El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, y la opositora María Corina Machado, coinciden en que la guerrilla del Eln, con presencia en Venezuela, además de refugiarse de la persecución del Estado colombiano, se dedica a fortalecerse a través de economías ilegales, como la extracción de oro y el movimiento de droga.
Lo crudo está en que, según sus denuncias, estas maniobras ilegales cuentan con la anuencia del régimen, en aras de sentirse protegido en caso de una incursión militar que busque derrocarlo.
Esto, sin embargo, no es nuevo. Como lo contó EL COLOMBIANO en noviembre del año pasado, la Organización No Gubernamental (ONG) venezolana Fundación Redes, señaló en ese entonces que el Eln es “apoyado por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), que le facilita el ingreso al país, además de armamento y la posibilidad de interactuar con las comunidades”.
El Gobierno Nacional, también desde el año pasado, ya había dado a conocer esto, sobre todo por los informes de inteligencia que le permitían confirmar esta situación. Incluso, el alto comisionado para la paz, Miguel Ceballos, había advertido que la “información sobre presencia del Eln en Venezuela es amplia, de vieja data, y tiene origen en Organizaciones No Gubernamentales y en la prensa independiente de ese país, que señalan a integrantes de esa guerrilla en actos de repartición en las CLAP (cajas de alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción). Hay evidencia en la prensa de presencia en la frontera y en otras zonas del territorio”.