Casi al final de su largo discurso en el balcón, el presidente Gustavo Petro lo resumió todo. Dijo: “No nos dejen solos en estos palacios enormes y fríos, no nos dejen solos ante la jauría de los privilegiados, este es el momento de los cambios, y no hay que retroceder”. Más allá de la defensa de sus reformas, o de un repaso de la historia colombiana desde épocas de La Colonia, fue una larga a disertación para pedir la compañía popular cuando sus reformas se empapelan en el Congreso de la República.
Con una popularidad a la baja, pues según la última encuesta de Invamer revela una desaprobación del 56 por ciento, el presidente tuvo varios momentos en los que se comparó con Simón Bolívar, Jorge Eliécer Gaitán y Alfonso López Pumarejo, por lo que pidió: “No basta con ganar en las urnas, el cambio social implica una lucha permanente y la lucha permanente se da con un pueblo movilizado y al frente de ese pueblo tiene que estar la juventud, el pueblo trabajador, la clase obrera. El intento de coartar las reformas puede llevar a una revolución”.
Atrincherado en el balcón, con su esposa Verónica Alcocer guardándole la espalda, al Presidente se le vio un poco cansado y enfermo, con una tos que a veces interrumpía su discurso. Dicen desde la Casa de Nariño que lleva varios días con una gripa pertinaz, sin contar el chaparrón de los números agridulces que obtuvo la reforma a la Salud en la Cámara de Representantes y la salida de siete ministros sin cumplir ni siquiera un año en la Presidencia.
Todo en el discurso muestra que el Presidente siente que no vive buenos momentos con el legislativo y el judicial, por lo que convoca a que “el pueblo obrero” se tome las calles, y aunque llenó la Plaza de Armas anexa a la Casa de Nariño, no se trata de una convocatoria de campaña en la que podía llenar la Plaza de Bolívar, que es mucho más grande.
En el centro de su discurso, el presidente Petro se mostró como la encarnación de las luchas que empezaron con la campaña libertadora de Simón Bolívar y, en un mensaje que parece un ataque a la democracia y que fue criticado duramente en redes sociales por políticos de todas las corrientes, atacó a las instituciones que marcan la democracia y la separación de poderes.
“Quizá pensaron, Petro en la Presidencia tiene tantos obstáculos internos, adentro del Gobierno, externos, frente al Congreso, las Cortes y los principios de la independencia de las ramas que pueden acorralar a Petro en su intención de hacer reformas. Pues hoy, me parece que sin repetir la historia porque la historia nunca se repite, estamos en un momento similar al del general Melo, al del presidente Bolívar, al del gran reformador Alfonso López Pumarejo”.
Se trató de un discurso emotivo, guiado por una retórica alambicada en la que hubo algunas mentiras o verdades forzadas, y en el que sin duda pasó de la búsqueda de diálogo al ataque. El punto central se fundamentó en que son las clases políticas y la oligarquía las que se oponen a las reformas que hacen fila en el Legislativo a través de leyes, como la reforma a la salud, la reforma pensional y la reforma laboral. Pero eso no es cierto, pues las críticas llegan incluso de quienes han sido miembros del gobierno, reputados por su experiencia y conocimiento de cada tema, como el exministro Alejandro Gaviria.
Además, varias encuestas han mostrado que las reformas no tienen apoyo de las mayorías, por ejemplo, la Polimétrica de Cifras y Conceptos, que en una medición hecha entre el pasado 24 de febrero y el 6 de marzo encontró que el 80 % de los encuestados no aprueba la extinción de las EPS.
Desde su balcón, Petro volvió a despotricar del sistema de salud colombiano aduciendo que está en el puesto 81 de una clasificación mundial de la Revista Lancet. Ya a principios de abril, cuando mencionó ese dato por primera vez, y luego de someter la afirmación a análisis, La Silla Vacía había señalado el error, pues el dato corresponde a una medición hecha sobre la evolución del acceso y la calidad de la salud entre los años 1990 y 2016, que no es la última, y existiría otra que toma hasta el año 2019 en la que el país sale mejor ranqueado.
