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Petro, desatado en sus discursos: chequeo a sus mentiras y agresiones

EL COLOMBIANO hizo un chequeo de los discursos más recientes del presidente Gustavo Petro y encontró, además de mentiras e imprecisiones, temor a que atenten contra su vida, ataques y exageraciones en cifras.

  • Petro ha soñado que lo matan. Confesó hace algunos meses en el libro “Los niños perdidos del Amazonas” de Daniel Coronell que probó ayahuasca –una bebida indígena que produce alucinaciones– y que tuvo una visión en la que le hacían un atentado y moría. Foto: Juan Diego Cano, Presidencia.
    Petro ha soñado que lo matan. Confesó hace algunos meses en el libro “Los niños perdidos del Amazonas” de Daniel Coronell que probó ayahuasca –una bebida indígena que produce alucinaciones– y que tuvo una visión en la que le hacían un atentado y moría. Foto: Juan Diego Cano, Presidencia.

El presidente Gustavo Petro está desatado. Esa es la crítica más común por estos días en los que el mandatario ha hecho polémicas declaraciones en sus discursos. Además de la red social X, su zona de confort es la plaza pública. Petro es un gran orador desde su época como legislador, pero como presidente ha utilizado esos espacios para lanzar críticas feroces, defensas simplificadoras, diagnósticos sesgados, cifras infladas y promesas difíciles de cumplir.

“Las últimas salidas del presidente Petro exponen una especie de desconexión con las funciones de su cargo. Tienen la intención de causar polémica en el sentido de ser provocador para alimentar la idea que quieren la revocatoria de su mandato o la destitución. Eso con el ánimo de volver a la posición de resistencia y recuperar esa figura que fue la de la Alcaldía de Bogotá: una persona que sintió que estaba atacada por el establecimiento y que construyó un discurso a partir de la idea de persecución”, le dijo a este diario Carlos Prieto, politólogo y profesor de la Universidad Javeriana.

En contexto: “Cómo esperan que prohiba el amor”: Petro sobre nombramiento de Daniel Mendoza pese a trinos violentos contra mujeres

Pero la paranoia o persecución que siente el mandatario no solo se ve reflejada en sus discursos. EL COLOMBIANO reveló a principios de diciembre que el presidente estaría viajando en aviones no oficiales con apoyo de su escudero, también exM-19, Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP). A la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) le habría molestado la situación y se lo expresaron a Presidencia. Una vez se conoció ese inusual comportamiento, Rodríguez publicó un comunicado en el que no desmintió ni confirmó la revelación por “razones de seguridad del presidente”, pero aceptó que el jefe de Estado ha pedido cambios de itinerarios a última hora por informaciones que le llegan de organismos de seguridad, sobre todo de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) que dirige otro hombre de confianza, el ex M-19, Jorge Lemus.

Petro ha soñado, incluso, que lo matan. Más exactamente, confesó hace algunos meses en el libro “Los niños perdidos del Amazonas” de Daniel Coronell que probó ayahuasca –una bebida indígena que produce alucinaciones– y que tuvo una visión en la que le hacían un atentado y moría: “Sentí que me estaba diciendo que estaba seguro de que iba a morir en ese momento en un ataque”.

Al temor de que atenten contra su vida se suma la constante referencia de un “golpe blando” por parte del “establecimiento y la oligarquía”. Sus más cercanos defensores y funcionarios repiten, aún con más de dos años en la Presidencia: “ganamos las elecciones, pero no el poder”. Y esto se materializa constantemente en sus discursos, pero se ha exacerbado. El presidente Petro le hace sentir a la gente que lo escucha, sobre todo de sectores populares, que él está por fuera del aparato estatal y que por eso sus reformas, propuestas e ideas no logran materializarse. Sin embargo, no es así realmente. EL COLOMBIANO hizo un chequeo de sus discursos más recientes y encontró varias mentiras, imprecisiones y exageraciones del jefe de Estado.

