Muy delicadas fueron las revelaciones hechas por el exviceministro de Defensa en materia de estrategia y planeación, el general (r) Ricardo Díaz, a quien hace cerca de dos meses el presidente Gustavo Petro le aceptó su renuncia, dejándolo así por fuera del Ministerio de Defensa dirigido por Iván Velásquez.
En entrevista con la Revista Semana, Díaz comenzó hablando sobre los entuertos de una supuesta compra de tres helicópteros italianos de la marca Leonardo para la Fuerza Aérea, la con una oferta de venta del gobierno de Catar, en la que involucró a la primera dama Verónica Alcocer y los hermanos del exembajador Armando Benedetti, entre otras personas.
En el diálogo, el exviceministro Díaz indicó que funcionarios del Gobierno “ofrecieron dádivas para que se tomara en consideración la compra de los helicópteros”, las cuales estarían tasadas en $700 millones de pesos.
Según reveló, la oferta se la hizo el coronel (r) Eduardo Mejía, como portavoz de un grupo de interesados en que la compra se diera.
El general indicó que Mejía mencionó a Camilo y Ángela Benedetti, hermanos del exembajador en Venezuela, Armando Benedetti, además de un contratista del Ministerio de Defensa identificado como Camilo Torres, de quien dijo pesan “cuestionamientos por contratación con las Fuerzas Militares desde 2020” en el gobierno de Iván Duque.
En otro aparte de la entrevista, Díaz también salpicó a la primera dama Verónica Alcocer como una de las interesadas en que se diera la compra de los helicópteros por parte del Ministerio de Defensa.
“Me pareció muy extraño, porque no es función de la primera dama estar intercediendo por contratistas. Es una actividad netamente militar, que corresponde a la parte técnica de la Fuerza Aérea“, comentó el exgeneral, a la vez en que insistió que el coronel Mejía fue “muy claro” al decir que había interés por parte de la primera dama en la venta.
En el desarrollo de la entrevista, el exgeneral reseñó que a raíz de su negativa de influir en el negocio comenzó a recibir represalias por parte de los interesados y estos, supuestamente, determinaron iniciar una campaña de desprestigio contra el exoficial.
“Determinaron que debían informar que me habían entregado $4.000 millones por compra de baterías aéreas Barack, de origen israelí”. Díaz indicó que esa compra efectivamente se materializó, pero “por decisión que apoyó el presidente Petro y el ministro de Defensa en Casa de Nariño”.
En la entrevista Díaz dijo que, tras ser informado del complot, él le contó a su jefe, el ministro de Defensa Iván Velásquez, todo el asunto, y que este lo escuchó atentamente y tomó nota de los nombres mencionados. Sin embargo, de acuerdo a Díaz, luego de la charla el ministro le dijo que resolvería el asunto, por lo que se comunicó con la Presidencia a través de Laura Sarabia.
También dijo que desde ese diálogo, Díaz dejó de tener comunicación directa con Velásquez.
“Empiezo a notar una serie de informaciones que no eran ciertas. Por ejemplo, que mi esposa ingresaba frecuentemente al Ministerio a hablar con los viceministros y con las oficinas de contratación. Ese artículo salió en El Espectador”, dijo.
Díaz también hablo de las “presiones” que recibió del expresidente Juan Manuel Santos para recibir una delegación de la empresa de helicópteros Bell para el mantenimiento de los aviones C-130 Hércules de la Fuerza Aérea por $10 millones de dólares, asunto al que también se negó pese a las amenazas de los gringos.
Mientras que en otro aparte habló del interés que tendría una empresa ligada al ministro Iván Velásquez en la salida de la Policía del Ministerio de Defensa.
Ricardo Hernando Díaz, exviceministro de Defensa y exgeneral, es reconocido por sus amplios resultados operacionales mientras comandó unidades en zonas de conflictos. Además condujo la inteligencia del Ejército durante su servicio a la patria. Díaz es el mayor de los hijos del general Hernando Díaz Sanmiguel, comandante del Ejército Nacional hasta 1987.
En agosto de 2022 captó la opinión pública cuando fue al ministerio de Defensa a entregar los documentos requeridos para su posesión como nuevo viceministro para la Estrategia y Planeación.
Estando allí, uno de los celadores le pidió su identificación, algo que al oficial le molestó, por lo que le preguntó al trabajador si no sabía quién era él. Varios minutos después, un oficial se acercó al primer piso y le facilitó la entrada al oficial, quien, en fuerte tono, le prometió al celador que lo iba a hacer retirar de su trabajo.