La narcobonanza derivada de las 234.000 hectáreas de coca que tiene Colombia, y el respaldo de parte del régimen venezolano de Nicolás Maduro, le permitieron a la disidencia de “Iván Márquez” sumar cerca de 300 comandados poderosamente armados y una red de apoyo con casi un centenar de delincuentes.
Se autobautizó la “Segunda Marquetalia”, una estructura ilícita que confirmó que su máximo cabecilla, el desertor de la paz “Márquez”, sobrevivió hace 15 días a un ataque en Venezuela mientras pernoctaba en uno de sus campamentos, y que está gravemente herido en un hospital militar de Caracas, custodiado por uniformados afines a Maduro.
Eso llevó a plantear en sus filas si habrá o no relevo en la jefatura de la “Segunda Marquetalia” –para lo cual suenan “Jhon 40” y “Aldinever” (igual de sanguinarios a su líder)–. Pero, mientras eso se da, se han comenzado a conocer por menores de cómo está conformada esa estructura ilegal y el armamento que tienen.
Informes reservados de inteligencia en poder de EL COLOMBIANO revelan que la banda de “Márquez” ya tiene “una fuerza delictiva de aproximadamente 281 miembros en armas y 86 integrantes de las redes de apoyo a la estructura residual”.
Esta radiografía criminal, que hasta ahora permanecía oculta, se complementó con información de fuentes en terreno que indicaron que, al parecer, la “Segunda Marquetalia” ofrece pagos de entre un millón y un millón y medio de pesos para garantizar el reclutamiento de personas dispuestas a portar un fusil, cuidar cultivos de coca y vigilar rutas de narcotráfico que se extienden desde Colombia hacia Venezuela, Ecuador y Perú.
En efecto, según la información recabada sobre esta estructura ilegal, en una de sus zonas de influencia –en la región rural del Putumayo–, huyen hacia Ecuador y Perú para evitar la confrontación con militares colombianos. Saben que por tratados internacionales las tropas nacionales no pueden violentar la frontera para perseguirlos, a menos que medie autorización legal para hacerlo.
En el dosier de la “Segunda Marquetalia” se indicó que efectúan “acciones hostiles y conductas delictivas como el tráfico de sustancias ilícitas, con lo cual fortalecen su andamiaje financiero para el sostenimiento de la estructura armada”.
Además, ejecutan homicidios selectivos en ambos lados de las fronteras, realizan constreñimiento armado, extorsionan a comerciantes y cobran el “impuesto de gramaje” a carteles con los que se asocian para sacar cocaína de Venezuela hacia Europa.
Es precisamente este poderío, y sus relaciones con carteles mexicanos –como Sinaloa o Jalisco Nueva Generación– que les ha permitido hacerse a un poderoso armamento que los mantiene vivos en la disputa ilegal que se da en la frontera colombo-venezolana con el ELN y con la disidencia de “Iván Mordisco”. De hecho, de este último se ha dicho que sería el responsable del ataque contra “Iván Márquez”.
En todo caso, los contactos internacionales de la “Segunda Marquetalia” y las millonarias ganancias del narcotráfico que controlan entre Norte de Santander, Arauca y Putumayo –entre otras regiones –, y en los estados venezolanos de Táchira, Apure y Amazonas –aparte de los comandos que tienen hacia el sur colombiano que colinda con Perú y Ecuador–, le ha garantizado acceso a un armamento de alta precisión.
Sus hombres en armas tienen acceso a chalecos blindados multipropósito y a fusiles de largo alcance como los M-16, R-15 y AK-47, con munición de calibres 5,56 y 7,62x39.
Para dar una dimensión de este armamento, EL COLOMBIANO indagó el valor de armas como los R-15 y los AK-47 y cada una de estas oscila de 100 a 500 dólares (entre $500.000 y poco más de $2 millones por cada una).
Esas armas se las dan, en parte, los carteles mexicanos en pago por la cocaína que les permiten traficar por sus zonas de influencia. Incluso, como lo reveló en su momento este diario, hay emisarios de esas estructuras internacionales intentando mediar en la guerra que se desató en la frontera para apagar “la calentura” –según fuentes enteradas– que frena el normal paso de los alcaloides.
“Esta estructura emplea equipos de telefonía satelital y equipos celulares con antenas satelitales Hughesnet, así como radios de comunicación punto a punto”, se aseguró en el reporte clasificado. Y se advirtió que reciben “cursos de manipulación de armas cortas y largas, manejo de explosivos, curso de fuerzas especiales, francotirador y pisa suave, preparación de campos minados, entre otros”.
Toda esta información ya está en manos del equipo de empalme del Gobierno entrante de Gustavo Petro, porque de normalizarse la relación con Venezuela se requerirá de una acción conjunta para combatir a estas estructuras criminales.
La duda está en si el régimen de Nicolás Maduro les quitará el respaldo.