Dos escándalos de talla nacional volvieron a poner en la agenda el polémico secuestro de 78 policías que puso al Gobierno entre la espada y la pared a principios de marzo, en San Vicente del Caguán.
Por un lado, el juez 181 de instrucción Penal Militar ordenó la captura del comandante de Policía de Caquetá por una posible “inacción” de su parte al desatender un llamado de auxilio directo de uno de sus subalternos.
Por el otro, el director nacional de la Policía, general Henry Sanabria, reveló detalles inéditos del operativo que sugieren que el ministro del Interior, Alfonso Prada –portavoz del Gobierno y uno de los funcionarios más importantes del país–, estuvo secuestrado durante varias horas por miembros de la “guardia campesina” que protestaban en ese lugar por el accionar de una multinacional petrolera.
Pese a que Sanabria dio una explicación detallada de lo que él denominó como un “canje” en el que Prada se ofreció a intercambiarse por los más de 70 uniformados que estaban secuestrados, el ministro salió un par de horas después a contar otra versión de los hechos en la que matizó su supuesta retención ilegal.
Pero, ¿cómo es que una guardia campesina pudo retener a uno de los hombres más custodiados del país?
La historia del “canje”
El operativo en el que Prada estuvo durante tres días para calmar la crisis de San Vicente del Caguán, inició con una llamada directa del presidente Gustavo Petro en la que le pedía que atendiera la situación de Caquetá para que el secuestro de los integrantes del Esmad no ascendiera a mayores.
Con esa orden en mente, Prada preparó todos los operativos y viajó hasta San Vicente del Caguán. Estando ahí, puso como condición para dialogar con las comunidades la liberación de todas las personas secuestradas. Desde ahí es donde empieza el choque de versiones.
Según el general Sanabria, todo estaba listo para que los uniformados fueran sacados de ahí en helicópteros de la Fuerza Aérea, sin embargo, un ataque en la madrugada de ese jueves truncó esos planes.
Así las cosas, la guardia se habría negado a dejarlos salir a todos por lo que, tal como lo narró Sanabria, el ministro les habría dicho “yo me quedo aquí para que ustedes puedan salir”, lo que él calificó como “un acto valiente que reconocemos desde la Policía (...) prácticamente, el señor ministro del Interior se canjeó por los policías y hubo un momento de tensión”, dijo.
Desde ahí, Prada habría estado prácticamente “secuestrado” mientras lograba llegar a acuerdos con las comunidades, como efectivamente ocurrió.
Sin embargo, la versión del ministro es otra. Pese a que reconoció que “la situación era de violencia y hubo momentos muy tensos”, también dijo que “ningún alto funcionario –incluyéndose a él mismo– estuvo secuestrado”.
Apenas un par de horas después de las polémicas declaraciones de Sanabria, Prada dijo que esa era la “opinión” del general, pero que lo que realmente había ocurrido era que él había entrado a dialogar cuando los campesinos cumplieron su parte de liberar a los policías retenidos.
“Lo que él llama un canje no fue, fue una condición para que nosotros pudiéramos llegar”, dijo Prada.
Según él, durante los tres días que estuvo en San Vicente del Caguán durmió en el batallón militar de Caquetá y estuvo custodiado fuertemente por el Ejército y la Policía. “Me moví con toda tranquilidad por el territorio y no hubo ninguna situación de secuestro”, aseveró.
Lo cierto es que la manera en que el Gobierno manejó la situación ha sido ampliamente aplaudida y criticada por la opinión pública. Mientras que unos halaban la manera en la que los ministros solicionaron la situación sin el uso de las armas y la fuerza, otros tantos critican que la Fuerza Pública no hubiera actuado cuanto antes ante una situación tan delicada.
Por estos hechos, la Procuraduría inició una investigación en la que implicó a los ministros Prada, del Interior, e Iván Velásquez, de Defensa. Como respuesta, el presidente Petro aseguró que fue él, como jefe de Estado y máximo comandante de la Fuerza Pública, el que le ordenó a la Policía y el Ejército no intervenir militarmente en ese lugar