La muerte de Pancho y Chita, dos de los tres chimpancés del Bioparque Ukumarí que fueron sacrificados en la madrugada de este lunes, será investigada por la Fiscalía.
El ente acusador indicó que, a través del Gelma (grupo de fiscales y policía judicial especializado en delitos que afecten el bienestar de los animales “abrió noticia criminal y avanza en la recolección de información y evidencia física que permita establecer las circunstancias en las que ocurrieron los hechos”.
Los dos chimpancés escaparon de su hábitat el domingo en la noche, por lo que cuidadores del parque, veterinarios, bomberos, policías y militares desplegaron el protocolo para dar con su paradero, que finalmente terminó con su muerte, pues se encontraban en un estado de euforia en el que intentaron atacar a quienes los buscaban.
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La pareja de primates salió de su jaula a las 9:00 de la noche del domingo 23 de julio, ya cuando el parque había cerrado al público. Pancho, el macho, que era el animal con el riesgo más alto del parque por su nivel de agresividad, fue el que más lejos se fue, pues llegó hasta las cabañas de Consotá, un parque vecino a Ukumarí. La hembra, Chita, por su parte, solo avanzó unos metros de su jaula.
Chita, explicó Sandra Correa, gerente del bioparque, no era una chimpancé agresiva, pero por el estado en el que se encontraba intentó agredir a quienes la estaban controlando, y, por esa razón, no pudieron lanzarle dardos tranquilizantes y de inmediato fue sacrificada al interior del parque por integrantes del Ejército.
La misma suerte corrió Pancho. Tras evacuar las cabañas del parque que colinda con Ukumarí, el animal fue hallado por sus cuidadores sobre la 1:00 de la mañana de este lunes y, ante el riesgo de ataque (el animal se abalanzó contra una de las personas que lo buscaba), tuvo que ser sacrificado de inmediato por uniformados de la Policía.
La gerente de Ukumarí explicó que la medida de matar a los animales hace parte del protocolo de acción ante hechos como estos, ya que el efecto de un dardo tranquilizante, que dura entre 10 y 30 minutos, no impide que el animal ataque a los humanos.
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“Un chimpancé tiene la fuerza de entre 7 a 10 hombres y aún con el tranquilizante puede atacar, por eso no se recurrió a los dardos, fue una medida para proteger a los cuidadores y quienes participaron en el protocolo”, indicó Correa.
Pancho, uno de los dos animales sacrificados, fue donado por el circo Hermanos Gasca tras la entrada en vigor de la ley 1638 con la que se prohibe el uso de animales silvestres –nativos o exóticos– en espectáculos circenses fijos o itinerantes.
El animal, en principio, fue donado al desaparecido zoológico Matecaña en julio de 2007. La razón en ese entonces –indican archivos en prensa– era que estaba muy “humanizado” y que ya “no servía para el espectáculo”.
Pancho ya había intentado escaparse antes. El 3 diciembre de 2007 logró abrir el candado de su jaula y escapó con rumbo hacia el aeropuerto de Pereira, que quedaba frente al zoológico. Allí, se paseó por las oficinas administrativas y las salas de abordaje.
Chita, por su parte, era una primate más tranquila y, como explicó la gerente de Ukumarí, era la líder de su manada. Dormía sobre heno y comía gran variedad de frutas, entre ellas manzanas, sandía y carambolos. “Le gustaba jugar con Pancho, por eso es escaparon juntos”, contó Correa.
Tras la muerte de la pareja, el Bioparque se queda solo con un chimpancé: Yoko, que nunca pudo establecer comunidad con los otros dos animales porque el fallecido Pancho siempre fue agresivo con él.