En el Congreso de la República se vive por estos días –como es usual en la recta final de la legislatura–, un intenso y cada vez más agotador ajetreo. Restan poco más de 20 días para que concluyan las sesiones ordinarias y cada quien busca afanosamente que sus proyectos no terminen archivados por falta de discusión. El Gobierno de Gustavo Petro no está exento del corre-corre y si bien cuenta con aliados que siguen dándole prelación a sus reformas, la oposición también tiene sus estrategias para abrirse espacios en la siempre agitada agenda legislativa.
En juego están las reformas pensional –en último debate en Cámara–, a la educación –a la que le restan dos debates en Senado– y laboral –que debe tener al menos su primer debate–. Sin embargo, los tiempos no dejan de ser apretados y el Ejecutivo enfrenta una verdadera carrera contrarreloj para llevar a buen puerto sus proyectos. Sin embargo, conscientes de que no tienen las mayorías para contrarrestar las iniciativas (como quedó en evidencia con la aprobación de la prohibición de las corridas de toros), desde la oposición idean caminos para hacerles frente.
De allí que este miércoles hayan sido radicadas al menos tres mociones de censura contra varios ministros. Si bien lo que se busca es que desde el Gobierno haya explicaciones y respuestas a asuntos como la crisis de orden público, baja ejecución y hasta la seguridad energética del país, de fondo habría una estrategia para lograr agendar esos debates la próxima semana y retrasar los cálculos del Ejecutivo.
“La mesa directiva de la Cámara de Representante tiene la obligación de citar de acuerdo a los tiempos de ley, en los próximos 10 días. Es decir, la otra semana”, manifestó a este diario el representante uribista Hernán Cadavid (Centro Democrático), quien aseguró que más allá de ‘jugaditas’ por entorpecer los debates, lo que se pretende es atender una situación de crisis nacional desde el Congreso.
Por ello, con respaldo de otros congresistas del Centro Democrático y Cambio Radical, fueron radicadas tres mociones de censura en la Cámara contra los ministros de Defensa, Iván Velásquez; Igualdad, Francia Márquez, y Minas y Energía, Ómar Andrés Camacho. Incluso, también suscribieron una moción contra el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, ante las dificultades en la implementación del nuevo modelo de salud para los maestros.
En el caso de Velásquez, la representante Carolina Arbeláez (Cambio Radical) explicó que el país vive una crisis de orden público, particularmente en regiones como Cauca, Nariño o Arauca: “Lamentablemente vemos la ausencia del ministro de Defensa, que ha dejado sola a la Fuerza Pública. Ha dejado sola a la sociedad civil”.
Frente a la cartera que dirige la también vicepresidenta Francia Márquez, la oposición (que ya cuenta con 26 firmas) reclamó que apenas ha ejecutado el 1 % de su presupuesto, hay denuncias por una “ineficiente administración” de los recursos y se evidencian fallas en la implementación de políticas públicas dirigidas a reducir las brechas de desigualdad. Por último, en el caso del ministro Camacho, los reparos son frente a la seguridad energética que estuvo en jaque por el fenómeno de El Niño y la disminución de las reservas de gas.
“Son muchos los ministros que tienen que responder por todos estos escándalos en los que está inmerso el Gobierno, sumado a la incompetencia de quienes están al frente de las carteras”, agregó Arbeláez, que no se guardó nada al calificar como “inconvenientes e ilegales” las reformas del Ejecutivo, lo que desnuda el interés por echar al traste los proyectos del Ejecutivo.
“Situaciones como la crisis de la salud, el retiro de SURA, la indebida intervención de SAVIA Salud, no admiten debates de control político simple. Por eso, ante la situación de crisis nacional, acudimos precisamente a la moción de censura”, sostuvo por su parte Cadavid, quen reclamó que la verdadera ‘jugadita’ ha sido la del Gobierno a la hora de “transar al Congreso de la República con plata y puestos”.
De resultarles la maniobra, el Gobierno se vería a gatas para poder sacar los proyectos, en particular, la reforma pensional, que debe ser aprobada por la plenaria de la Cámara antes del 20 de junio. Si la otra semana se destina para los debates de moción de censura como pretende la oposición, el Ejecutivo apenas tendría ocho días para la discusión de ponencias, la resolución de impedimentos y la votación (algo que en Senado tardó hasta seis meses).
La misma suerte podría correr la reforma laboral, cuya discusión podría arrancar la otra semana y que apenas requiere un debate en la Comisión Séptima de la Cámara para continuar su discusión en el periodo legislativo que arranca el 20 de julio.
Frente a la reforma a la educación, con todo y que se discute en Senado –donde no se radicaron las mociones de censura–, también hay preocupación. El proyecto está estancado en la Comisión Primera, entre otras, porque aún no se conoce su costo en el informe de disponibilidad fiscal. El desafío, según admitió el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, es recoger las observaciones en las tres ponencias a favor de la reforma y avanzar en la concertación con otros sectores para lograr su oportuna discusión. “Hay dos equipos trabajando buscando coincidencias al frente de la ministra de Educación”.
Incluso, ante las cantadas estrategias de la oposición, el ministro dio un parte de tranquilidad al anunciar que, en contravía de lo que buscaba Petro, la fallida reforma a la salud que nuevamente será tramitada comenzaría su discusión el 20 de julio y no en este cierre de sesiones. Velasco se excusó diciendo que falta concertación con varios sectores. “Para que la reforma pueda pasar se necesita una concertación. Hasta que no podamos cerrar la concertación parece que no es prudente hablar de la radicación del proyecto”.
Aunque el ministro aseguró que el Ejecutivo no cierra la puerta a citar a sesiones extras del Congreso, señalado que puede darse el caso de que “a alguna ley ordinaria le haga falta un debate o un día, y no podemos descartarlo”, declaró que “no está en las prioridades”.
Los ojos están puestos en el presidente de la Cámara, el liberal con tendencia petrista Andrés Calle, quien hoy por hoy carga el lastre de haber resultado salpicado en el escándalo de presuntas coimas para el trámite de las reformas. Será el encargado de buscar el camino para hacerle el quite a la oposición y dilatar las mociones de censura, o se verá abocado, apegarse al reglamento y tramitarlas, lo que pondría en aprietos al Gobierno. Se avecina un cierre legislativo cabeza a cabeza.