El tipo de “amor” que defiende el presidente Petro

Hace solo un par de días, el jueves pasado, el mandatario dio un discurso en Barranquilla en el que hizo tantos pronunciamientos que superan el adjetivo “polémico”. Para empezar, defendió su intención de nombrar a Daniel Mendoza como embajador de Colombia en Tailandia. Mendoza es un activista tristemente célebre por hacer la serie “Matarife” contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez, llena de inconsistencias según fallos judiciales. También tiene acusaciones de presunto acoso sexual y ha hecho publicaciones violentas contra mujeres en redes sociales en las que incluso hace afirmaciones pedófilas y machistas. Mendoza se ha defendido diciendo que son frases de personajes de sus libros.

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“Están diciendo que no puedo nombrar al señor Mendoza de embajador, el que hizo el ‘Matarife’, porque salieron unas fotos de él desnudo con unas señoras, las señoras no dicen que fueron a la fuerza, sino que les gustó el momento (...) Oigan, ¿cómo esperan que un gobierno libertario y progresista prohíba el amor y hacer el amor? ¡Ni que fuera Pinochet! ¡Yo no soy Uribe! ¡No soy un cura rezendón! ¡Yo soy un emancipador!”, gritó el jefe de Estado en el evento mientras algunos asistentes arengaban.

La declaración no solo es revictimizante con las mujeres, sino que hace parte de un patrón en el que Petro defiende a funcionarios acusados de presunto acoso y abuso sexual. Como también es un patrón, y ya no una excepción, que nombre a personas en el servicio diplomático que no tienen experiencia en esa área. El mandatario se contradice a sí mismo pues en campaña prometió lo contrario: “Nos proponemos que nuestro equipo diplomático, en consulados y embajadas, sea mucho más profesional. Todos sabemos que la diplomacia colombiana falla, es incompetente e incapaz, guardadas la excepciones. Y esa incapacidad se puede llenar con unos equipos más profesionales, con quienes hayan estudiado, quienes estén en la carrera diplomática”, decía Petro como candidato.

En el discurso insistió, además, sin ninguna prueba, que el Congreso lo quiere tumbar y por eso no aprueban sus reformas. Pero lo cierto es que el Legislativo sí le ha aprobado varios proyectos al mandatario, como la reforma pensional y escogió a Gregorio Eljach como procurador, quien fue nominado por el presidente.

“Presidente, le exijo respeto por el Congreso de la República. Somos una rama del poder público, igual que el Ejecutivo. Deje de amenazarnos y descalificarnos cuando, sumisamente, no aprobamos todo lo que a usted se le ocurre”, reclamó Efraín Cepeda, presidente del Senado.

En el mismo discurso en Barranquilla atacó al alcalde Alejandro Char y al exvicepresidente Germán Vargas Lleras, ambos de Cambio Radical, partido de oposición. En concreto, el mandatario los culpó del incremento en las tarifas de energía en la zona. “Los generadores tienen casi el 40% de la responsabilidad de la tarifa”, empezaba diciendo para criticar la venta de Isagen. Según Petro, esta venta dejó a los colombianos en una posición de desventaja frente a los costos de la energía eléctrica: “Con la venta de Isagen, que hizo el señor Vargas Lleras, prácticamente condenó a toda la nación colombiana, no solo a perder una de sus principales empresas de generación de energía limpia, sino a perder la capacidad real de intervenir en las tarifas, en la construcción del precio de la energía eléctrica en Colombia”.

¿Empresas fijan precios de energía y especulan?

Tampoco es nueva esa crítica y es, por decir lo menos, exagerada. En una alocución pasada, el mandatario acusó a las hidroeléctricas de ‘ordeñar’ al país con las tarifas de la energía. “Lo que está pasando hoy es que ligaron la tarifa de la generación eléctrica por agua al gas. Esto sucede en bolsa, entonces las empresas hidroeléctricas ganan como si produjeran energía con base al gas”, subrayó.

El argumento que expuso en ese momento el jefe de Estado es que Colombia es el único país de América Latina donde el costo de la energía no está regulado por el Estado. Según el presidente, “las empresas pueden fijar el precio de la energía según el mercado, lo que les permite especular. Esta especulación, a menudo, se convierte en una carga que cae sobre los hombros de todos los colombianos”.

