Tom Cruise nadaba a sus anchas en la piscina del hotel Intercontinental, sin percatarse de que alguien lo seguía con la mirada. Martha Nieves Ochoa, a pocos metros de distancia, sintió el deseo de acercarse al actor de Hollywood, tenía cosas para decirle, pero las reprimió.
La señora, que fue al sitio a hacer sus ejercicios de rutina, sabía que el artista estaba en Medellín para grabar una película sobre narcotráfico, que puede perjudicar más la imagen de su familia.
El filme tiene el nombre provisional de “Mena” y narra la historia de Barry Seal, un piloto de la mafia y espía estadounidense, de cuyo asesinato fueron sospechosos Fabio y Jorge Luis Ochoa, aunque nunca se los comprobaron en el estrado.
- “Tom Cruise estaba nadando tranquilo, solo, y yo con unas ganas de decirle ‘¡vea, así no es!’”, comentó Martha Nieves.
- “¿Y por qué no lo hizo?”, le pregunté, en el estudio de su apartamento de El Poblado.
- “Puesss, a ver, ¿vos creés que un guión lo van a cambiar porque una persona diga ‘ay, vea, eso no es así’. ¿Vos creés? Eso no funciona así”.
Durante mucho tiempo guardó silencio, sin embargo, la llegada del actor y el revuelo mediático que despertó la filmación, abrieron viejas heridas, principalmente en la generación de los hijos, nietos y sobrinos de la familia Ochoa. “Es por ellos que hago esto”, recalcó, refiriéndose a la conversación con un periodista.
Barry Seal, el personaje que interpretará Cruise, fue en la vida real un piloto que traficaba cocaína de los narcos colombianos a E.U., en los años 80. La CIA y la DEA lo reclutaron para infiltrar al cartel de Medellín y fue descubierto en 1984.
La prueba de su traición a los capos fueron unas fotos tomadas por cámaras secretas en un avión empleado por Seal para transportar un cargamento de droga, en las cuales aparecían Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha (“el Mexicano”) y soldados nicaragüenses, cargando la mercancía ilícita en un aeropuerto de Managua. Dichas imágenes fueron filtradas a la prensa por el gobierno de Ronald Reagan, quien pretendía demostrar los nexos del gobierno sandinista de Nicaragua con el narcotráfico.
Tres sicarios contratados por el cartel asesinaron a Seal en Baton Rouge, E.U. (19/2/86), cuando fungía como testigo de la DEA contra esa organización.
La agencia antidrogas sindicó en un principio a Fabio y Jorge Luis de ser los presuntos autores intelectuales, con base en testimonios de traficantes detenidos, entre ellos el expiloto Fabio Arenas y el estadounidense Max Mermelstein, autor del libro “El hombre que hizo llover coca”.
Fue Arenas quien dijo, incluso en TV, que Seal había sido amigo íntimo de los Ochoa, cuestión que Martha Nieves desmiente con una carcajada.
“En mi casa siempre hemos sido un verdadero clan, en el sentido familiar de la palabra, no peyorativo. Almorzábamos todos los días en la casa de mis papás y llevábamos los amigos. Conocíamos los amigos de todos los hermanos. Y a ese señor (Seal), nunca en la vida”.
La versión de Fabio
“Me dio una rabia en el juicio, esa camaradería entre esos fiscales y Max Mermelstein cuando estaba dando esas declaraciones, y ellos viendo que era mentira. No es sino leer ese libro de ‘llueve coca’, para ver que el hombre es un mitómano”.
La voz es de Fabio Ochoa Vásquez, quien está recluido en la cárcel de Georgia (E.U.), en la que apenas ha pagado la mitad de una condena de 30 años por narcotráfico. Martha Nieves y su hermana menor Ángela la reprodujeron desde un celular, tras haber grabado su llamada telefónica el pasado 25 de agosto.
En el audio, él narra su versión de la historia: “Antes de Barry Seal, había un piloto gringo que no me acuerdo cómo se llamaba, que trabajaba para Cardona (Rafael, alias “Rafico”)”. Ese aviador extranjero, de identidad desconocida, tenía un representante llamado Mario, el cual fue autorizado por el capo “Rafico” para “llevar a ese gringo de oficina en oficina de traquetos, y como era tan efectivo, todo el mundo le entregaba mercancía”.
Ese piloto - prosiguió Fabio – se enriqueció y abandonó el negocio, no sin antes entregarlo a Barry Seal. “No sé si lo delegó, contrató, le cedió o si el otro le daría comisión”, precisó Fabio. El nuevo contacto continuó recogiendo la mercancía de los Ochoa, Pablo Escobar, “el Mexicano” y otros exportadores, para llevarla en sus avionetas a suelo norteamericano.
En uno de esos viajes Barry fue capturado por agentes estadounidenses, y para conservar su fachada de espía y no afectar la confianza de los narcos, en conjunto simularon un accidente de tránsito en una camioneta Van, que transportaba la droga.
