El papa Francisco falleció este lunes a sus 88 años. Durante su pontificado fue un preocupado por la paz de Colombia y un impulsor de la salida dialogada al conflicto. Visitó el país en 2017 para darle impulso al acuerdo de paz que se firmó con las Farc y su última referencia a Colombia fue un mensaje de preocupación por el recrudecimiento de la guerra en la región del Catatumbo.
“Sigo con preocupación la situación de Colombia, en particular en la región, en Catatumbo, donde los enfrentamientos entre grupos armados han causado muchas víctimas y más de 30.000 desplazados. A ellos les expreso mi cercanía y rezo”, dijo Francisco el pasado 26 de enero, días antes de ingresar hospitalizado.
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Para entonces se registraban enfrentamientos entre el ELN y las disidencias del Frente 33 de las FARC. Esos hostigamientos llevaron al Gobierno a decretar la conmoción interior para hacerle frente a la crisis humanitaria.
“Nosotros tenemos una enorme simpatía por el papa, hemos coincidido no solo desde el punto de vista político y religioso: en su Encíclica Laudato Si’, fu absolutamente inspirador alrededor de este tema del nuevo relacionamiento del ser humano con la naturaleza. Hemos hablado de la paz de Colombia, la iglesia Católica ha sido un gran apoyo a todos los procesos de paz y lo es en este momento”, había dicho el presidente Gustavo Petro.
El interés del Papa por la paz en Colombia trascendió gobiernos y, en sus 12 años de pontificado, estuvo al lado de las iniciativas que buscaron silenciar los fusiles.
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El viernes 8 de septiembre de 2017 el Santo Padre visitó el Parque Las Malocas de Villavicencio y allí se reunió con víctimas y otros actores que habían participado de los azares del conflicto entre el Estado y la guerrilla de las FARC.
Allí recordó el ataque con cilindro bomba que estalló sobre la iglesia de Bojayá (Chocó) y que dejó 119 civiles muertos y 56 heridos en la tarde del 2 de mayo de 2002.
“Nos reunimos a los pies del Crucificado de Bojayá, que el 2 de mayo de 2002 presenció y sufrió la masacre de decenas de personas refugiadas en su iglesia. Esta imagen tiene un fuerte valor simbólico y espiritual. Al mirarla, contemplamos no solo lo que ocurrió aquel día, sino también tanto dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas, tanta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios”, dijo Francisco.
El Papa aseguró que el hecho de que la figura de Cristo conservara su rostro, pese al estallido, era un símbolo de que Dios seguía acompañando a las víctimas.