La seguridad del empresario Roberto Franco parecía hecha de acero, por eso ni su guardaespaldas se percató de que cuando su jefe se bajó de un lujoso BMW, en la puerta de ingreso al lobby de la oficina, en uno de los lugares más custodiados de Bogotá, un sicario había tenido el tiempo preciso para entrar corriendo, disparar varias veces con un arma con silenciador, matar y escapar antes de que la puerta automática se cerrara por completo.
Pero ese no fue el único caso de violencia de los últimos días. El expatrullero Felipe García asistió casi que a un milagro mientras conversaba con conocidos en una cafetería del barrio Santander, en la localidad Antonio Nariño de Bogotá, cuando un hombre le apuntó con un arma en la cabeza; entonces él pudo reaccionar para evitar que lo mataran, sacó su propio revólver y abrió fuego en contra de su atacante y del motociclista que lo acompañaba.
García fue capturado y dejado en libertad mientras la Fiscalía avanza en la investigación.
Los comensales de Masa y los clientes de un Starbucks en el norte de Bogotá no vieron venir a un grupo de hombres armados que entró a los locales para hurtar las pertenencias de quienes tomaban un café al final de la tarde, justo hace una semana.
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En Puente Aranda, los ciudadanos que se dedican al comercio no estaban preparados para otra balacera en una blindadora de camionetas, en un aparente intento de hurto al final del jueves, que dejó a otro policía (r) asesinado cuando este se dio cuenta del intento de robo y reaccionó.
Además, el pasado 13 de febrero, los conductores de la Transversal Intermedia de Envigado tuvieron que presenciar una escena atroz: en el camino se encontraron con un Mazda 2 baleado en la mitad de la vía, adentro estaba el cuerpo de Jose Stiven Berrío, que estuvo extraditado por narcotráfico en Estados Unidos hace una década.
Los crímenes en Bogotá
Lo ocurrido en Bogotá es, en todo caso, de otra magnitud. Dos balaceras en una semana, con dos muertos, uno de ellos por un sicario, y robos masivos semanales a restaurantes, han hecho que la ciudad se encuentre a la expectativa de cuándo, cómo y dónde va a ocurrir el próximo hecho de inseguridad. Y qué tan grave va a ser.
Las cifras de pie de fuerza son preocupantes. Una fuente que trabaja en el distrito, pero que no quiso ser citada, explicó a El COLOMBIANO la realidad para combatir el crimen en la capital.
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Mientras que ciudades como Nueva York han tenido un promedio de 400 y 430 policías por cada 100.000 habitantes, Bogotá tiene hoy 212,5. Eso significa que la capital tiene unos 17.000 policías para ocho millones de personas, pero debería tener por lo menos 28.000.
Un faltante grave de 10.000 policías entrenados y equipados que puedan reaccionar y patrullar las calles. La capital de Colombia tuvo un pico de pie de fuerza con 19.000 policías por cada 100.000 habitantes, que sigue siendo muy inferior a lo ideal.
Mientras tanto, casos como el del asesinato del empresario Roberto Franco tratan de moverse ante la justicia. Y es que el juez 61 con función de control de garantías de Bogotá declaró legal la captura del ciudadano Jean Carlo Bermúdez Camargo, quien presuntamente participó en el ataque sicarial.
Para el juez, el procedimiento de captura, que fue hecha por un particular —un escolta del empresario— y continuada por miembros de la Policía, estuvo acorde a la ley y por eso dio continuidad a las audiencias preliminares concentradas, que incluyen imputación de cargos y de medida de aseguramiento.
Una fiscal de la Unidad de Vida de Bogotá expuso sus argumentos al juez para hacer la formulación de imputación de cargos al sujeto.
Según la Fiscalía, Bermúdez era el conductor de una de las motocicletas en las que se movilizaban los cuatro hombres que ejecutaron el ataque contra Franco Charry.
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Así mismo, le imputó el cargo de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas; así como el delito de receptación, pues la moto en la que se movilizaba estaba denunciada como robada.
En ese sentido, se le imputó el cargo de homicidio agravado en calidad de coautor y a título de dolo, es decir, que no fue el que le disparó al empresario, sino que participó en el crimen como cómplice, pues sería el encargado de que huyeran del lugar.
