Lo ocurrido ayer durante la esperada convención del Partido Liberal –en la que, por encima de un sector petrista, se terminó imponiendo una vez más el expresidente César Gaviria– refleja con creces la tensión, división y pugnacidad que se acentúan en las huestes ‘cachiporras’.
“Fuera Petro, fuera Petro” y “fuera Gaviria, fuera Gaviria” fueron algunas de las arengas que, con fuerza, se escucharon por momentos al interior del Centro de Convenciones de Cartagena, donde el exmandatario –en medio de una accidentada convención– fue proclamado nuevamente como director único del Partido Liberal.
De los 750 votos de los delegados de diferentes regiones, Gaviria se hizo a 582 apoyos, mientras que el exministro Luis Fernando Velasco –el ungido por el Gobierno de Gustavo Petro para abrirse campo en el liberalismo–, apenas obtuvo 11. Incluso, consiguió más votos una dirección colegiada liderada por el senador Alejandro Carlos Chacón (24 votos).
El lema que marcó la convención no podía ser otro sino “Construir sobre lo construido”, una referencia indirecta a la proclama que, incluso desde otras colectividades como La U, se le hizo constantemente al Ejecutivo durante el trámite de las reformas en el Congreso.
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Lo cierto es que con su victoria, el expresidente completa casi dos décadas llevando las riendas del liberalismo: fue elegido por primera vez en 2005 y desde entonces ha permanecido en la Dirección, salvo entre 2011 y 2014, cuando le tiró la batuta a su hijo, Simón Gaviria, para luego asumir nuevamente.
Pese a su triunfo, el “fuera Gaviria” que retumbó al interior del recinto ratifica la fragmentación que desde hace meses se vive en el corazón de la colectividad. Los bandos están decantados entre un sector que, desde la independencia y con visión crítica, respaldó la continuidad de César Gaviria, y otro más afín al Gobierno Petro, que insiste en abrirse paso y lograr el apoyo del Partido con miras a 2026.
No es para menos. En juego está una de las fuerzas políticas más poderosas y tradicionales del país. Su influencia es innegable: de 105 senadores, 13 son del Partido Liberal, y de 188 representantes, 33 son liberales (de hecho son la bancada mayoritaria en la Cámara). Por si fuera poco, en las recientes elecciones regionales los ‘cachiporros’ se hicieron a 72 alcaldías propias y a 62 en coalición. Además, lograron tres gobernaciones propias y una en coalición.
El presidente Gustavo Petro es consciente de ese poderío, por eso puso sus esperanzas en su exministro Velasco que –con las gestiones de otro liberal de antaño como su actual ministro del Interior, Juan Fernando Cristo–, intentó tratar de arañar apoyos y sumar soldados a su causa con miras a 2026. Sin embargo, el revés fue mayúsculo.
De hecho, durante la votación, Velasco resolvió abandonar el recinto y reclamó falta de garantías, llegando a decir que “se asesinó la democracia” y fueron silenciados. En diálogo con EL COLOMBIANO, el exsenador reclamó que, en lugar de un voto por delegado, la Dirección en cabeza de Gaviria dio vía libre para que un cacique pudiera votar en nombre de otros delegados.
Además de señalar que durante la convención no se discutieron ni se votaron proposiciones como una dirección colegiada, Velasco denunció que hubo votos que no quedaron registrados y que delegados que intentaban votar figuraban como si hubiesen transferido esa facultad a un cacique.
“Jugaron con reglas de fuego totalmente antidemocráticas. Hicieron algo francamente tramposo. Hubo un desequilibrio impresionante. De verdad es vergonzoso”, sostuvo el exministro, quien manifestó que al menos 100 delegados que le expresaron su apoyo no pudieron votar.
En ello coincidió el representante Juan Carlos Losada, uno de los opositores a Gaviria, quien calificó lo ocurrido como “impresentable” y llamó la atención por un supuesto fraude: “desde su convocatoria advertimos que esta convención estaba diseñada para que la dictadura gavirista se eternizara en el poder (...) este circo no tiene presentación. El grito de fraude se escucha por todo el recinto”.
Inclusive, el senador Chacón –cercano a Gaviria, pero que ha venido tomando distancia–, rechazó el resultado: “Le pido a los liberales que acabemos con esta oligarquía congresional. Esto es con democracia. Vamos a revisar, pero lo más seguro es que impugnaremos la convención”.
Si bien Velasco ratificó que seguirá “dando la lucha en todos los espacios hasta que el liberalismo vuelva a ser democrático”, le reveló a este diario que, de la mano de liberales considerados de centro-izquierda o progresistas, no descartan apostar a la escisión. Es decir, partir cobijas y dividir el partido para que los diferentes matices monten rancho aparte, pero con reconocimiento legal y financiación. “Esa es una opción que se evaluará y se evaluará con la gente”, dijo.
Si bien se tenía previsto que la convención arrancara sobre las 10:00 de la mañana, pasadas las 4:00 de la tarde el evento no había comenzado. En un primer momento, hubo dificultades y líos para el ingreso de los más de delegados al Centro de Convenciones de Cartagena, lo que retrasó el inicio del encuentro. Hubo quienes reclamaron que no pudieron entrar. No solo las arengas de lado y lado retumbaron con fuerza en el recinto.