Ante estas declaraciones, los diferentes gremios del sector manifestaron su rechazo, argumentando que “los precios pagados a las empresas hidroeléctricas no son tributos, son ingresos en el marco de las reglas establecidas por el regulador considerando los costos de generación, operación y mantenimiento, así como en las inversiones necesarias para asegurar la confiabilidad y expansión del sistema eléctrico”.

Además: ¿Qué consecuencias trae la ruptura de las relaciones de Petro con las comisiones económicas del Congreso?

Desde la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos (Andesco) explicaron que el precio de la energía eléctrica en la bolsa se establece a través de una formación eficiente de precios (ordenados de menor a mayor) entre las diferentes ofertas de recursos de generación disponibles hasta cubrir la demanda diaria, por tanto, el precio de cierre depende del recurso que deba usarse en última instancia para atender la demanda.

En este sentido, remarcaron que no es correcto decir que la tarifa de generación hidroeléctrica esté ligada propiamente al gas natural.

“Es importante destacar que los precios en la bolsa de energía reflejan las condiciones y riesgos diarios del mercado de energía eléctrica, buscando reflejar la escasez o abundancia de oferta de los insumos como el agua y el gas natural, por lo tanto, lo que se requiere es una mayor oferta de energía. Además, reiteramos que el precio de bolsa no representa más del 8% del peso en la tarifa que pagan los usuarios y que las tarifas están reguladas y se basan en criterios técnicos y económicos que buscan garantizar la sostenibilidad del sistema energético”, precisó Camilo Sánchez, presidente de Andesco.

No son las únicas cifras que el presidente Petro repite que son exageradas o falsas.

¿Generadoras son manejadas por pocos?

El mandatario dijo también que las generadoras son “un negocio manejado por unos pocos que tienen el poder de alterar los precios a su favor”.

Según Petro, solo cinco empresas controlan el 70% de la generación de energía en Colombia. “Además, algunas de estas tienen dueños compartidos, es decir, personas con acciones en más de una de estas compañías dominantes (...) El resultado lo conocemos y sufrimos todos: unas pocas empresas, en manos de unos pocos, pueden fijar precios que benefician sus intereses”, añadió.

Sin embargo, para Natalia Gutiérrez, presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), todo se ha tratado de “una campaña de desprestigio muy desafortunada liderada por algunos actores del sector y en el profundo desconocimiento del sistema del Gobierno Nacional se juntaron unos discursos con mucha falta de rigurosidad y entendimiento del sector”.

En entrevista con este diario, la dirigente gremial explicó que en los últimos 30 años las generadoras han invertido $140 billones. “Hay que pensar lo que han costado Hidroituango y todas las plantas de generación del país, sumado a los mantenimientos que deben hacerse y cuestan billones para poder tenerlas encendidas”, dijo.

Agregó que “la gente se escandaliza cuando escucha billones, pero los proyectos dan unas rentabilidades muy normales. Inclusive con la reforma tributaria y con los problemas de licenciamiento ambiental y consulta previa hemos perdido la posibilidad de tener inversiones billonarias en este sector que se van para otros países, porque justamente la rentabilidad ha sido supremamente afectada”. Y fue enfática en que “la palabra ‘billones’ sacada de contexto es peligrosa”.

Los “billones” que no cuadran en educación

Otra de las cifras discutibles que el mandatario ha expuesto en sus discursos está relacionada con el presupuesto para construir sedes de las universidades públicas y subsidiar algunas matrículas. El mismo día del discurso en Barranquilla, el presidente asistió a otro evento en Cartagena en la inauguración de un nuevo edificio de la Institución Universitaria Colegio Mayor de esa ciudad.

Allí dijo: “Yo me equivoqué con los pasados ministros de hacer lo que no se hizo desde el primer año. El ministro Alejandro Gaviria dejó perder 2,3 billones de pesos del presupuesto para hacer las sedes públicas y la gratuidad (...) me tocó echarlo, un sector neoliberal”.

También: Petro se raja en la política de “paz total” según The Economist

No es la primera vez que menciona esa cifra de la que ni el propio Ministerio de Educación tiene claridad sobre su exactitud y que, según Gaviria, no fue su responsabilidad en los pocos meses que estuvo como ministro. Como respuesta, el exfuncionario señaló que “la calumnia del presidente Petro sobre este tema absurdo va subiendo rápidamente. Empezó hace unos meses en un billón, después dijo 1,5bn, después 2,0bn y ahora va en 2,3bn (sic). Creo que esa secuencia sigue de cerca lo que señala el alcoholímetro”.