Ante esto, el juez le preguntó a Bermúdez Camargo si aceptaba los tres cargos que le había imputado el ente acusador, a lo cual el hombre contestó negativamente.
De esta manera, el imputado negó su participación en los hechos que rodearon al ataque sicarial contra el empresario bogotano. Por lo cual, la Fiscalía tendrá que hacer, en un plazo de 60 días, una acusación formal para llamarlo a juicio, en el que tendrá derecho a la defensa y a controvertir los señalamientos y pruebas del ente investigador.
¿A qué se debe tanta violencia?
Estos hechos se suman a una constante crisis de inseguridad por las acciones de los Grupos Armados Organizados, como los del Clan del Golfo en Segovia, el ELN en Chocó, y las disidencias de las antiguas Farc en el Cauca, que han tenido a las fuerzas militares a toda máquina trabajando para tratar de reaccionar, al tiempo que el presidente Gustavo Petro y el comisionado de paz Otty Patiño insisten en hablar de paz total.
Aunque los acontecimientos de inseguridad relacionados con los GAO y GAOR, (Grupos Armados Organizados Residuales), como les llaman en el lenguaje militar a las bandas del Clan y las disidencias de Iván Mordisco, no tienen relación directa a los hechos de inseguridad en las ciudades, según expertos como Santiago Tobón, de EAFIT, es claro que hay una apropiación del crimen organizado que está muy establecido y que termina viéndose en los hechos anteriores.
“En una ciudad como Medellín hay pocos homicidios en términos relativos (el año pasado y el antepasado la tasa de homicidios estuvo en los niveles más bajos de la historia) pero eso no quiere decir que no haya un crimen organizado supremamente arraigado que por ejemplo extorsiona muchísimo y regula la vida cotidiana de muchas personas”, dijo.
Las tasas de homicidios
Y es que es así. A pesar de que en las últimas semanas hay una percepción creciente de inseguridad en las ciudades capitales, especialmente para el caso de Bogotá y Medellín la tasa de homicidios se ubicó dentro de las más bajas del país.
A diciembre de 2023 esta fue en Medellín de 12,9, mientras que la de Bogotá fue de 13,7 por cada 100.000 habitantes. En comparación, ciudades como Cali se ubicaron en 44,4 y Barranquilla en 27,0.
Tobón añadió que Colombia se adecuó por mucho tiempo a medir la seguridad en términos de homicidios por las características de la violencia, pero dijo que eso ha evolucionado en las mediciones y no necesariamente que una ciudad tenga una tasa de homicidios relativamente baja, significa que sea una ciudad segura.
“En Medellín el crimen organizado regula en dónde se puede extorsionar y en dónde no, en dónde se puede robar y en dónde no, quienes roban tienen que pagarle un tributo a sus jefes por permiso para robar y hay zonas específicas en donde pueden robar, y ese tributo se paga a cambio de que, si los capturan, su grupo los va a proteger en la cárcel o les va a pagar un abogado”, agregó.
Esto explica que las formas de generar inseguridad a las personas muten y no estén relacionadas directamente con las tasas de homicidios.
Los antecedentes
EL COLOMBIANO conoció una secuencia de videos que muestran cómo el asaltante que terminó muerto por la reacción del expatrullero Felipe García, aún investigado para determinar si fue legítima defensa o no, había cometido este tipo de crimen por lo menos en cinco ocasiones.
En las imágenes se ve al delincuente siempre aproximándose a sus víctimas con un buzo negro, tapabocas y desenfundando el arma de fuego para después fugarse con la complicidad de su compañero que lo esperaba en una motocicleta.
Ambos murieron por los disparos del expolicía que protegió su vida y disparó.
Finalmente, la otra gran preocupación que le queda a los expertos consultados por este diario es que los ciudadanos terminen armándose por su propia cuenta para reaccionar de manera independiente, ante la falta de eficacia y de presencia de las autoridades. El presidente Gustavo Petro todavía no se ha referido a estos hechos, que tienen atemorizado a todo el país.
