La desnutrición infantil en Colombia está disparada y las cifras son las más altas desde 2017, cuando empezaron a documentarse estos casos. Solo hasta agosto pasado, 13.549 niños fueron diagnosticados con esta condición entre los cero y los cinco años, según reveló un informe publicado este jueves por el Instituto Nacional de Salud (INS). Además, otros 197 han muerto por esa causa, de acuerdo con cifras de la Defensoría del Pueblo.
Aunque a nivel nacional el panorama es preocupante, hay regiones donde la problemática es aun más grave. De hecho, la Defensoría advirtió que más de la mitad de los fallecimientos infantiles asociados a desnutrición se han dado en cinco departamentos.
En La Guajira es donde más padres lloran a sus hijos por culpa de esta condición. Solo este año han fallecido 48, lo cual representa el 24 % de los casos: una de cada cuatro muertes ocurre en territorio guajiro. Le siguen Chocó (25 muertes), Bolívar (14), Cesar (13) y Vichada (9).
“Como sociedad debemos sentirnos avergonzados por seguir registrando, de manera recurrente, que los niños y niñas mueren porque no podemos garantizarles alimentación y nutrición adecuada”, dijo el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, durante una visita a La Guajira.
El INS también reveló que en lo que va del año al menos 3.506 niños han sido hospitalizados porque estaban desnutridos y requerían tratamiento. Uno de cada cuatro niños que fueron atendidos había sido diagnosticado con desnutrición severa, lo cual pone en más riesgo su desarrollo e incluso su vida.
A su vez se conoció que el 64,9 % de los casos correspondió a menores afiliados al régimen subsidiado de salud que cubre a los más pobres.
Para darle una perspectiva a las cifras, hay que compararlas con lo reportado en el país antes de que se esparciera el covid-19.
En agosto de 2017, por cada 10.000 niños de cero a cinco años se documentaban 16 menores desnutridos. En 2018 subió a 24, en 2019 a 28 y en lo que vamos de 2022 ya estamos encontrando 35 niños desnutridos por cada 10.000.
Las cifras de 2020 y 2021 son mucho más bajas, pero el propio INS pide no tomarlas en cuenta para hacer comparaciones porque durante esos años las autoridades sanitarias tuvieron dificultades para obtener datos de enfermedades que no fueran covid-19.
En todo caso, los datos que se están recogiendo sí muestran que hay un problema que viene en aumento.
Por eso, la Defensoría les está pidiendo a las EPS y a las autoridades sanitarias redoblar esfuerzos para garantizar que los niños y niñas puedan tener un desarrollo adecuado, sobre todo en sus primeros años de vida.
“Hemos hecho un llamado a las entidades aseguradoras de salud a fortalecer las estrategias, programas y acciones dirigidas a la atención oportuna de las mujeres gestantes, los niños y niñas durante sus primeros años de vida”, sostuvo Camargo.
El apoyo estatal debe llegar también a las madres, pues son ellas quienes alimentan directamente a los niños por medio de la lactancia materna.
¿Por qué hay tantos casos?
Las cuarentenas y la desaceleración económica producidas por el covid-9 jugaron un papel central en el deterioro de la seguridad alimentaria nacional. Todo está más caro y el desempleo que hubo durante los dos años de pandemia golpeó las economías de los hogares colombianos.
“La pandemia trajo un componente social grande”, explicó Erwin Hernández, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana. “La pobreza y la inequidad son dos de las condiciones más importantes para explicar la desnutrición”, advirtió.
Y sostuvo que en la academia estaban esperando que estas cifras aumentaran precisamente porque la crisis económica afectó con más fuerza a las comunidades más vulnerables.
A su vez, indicó que los esfuerzos del sector salud estuvieron volcados a evitar las muertes y los contagios provocados por el covid. A la larga, esto provocó que se descuidaran otros padecimientos.
“Tenemos una deuda grande en superar todos los condicionantes sociales que quedaron desprotegidos durante estos años”, concluyó. Según dijo, para algunas familias el hambre incluso resultó más peligrosa que el covid mismo.
Pese a que en marzo de este año el propio presidente Gustavo Petro puso en la mesa de discusión la lucha contra el hambre e incluso dijo que iba a establecer una “emergencia económica” para robustecer la seguridad alimentaria, este objetivo ha quedado relegado durante las primeras semanas de Gobierno.
Por lo pronto, no hay una política pública robusta para esta problemática y tampoco ha sido nombrada la dirección del Icbf. Aunque este diario consultó con el Ministerio de Salud cuáles medidas se están tomando al respecto, al cierre de esta edición aún no había recibido una respuesta.