El paro armado indefinido del Frente de Guerra Occidental del ELN en Chocó, decretado apenas cuatro días después de que el Comando Central de esa guerrilla celebrara la prórroga del cese el fuego bilateral con el Gobierno, revivió los fantasmas sobre la posible aparición de disidencias en esos diálogos de paz.
Tanto la Inteligencia Militar como la Defensoría del Pueblo, basados en información de integrantes, desmovilizados y comunidades, vienen advirtiendo que tanto el Frente de Guerra Occidental Ómar Gómez (FGOC) como el Oriental Manuel Vásquez (FGOR), son los más propensos a desobedecer un eventual desarme del ELN cuando las conversaciones con el Estado lleguen a su fin.
“Consideramos fundamental que estos dos frentes se incorporen de manera decidida a las negociaciones para evitar que, ante una posible finalización de la lucha armada por parte del ELN, esos dos frentes sean la génesis de futuras disidencias, lo que tendría como consecuencia nefasta el prolongamiento del conflicto armado en los dos departamentos”, expresó la semana pasada el defensor del Pueblo, Carlos Camargo.
¿Pero cómo están conformadas esas organizaciones y por qué se cree que podrían formar una fractura en el ELN?
De acuerdo con fuentes judiciales, el FGOC tiene incidencia en el sur de Chocó, con tentáculos en Valle del Cauca y Risaralda. Las Fuerzas Militares calculan que tiene unos 520 combatientes, repartidos en cuatro frentes (el más activo es el Manuel Hernández El Boche”), dos compañías y una célula urbana.
La comandante es Emilce Oviedo Sierra (“Martha” o “la Abuela”) y el segundo al mando Julio Emilio Úsuga Orrego (“Bladimir”), según un informe de Inteligencia.
El FGOC en uno de los frentes de guerra más ricos de la insurgencia, debido a sus negocios de narcotráfico transnacional, minería de oro, secuestro, extorsión y control social, con base en el cual orquestó el séptimo paro armado en los últimos dos años, afectando a 27 pobladores de los municipios de Sipí, Nóvita, Medio San Juan, Istmina y Litoral del San Juan.
De acuerdo con fuentes policiales, el paro que empezó a regir el pasado 10 de febrero es una estrategia del FGOC para sacudirse de la asfixia territorial a la cual lo tiene sometido el frente San Juan del Clan del Golfo, que lleva varios meses en una ofensiva sostenida.
“La idea de ese grupo es que el Estado llene de militares esa región, para frenar el avance del enemigo”, acotó un investigador policial.
Por su parte, el FGOR tiene su base de operaciones en Arauca y el estado venezolano de Apure, con tentáculos en Casanare, Vichada, Boyacá y Norte de Santander.
Cuenta con unos 500 hombres, la mayoría de los cuales se esconden en Venezuela, y se divide en cinco frentes territoriales (el más activo es el Domingo Laín), comandados por Arturo Archila Rincón (“Raúl” o “Nacho”) y Juan de Dios Lizarazo (“Alirio Sepúlveda”).
La organización también se financia del narcotráfico transnacional, la extorsión y secuestro, principalmente. “Hay que tener en cuenta que la estructura jerárquica del ELN es diferente a como eran las antiguas Farc. El ELN es más una confederación, conformada por ocho frentes de guerra, que tienen autonomía para muchas decisiones”, aclaró una fuente de Inteligencia Militar.
De momento, el Comando Central (Coce) del ELN ha rechazado los señalamientos de divisiones internas. Es lo mismo que hacía el Secretariado de las antiguas Farc durante los diálogos de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos.
Los comandantes, entre ellos “Iván Márquez” y “Jesús Santrich”, aseguraban que la suya era una “estructura monolítica”, sin lugar a fracturas; sin embargo, cada vez más agencias de seguridad y ONG de DD. HH. advertían sobre la posible aparición de las denominadas “Farcrim” (bandas criminales de las Farc).
Hoy el tiempo les dio la razón, cuando el país sufre por las acciones de dos disidencias farianas: la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central. ¿Pasará lo mismo con el ELN?