En su diatriba, para defender de paso la reforma pensional, Petro sostuvo que las EPS van camino a su autodestrucción y están condenadas a desaparecer, y que igual suerte correrían los fondos privados de pensiones porque “sus gastos en el año son más que sus ingresos, ya no hay capacidad de ahorro, por tanto, el negocio dejó de existir, las utilidades y comisiones de los fondos van hacia abajo”. El cariz pasó de aniquilador a salvador: es mejor acabar las EPS y los fondos antes de que desaparezcan.
Un panorama muy diferente al que pintó hace apenas unos días el gremio, Asofondos. Su presidente, Santiago Montenegro presentó un balance positivo, con un ahorro de 336 billones de pesos y ganancias en el primer trimestre de este año que suman $18,25 billones, siendo el mejor trimestre en tres lustros.
Lo cierto es que con base en estos supuestos que no resisten la evidencia, Petro llamó a los marchantes del Día del Trabajo a “estar en la primera línea de las luchas por las transformaciones”, aduciendo que esta es la hora de usar la movilización para incidir en las decisiones.
“En la historia no ha existido una sola reforma a favor del pueblo trabajador que no sea el fruto de la lucha misma en las calles, no podemos retroceder, dejar perder el impulso”, dijo, y agregó que no se pueden “dejar solas las grandes reformas del cambio para que sean tramitadas por los que siempre se han opuesto”.
Y fue entonces cuando vino la frase en la que se puede apuntalar el tono de todo el discurso y que vale la pena repetir: “No nos dejen solos en estos palacios enormes y fríos, no nos dejen solos ante la jauría de los privilegiados; este es el momento de los cambios, y no hay que retroceder”.
En Medellín más de 2.000 personas se tomaron las calles en marchas del día del trabajo
Al menos 2.000 personas salieron a las calles de Medellín este lunes 1 de mayo para participar de las marchas por el día del trabajo, según informaron las autoridades.
Aunque en la mayor parte de la capital antioqueña la jornada se vivió de forma pacífica, la Personería de Medellín confirmó que se presentaron actos vandálicos en una cámara de fotomultas instalada en La 65 y un CAI de Policía en el barrio Caribe.
La manifestación comenzó hacia las 9:00 de la mañana en el barrio Castilla, noroccidente de Medellín, en inmediaciones de la carrera 79 con calle 99, en frente de la Institución Educativa CASD.
En la manifestación participaron centrales obreras, organizaciones de víctimas e integrantes del movimiento estudiantil, que transitaron por puntos como el Puente del Mico, cerca a la Terminal de Transportes Norte, y hacia el final de la tarde confluyeron en el Parque de los Deseos, nororiente de la ciudad.
John Jaramillo, personero delegado de la Unidad Permanente para los Derechos Humanos, señaló que pese a los actos vandálicos, no hubo desmanes que dejaran personas heridas o capturadas.
Para acompañar la manifestación, la Policía desplegó de 1.000 uniformados y el Ejército 270 soldados.
“Qué viva la primera línea”: Francia Márquez
La vicepresidenta Francia Márquez lanzó una polémica declaración luego de su participación en las marchas convocadas en Cali por la conmemoración del Día del Trabajo. Desde una tarima, Márquez pidió un minuto de aplausos para los y las trabajadoras del país y después expresó: “no me da mierdo decir aquí: qué viva la primera línea. A muchos de ellos los asesinaron, les sacaron los ojos, los encarcelaron y el pueblo hoy les dice ‘estamos con ustedes y no los olvidamos’. Me pedían educación y la reforma tributaria que se aprobó va dirigida a ese objetivo”, dijo Márquez.
Con nuevos ministros, “la lucha política se puso buena”
Tras las firmas y las fotografías protocolarias con cada nuevo ministro que llegó a conformar el gabinete que se desbarató hace ocho días, el presidente Gustavo Petro dio un discurso que calentó el ambiente para su balconazo.
En un intento por saber quiénes estaban de su lado, Petro inició el discurso con una clara determinación en tono amenazante: “Esta es una lucha política que aún no termina, sino que ahora se puso buena. Tendremos discurso en el balcón con el pueblo trabajador, es una muestra de qué lado está el gobierno”, dijo entre risas.