Policía aún busca a sicario que logró escapar tras balacera
El juez 61 con función de control de garantías de Bogotá declaró legal la captura del ciudadano Jean Carlo Bermúdez Camargo, quien presuntamente participó en el ataque sicarial que le quitó la vida al empresario Hernán Roberto Franco Charry el pasado miércoles 21 de febrero.
Para el juez, el procedimiento de captura, que fue hecho por un particular -un escolta del empresario- y continuado por miembros de la Policía, estuvo acorde a la ley y por eso dio continuidad a las audiencias preliminares concentradas, que incluyen imputación de cargos y medida de aseguramiento.
Una fiscal de la Unidad de Vida de Bogotá expone sus argumentos al juez para hacer la formulación de cargos al sujeto. Según la Fiscalía, Bermúdez era el conductor de una de las motocicletas en las que se movilizaban los cuatro hombres que ejecutaron el ataque contra Franco Charry.
En ese sentido, se le imputó el cargo de homicidio agravado en calidad de coautor y a título de dolo, es decir, que no fue el que le disparó al empresario, sino que participó en el crimen como cómplice, pues sería el encargado de que huyeran del lugar.
Así mismo, le imputó el cargo de fabricación, tráfico porte o tenencia de armas; así como el delito de receptación, pues la moto en la que se movilizaba estaba denunciada como robada. Ante eso, el juez le preguntó a Bermúdez Camargo si aceptaba los tres cargos que le había imputado el ente acusador, a lo cual contestó negativamente. De esta manera, el imputado niega su participación en los hechos que rodearon al ataque sicarial contra el empresario bogotano.
Por lo cual, la Fiscalía tendrá que hacer en un plazo de 60 días, una acusación formal para llamarlo a juicio. Allí tendrá derecho a la defensa y a controvertir los señalamientos y pruebas del ente investigador.
La audiencia finalizó sobre las 06:45 de la tarde de ayer, cuando el juez de garantías anunció que la audiencia de solicitud de medida de aseguramiento contra Jean Carlo Bermúdez Camargo se realizará el próximo 26 de febrero.
En esa sesión, la Fiscalía pedirá que el hombre quede en detención preventiva mientras avanza la investigación.
El empresario Hernán Roberto Franco Charry fue asesinado en la mañana de este miércoles por un sicario en Bogotá, presuntamente el compañero de Bermúdez.
Las cámaras de seguridad de la oficina en la que se encontraba alcanzaron a grabar sus últimos segundos de vida antes de que cayera por el daño que le causaron las balas. Ese ataque fue respondido por el escolta privado de Franco, lo que desató una balacera en el parque de la 93, un exclusivo y reconocido sector de la capital.
La hipótesis central
La investigación de la Fiscalía indica que el atentado fue planeado durante meses y se indaga si tendría algo que ver con un informe que el empresario estaba preparando sobre una auditoría reciente que había hecho a una compañía con la que trabajaba.
Franco tuvo negocios en restaurantes y era un hombre reconocido de la sociedad bogotana, entre otras cosas, por ser el hermano del exdirector de la DIAN, Óscar Franco. Era socio de varias empresas y trabajaba también con uno de sus hijos. La Policía está reuniendo todas las pistas para dar con el paradero del hombre que le disparó quitándole la vida.
“Terrorismo, secuestro y homicidios”: EE.UU. advirtió a sus ciudadanos por amenaza de crimen en toda Colombia
La Embajada de Estados Unidos pidió “reconsiderar viajar a Colombia” por una ola de “delincuencia, terrorismo, secuestros y robos armados”.
Se trata de una alerta tipo 3 que ordena a los estadounidenses reconsiderar viajar al país en medio de la crisis de seguridad que se vive en algunos departamentos y hasta en la capital, plagada de robos a mano armada y tiroteos durante los últimos días.
En el comunicado, que es subido a una página oficial del Gobierno y que los ciudadanos de EE.UU. suelen revisar con frecuencia antes de visitar un país, la Embajada fue especialmente clara con “NO VIAJAR” a departamentos como “Arauca, Cauca, Norte de Santander y a la región fronteriza”, esto último por los altos niveles de “delincuencia, secuestro y riesgo de detención al pasar la frontera entre Colombia y Venezuela”.