porque podrían estar buscando una manera de saltarse la Constitución, es decir, de no pasar por el Congreso.
Según Guillermo Cardona, presidente de la Confederación Nacional de Juntas de Acción Comunal (JAC), están trabajando arduamente para organizar una gran Asamblea Constituyente Popular en la segunda mitad del año, entre julio y septiembre. Cardona precisó: “Este es el ejercicio que hay que hacer: constituyentes municipales y constituyentes departamentales que nos conduzcan a una gran ‘constituyente popular’. Ya miraremos luego si el Congreso permite una constituyente de reforma estructural, de reformas a las normas actuales”.
Por supuesto es apenas la expresión del sentir de los de las juntas de acción comunal, sector que se ha visto beneficiado particularmente por el Gobierno Petro. Pero sin duda lo dicho por Cardona da lugar a preguntarse si los grupos cercanos al presidente están buscando alternativas extra congreso.
Petro, dentro del marco constitucional, no puede hacer la constituyente en cabildos abiertos. Es un procedimiento constitucionalmente reglado que tiene unas fases con las que el presidente debe cumplir. Debe ser propuesta como un proyecto de acto legislativo al Congreso con el voto positivo de 53 senadores y 95 representantes; la mayoría de los parlamentarios, cumplir con los requisitos de la revisión previa de la Corte Constitucional, y luego alcanzar una votación de la tercera parte del censo electoral, lo que significan 13.5 millones de votos. “La constituyente debe pasar por un acto legislativo en el Congreso, pero no sabría decirte tiempos. Puede ser cuando se recojan los puntos y demás en los cabildos, como lo dijo el presidente antes de 2026 o incluso después”, aseguró una alta fuente de Casa de Nariño a este diario.
Eso entre líneas explica la decisión del presidente de salir de Bogotá y recorrer las regiones en el llamado “Gobierno con el pueblo”. Una lectura podría ser que Petro hará campaña por la constituyente, entre otras para hacer campaña por su movimiento -ha negado la reelección- de cara a las elecciones de 2026.
Para el expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Jaime Arrubla, se trata más de acción política que de acción constitucional. “El presidente, al convocar a un proceso constituyente, advirtiendo que no es para reformar la Constitución del 91, ni para llevar sus propuestas de reforma a la salud, pensional, laboral, que no le caminan en el congreso; y definir una serie de temas que se estudiarían, muy gaseosos, que no son propios de materia constitucional; lo que en realidad está haciendo es una movilización popular. Como el dice: convocando al pueblo para que se manifieste en el proceso constituyente que ya comenzó. Lo que esta haciendo en realidad es política”, dijo a este diario. En otras palabras, se trata de reuniones con la gente, al estilo de las que hacía en su momento el entonces presidente Álvaro Uribe en cada pueblo.
Otro abogado constitucionalista, Sergio Severiche, dijo que es apresurado sacar conclusiones sobre los movimientos del presidente. “No es muy claro aún desde la perspectiva práctica a qué se refiere y cómo va a materializar los discursos que da en las regiones. Pareciera que la primera conclusión es que no va a recurrir a los mecanismos de reforma constitucional que están establecidos en la Constitución. No va a recurrir a un referendo, no va a recurrir a una Asamblea Nacional Constituyente y menos va a recurrir a un acto legislativo en el Congreso. Petro ha dicho que un proceso constituyente le corresponde al pueblo y no a los políticos. Pareciera que lo que va a ocurrir es una convocatoria a un proceso constituyente extraconstitucional. Ahí hay varios problemas porque si lo hiciera por los mecanismos legales ya no tiene tiempo y tampoco pareciera tener la fuerza política necesaria. Si lo hace de manera extraconstitucional, se desdibujan las reglas del juego y no es claro si eso está dentro de los límites de la Constitución”, explicó. Ese escenario es el que preocupa, pero al que posiblemente se opondrían no solo sectores del país sino organismos internacionales defensores de la democracia y los derechos humanos.
En conclusión, el presidente no podría convocar una Asamblea Constituyente para cambiar la constitución por fuera de la misma constitución. Pero él mismo ha pedido que el pueblo esté en las calles y que “surja el poder constituyente campesino”. Paralelamente el presidente ha radicalizado su discurso, quizás de la manera más notoria desde que asumió el cargo y en las regiones que visita los ciudadanos gritan “reelección” cuando el presidente inicia sus discursos. “Primero derogamos la vetusta constitución de 1886, ahora hemos derrocado el gobierno paramilitar en Colombia”, dijo Petro este jueves.
La primera mención de Petro sobre la Constituyente fue el viernes pasado desde Puerto Rellena. “Colombia debe ir hacia una Asamblea Nacional Constituyente”. Luego, toda la semana se dedicó a explicar su propuesta en Tolú, Montería, San Antonio del Palmito, La Mojana, Tierralta, Apartadó y Ayapel. En este último municipio de Córdoba, el presidente trinó “en Ayapel en modo constituyente”. Cuatro departamentos y ocho municipios en menos de una semana, dan claridad de que el presidente está en campaña.
Mientras esto ocurría, RTVC publicó una entrevista de más de dos horas con Salvatore Mancuso en donde también hubo preguntas sobre la constituyente. Lejos de Ayapel y Tolú, en Bogotá, la reforma a la salud continúa moribunda y la pensional no se debatió esta semana porque los congresistas eligieron responderle al presidente. Lo cierto es que el mandatario no está preocupado por el Congreso. De hecho, sus tres reformas sociales están dormidas en los escritorios de los congresistas que ya ni siquiera las debaten y esperan el archivo en la séptima de Senado luego de Semana Santa. Y, entonces, ¿qué pasará con la constituyente?