“Ahí fue que seguro le dijeron ‘haga pues un entrampamiento, y vaya a esta oficina y la otra y dígales que hagan recoger todo (la cocaína) en un solo punto’. Y ya vino en un avión grande y recogió lo de todo el mundo, por eso yo aparezco como si fuera socio de Gonzalo (Rodríguez Gacha) y de ellos, pero la prueba es que ni Jorge ni yo estábamos en Nicaragua” el día en que se tomaron las famosas fotos de 1984. En ese momento, Jorge Luis estaba preso en España (dos años después lo deportaron a Colombia).
Los Ochoa sostienen que nunca fueron socios de Pablo Escobar, ni de “el Mexicano” ni de Carlos Lehder, como aseguran las autoridades. Fabio dijo que los asociaron por trabajar en la misma ciudad y porque eran conocidos.
“El único socio que tuvimos Jorge y yo fue Pablo Correa, y la gente creía que era el mismo Escobar, pero no”. Añadió que solo buscaron a Escobar cuando el M-19 secuestró a Martha Nieves (1981), “porque él era un bandido y conocía a todos los bandidos” y requerían de alguien que averiguara en el bajo mundo lo sucedido. “Entonces por eso nos asocian con Escobar, pero eso fue de amistad, no de negocios, nosotros nunca fuimos socios de él”, insistió Fabio.
Sobre el homicidio de Barry Seal, contó que fue ordenado por Escobar, quien para la ubicación de la víctima y el crimen comisionó a alias “Cuchilla”, le pidió asistencia a Cardona y este incluyó en el plan a Mermelstein. “’Rafico’ pone a Mermelstein a que averigüe y consiga las armas y maneje los sicarios de Pablo allá”.
En el proceso judicial, posterior al asesinato, el estadounidense relató que supo del mortal proyecto, mas no lo ejecutó, y culpó a los Ochoa. Los abogados de Seal sugirieron que habían ofrecido un millón de dólares por traerlo vivo a Colombia, o la mitad para matarlo.
El señalamiento fue rechazado por Fabio y Martha Nieves, quien opinó: “Si mi hermano fue el asesino, ¿por qué no lo condenaron por la muerte de Barry Seal? Nunca tuvieron pruebas, porque no era cierto. Allá tienen a los condenados, tres pobres sicarios brutos”.
Afirmó que no conocieron a otro de los testigos en contra, Fabio Arenas, y atribuyó sus declaraciones a una farsa montada para lograr beneficios judiciales.
- “¿Cuál era el pase de salida de él? Le preguntaban: ‘¿usted conoce a los Ochoa? Lea este guión’ (en una audiencia). Así siempre ha sido, así han salido todos los de ‘la Oficina de Envigado’ que van a Estados Unidos, están dos años en la cárcel y vuelven”.
- “¿Y al fin qué pasó con Mermelstein?”.
- “Pues como mi Dios no castiga ni con palo ni con rejo, antes de que terminara el juicio de Fabio le dio un cáncer y se murió en un mes. Cosa que no hubiéramos deseado, porque nos interesaba demasiado que terminara el juicio para poder desmentir todo lo que había dicho”.
Una película dolorosa
La cinta que protagonizará Tom Cruise, para Ángela Ochoa, es como echar sal en la herida. “Ya ni siquiera da rabia, esa pasa... Dolor, eso sí es dolor”, exclamó.
Martha Nieves añadió que, después de tantos libros, series y documentales publicados, les salió callo. “Qué vaina, porque así digamos que así no fueron las cosas, no pasará nada, ya está escrito, hacen lo que ellos quieren. La vaina es para nuestros hijos y nietos. Y para Fabito y todos nosotros, oír mentiras y mentiras y mentiras. Es que mis hermanos se entregaron a la justicia (colombiana), pagaron con tiempo, con plata, ¡ya, eso es muy cansón!”.
Fabio tiene 58 años y saldría de la celda a los 73. La familia sostiene que fue sentenciado siendo inocente, tras su captura en 1999 en la Operación Milenio. De los 41 detenidos en ese entonces, solo él continúa preso, acotó Martha Nieves.
Aún no es claro cómo será representado en la película, pues ningún miembro de la producción los ha llamado. “Narcotraficante sí lo fue, asesino nunca ha sido”, reflexionó sobre su hermano.
- “¿Los Ochoa no tuvieron que ver con la muerte de Barry Seal?”.
- “¡Pues no!”, concluyó Martha Nieves con una sonora carcajada, y después se puso seria. “Ni lo pensaron ni han matado a nadie. ¿No oíste el relato de Fabio?”.
41
detenidos en la Operación Milenio, incluyendo a Fabio.
47
años tenía Barry Seal cuando fue asesinado, en E.U.