Vanessa y Alejandro no ostentan solo un título académico profesional, sino dos, y además ambos los obtuvieron de manera casi simultánea. Vanessa, por ejemplo, tuvo dos grados con diferencia de una semana. Ellos asumieron el reto y el compromiso de adelantar los estudios de dos carreras de forma paralela.
Vanessa Galeano es economista de la Universidad de Antioquia y profesional de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, sede Medellín. Por su parte, Alejandro Otero es biólogo y microbiólogo de la Universidad de los Andes.
Esta es una tendencia que cada día cobra más fuerza y en la que las mismas universidades están trabajando para apoyar, e incluso motivar a sus alumnos a que asuman el estudio de dos carreras simultáneas.
Así por lo menos lo señala Alejandro de su experiencia en Los Andes. “La universidad facilita mucho que la gente haga dos carreras simultáneas, sean estas complementarias o no”.
Una visión que corrobora desde la mirada de la academia la decana de la facultad de educación de la Universidad San Buenaventura, Sandra Posada, al señalar que “varias universidades en la ciudad y en el país ya están posibilitando desde su normativa, sus procesos de flexibilización curricular, todo el acompañamiento en el proceso de formación de estos estudiantes”.
Historias
Vanessa comenzó primero con Economía, sin embargo hacia el tercer semestre sintió que la estructura de la carrera y su cuerpo teórico no respondía a todas sus preguntas y su visión era limitada, por eso cuando comenzó el cuarto semestre también inició su estudio en Ciencia Política.
En el caso de Alejandro, la decisión de hacer dos carreras se dio un año después de comenzar sus estudios de Biología. Tanto esta como la Microbiología comparten dentro de la estructura del pénsum algunas clases, y a Alejandro inicialmente la segunda no le atraía de manera particular pero, “luego de un año de estar expuesto a las dos carreras decidí que sí”, cuenta desde Ohio, en Estados Unidos, donde cursa sus estudios de doctorado.
Ambos coinciden en que una de las claves para sacar adelante el doble proceso es la planeación y organización.
Para Alejandro, se facilitaba un poco porque al compartir varias materias y estar en el mismo campus la disposición de tiempo era más flexible, aunque igual fueron muchos fines de semana enteros los que pasó en los laboratorios de la universidad o en trabajos de campo.
Por su parte Vanessa debía moverse entre dos espacios diferentes, con una distancia de un kilómetro entre uno y otro. Sus jornadas arrancaban a las 6 a.m y culminaban doce horas después, cuando no es que se extendían hasta las 8:00 o 9:00 de la noche.
Con semestres en los que llegó a completar 11 materias entre las dos carreras, el tiempo era un bien que Vanessa debía medir con mucha precisión para atender las responsabilidades de cada una.
También en ambos casos un factor que los ayudó a desarrollar los dos procesos simultáneos fue la complementariedad entre uno y otro programa académico, cuentan, aunque Alejandro piensa hoy que podría haber estudiado dos carreras en teoría opuestas para ampliar su visión. Le gustan igual las matemáticas.
Sacrificando varios fines de semana, reuniones familiares, actividades culturales, pero con una satisfacción por haber asumido el reto y sacarlo adelante, ambos profesionales dobles hoy se sienten satisfechos y avanzan en su formación y desarrollo profesional.