Esto último es una crítica recurrente, incluso desde campaña, sin probar: que el presidente toma bebidas alcohólicas antes de algunos discursos. El propio mandatario, sin embargo, se refirió al tema en Barranquilla: “Pero a partir del primero de enero, después del guayabo, yo ya no tomo tragos fuertes porque la gastritis no me deja, problema ya de los años y de desgastar el organismo”, decía mientras movía las manos insistentemente contra su pecho.

El discurso “vergonzoso” de San Andrés

Y la lista de los discursos virulentos la completa el que el jefe de Estado dio el pasado 4 de diciembre en San Andrés. El acto era la clausura del IV Foro Abierto de Ciencias de América Latina y el Caribe, pero el mandatario hizo referencia a temas que no tenían que ver con la región.

“Habló de la Negra Tomasa, habló de la España fascista, habló de (Francisco) Franco (dictador español), habló de la ignorancia del pueblo europeo, del petróleo y la muerte que genera. Habló del capitalismo y los huracanes que causa el capitalismo, en palabras del presidente. De la reconstrucción de Providencia, del supuesto Clan del Golfo. De Palestina. Habló del Mossad, Habló de la periodista que es candidata. Habló de la Biblia, habló de Marx, habló de las facultades de economía en Colombia que, según el presidente, no están enseñando para nada”, dijo el representante opositor Jorge Méndez, que es oriundo de esas islas.

Para el congresista, “lo más grave es que no habló de lo que estaba esperando el pueblo de San Andrés”, refiriéndose a proyectos educativos, sociales y económicos de ese departamento.

Ese discurso es ejemplo de tantos otros en los que el mandatario “pesca en río revuelto” y diagnostica los problemas del mundo y Colombia con propuestas que son irreales, según expertos. Por ejemplo, la propuesta de cambiar deuda externa por acción climática, que volvió a mencionar, pero que no ha tenido avances significativos.

Consultada por EL COLOMBIANO, Estefanía González, subdirectora de la organización Greenpeace Andino explica que “esto es algo que se viene proponiendo desde hace unos años, impulsado en el contexto de las cumbres de cambio climático por países como Colombia y Argentina. En concreto, no se han visto avances significativos en la propuesta. Estamos en tiempos en los cuales necesitamos acción climática y de biodiversidad ya, y esta no puede esperar y depender de acciones que no están ocurriendo”.

”Ojo con el 2026 y la soledad del poder”

Aunque Petro reniega en público y en privado del poder, diciendo que la Casa de Nariño es vacía y fría, lo cierto es que sus políticas sociales están dirigidas, como en todos los gobiernos, a cimentar el camino para las elecciones y que su fuerza política continúe en Palacio. Así lo ha hecho a través del Departamento de Prosperidad Social (DPS), a la cabeza del polémico guionista y exsenador Gustavo Bolívar.

“2025 va a empezar a ser un año electoral y el presidente sabe que tiene que posicionar su idea y a sus candidatos bajo la idea de la protección del proyecto y de la reivindicación de aquello que se ha atacado. Podríamos pensar que es el principio de esa idea y en el año que viene se va a potencializar para buscar una reacción en la opinión pública que lo ponga a él en el escenario de la necesidad de la protección”, opina el analista Carlos Prieto.

En cualquier caso, el presidente Petro lleva 28 meses en el poder y aún le queda más de año y medio de manejo político en el que pueden suceder muchas cosas. El mandatario le ha dicho a su gabinete en los consejos de ministros, según ha conocido este diario, que deben acelerar la materialización de los proyectos.

Petro, más que nadie, sabe que el ocaso de su mandato empieza pronto y su actitud en los discursos es apenas una reacción o estrategia de lo que viene. Casi que como la frase del expresidente Ernesto Samper —otro mandatario al que comparan constantemente con el actual presidente— en su peor momento: “aquí estoy y aquí me quedo”. A pesar de todo.

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