Lo que intentó el mandatario durante su intervención fue sentar una posición firme frente a los conflictos sociales que enfrenta el país, y de paso aprovechó para lanzarles puyas a los gobiernos anteriores y a las clases “elites”.
“El conflicto social era ahogado en cárceles, en represión. Era un manejo dictatorial que mostraba gobiernos que pertenecían a unas elites específicas y trasladaban a las normas esa posición de ellos, que era defender el privilegio constituido por una clase “empresarial” que no hace riqueza a partir de su propio trabajo, sino que hace su riqueza a partir de ordeñar el Estado”.
Luego se despachó contra el Congreso que le tiene las reformas frenadas. “Yo espero que el Congreso de la República pueda reflexionar, a pesar de la presión que recibe todos los días de los sectores más reaccionarios y retardatarios del país, que tratan de influir para que el Congreso no haga las reformas”, dijo Petro.
Las siguientes palabras del Jefe de Estado fueron para darles la bienvenida a los ministros: Ricardo Bonilla, a la cartera de Hacienda; Jhenifer Mojica, ministra de Agricultura; Luis Fernando Velasco, ministro del Interior; Guillermo Alfonso Jaramillo, ministro de Salud; Yesenia Olaya, ministra de Ciencia; Mauricio Lizcano, ministro de las TIC, y William Camargo, ministro de Transporte.
Así mismo, aprovechó para asignarles tareas y de cierto modo presionar para que esta vez si se cumplan los objetivos.
La primera misión fue para la ministra de Agricultura a quien le dijo que “la Reforma Agraria es una de las más importantes, es fundamental. Si este Gobierno no sale con nada alrededor de este tema incumplió su palabra de cambio”, manifestó.
Además le pidió “un trabajo profundo porque esperamos democratizar la tierra en Colombia para que el campesinado tenga acceso a la propiedad de la tierra como ordena la constitución. Satisfacer necesidades y ampliar la libertad”.
Y agregó que es necesario que el Gobierno cuente con las herramientas de ley para comprar las 3 millones de hectáreas que demanda el Acuerdo de Paz para beneficio de los campesinos.
Durante su discurso, el Jefe de Estado no dejó pasar las tareas para uno de sus proyectos más polémicos, la reforma a la salud, ahora en cabeza del ministro Guillermo Alfonso Jaramillo.
A él le pidió “llevar y hacer triunfar en el Congreso la reforma a la salud. El cambio de ministro no cambia la esencia del proyecto, que los dineros públicos de la salud los maneje el público y no unas entidades que impiden la atención médica. Esos criterios en la reforma a la salud se debe mantener, ya habían sido aceptados por los partidos pero retrocedieron por presiones que proviene por un grupo de poder”.
Y agregó que “a pesar de que no hubieran hundido la reforma, a pesar de que les ganamos, lograron desestabilizar las discusiones. El Congreso tiene que definir de qué lado está, del lado del pueblo o el lado de las grandes fortunas y sus privilegios. El ministro de salud tiene una fuerte tarea que es atraer a la mayoría de los congresistas para votar sí a la reforma a la salud”.
El ministro de Hacienda también salió con tareas. El mandatario hizo énfasis en la necesidad de priorizar las vías terciarias o campesinas.
“Del ministro de Transporte espero que se prioricen las vías terciarias, las vías campesinas, el paso al modo férreo en el transporte, que es el que convive y ayuda a mitigar la crisis climática”, afirmó. Además, le pidió la construcción de pistas aéreas en regiones para impulsar la industria turística, que debe reemplazar en el tiempo la extracción de petróleo y de carbón.
Petro también aprovechó para hablar de un hecho coyuntural: el precio de la gasolina. Y en ese sentido le pidió al ministro William Camargo que trabajara en propuestas para que el subsidio de la gasolina no se siga pagando con el dinero de los más pobres porque es necesario “plantearle a Colombia una política en la que el subsidio de la gasolina, además de disminuir a cero no se pague con el dinero de los pobres, sino con el mismo bolsillo de quien usa esa gasolina, lo que nos liberaría los recursos para los más pobres de la sociedad”.
En el evento también se posesionó el nuevo director de la Ungrd, Olmedo López, y la directora de la Superintendencia de Industria y Comercio, María del Socorro Pimienta.